Foto muestra a cientos de afganos huyendo en avión de EE.UU.
17 de agosto de 2021
Un C-17 cargó a 640 personas que escapaban de los talibanes. Muchos de los pasajeros se subieron a última hora por una rampa semiabierta. Viajaron sentados en el suelo afirmados a cuerdas.
Publicidad
Una sorprendente fotografía publicó el sitio web Defense One, dedicado a noticias militares. En ella se puede apreciar a una enorme cantidad de afganos sentados en el interior de un C-17 Globemaster III de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF). Según la publicación, se trata de 640 personas, muchas de las cuales subieron a empellones a la máquina, que realizaba un vuelo de rescate entre Kabul y una base de la USAF en Qatar.
Originalmente el vuelo, realizado el domingo 15 de agosto, no tenía previsto cargarse con tantas personas, toda vez que la capacidad máxima declarada de pasajeros de este Boeing es 134. Sin embargo, la masa de afganos aterrorizados por la llegada de los talibanes al poder empezó a hacer presión y a meterse al avión por su rampa semiabierta, de acuerdo con un funcionario de Defensa citado por la revista.
La tripulación, en lugar de intentar expulsarlos, decidió dejarlos entrar, hasta que no fue posible acoger a más. De esta forma, "aproximadamente 640 civiles afganos desembarcaron de la aeronave cuando llegó a destino", dijo el funcionario. Con todas estas personas a bordo, el C-17 estuvo cerca de romper el récord de la mayor cantidad de personas que han sido transportadas por una de estas máquinas, que fue diseñada para volar con cargas de hasta 77 toneladas.
Alemania evacua a siete personas
La fotografía se conoció poco después de que surgiera un audio de la tripulación donde estimaba que habían subido unas 800 personas a última hora. La fuente citada por Defense One asegura que la verdadera cifra es 640 y que el vuelo fue solo uno de los varios que pudo despegar de Kabul el domingo, y que existe la posibilidad de que otros hayan transportado incluso a más civiles afganos.
Un caso similar se vivió en 2013, cuando un C-17 evacuó a 670 personas desde Filipinas, tras el paso de un tifón. Como en esa oportunidad, los rescatados se sentaron en el piso de la bodega de la máquina, lo que se conoce como "carga en el suelo”, y se afirman a través de un sistema de correas que va de lado a lado de la nave.
La escena contrasta con el rescate realizado por el avión de transporte A400M de la Fuerza Aérea de Alemania, que salió de Kabul este martes con 7 personas a bordo. Un A400M puede transportar cargas de hasta 32 toneladas.
DZC (Defense One, Der Spiegel)
Los talibanes toman Afganistán, la gente huye del terror
Tras la retirada de las tropas de la OTAN, los talibanes fueron reconquistando cada vez más territorios en Afganistán. En especial los afganos que trabajaban para esas tropas temen por su vida y tratan de huir del país.
Imagen: Abdullah Sahil/AP/picture alliance
Entrada en Kabul
Un miembro de las fuerzas talibanes inspecciona un área situada fuera del aeropuerto internacional de Kabul, la capital afgana, tomada el 15 de agosto.
Imagen: REUTERS
Toma de Kandahar
Los combatientes talibanes festejan la conquista de Kandahar, la segunda mayor de Afganistán, sobre un vehículo de la Policía. Junto con diversas instituciones afganas, los talibanes también tomaron el control de la oficina de gobierno y de la sede local de la Policía.
Imagen: AFP via Getty Images
Pakistán abre la frontera
Muchos afganos se dieron a la huida ante la llegada de los talibanes a varias ciudades. Pakistán abrió su paso fronterizo para los afganos varados en esa zona. A finales de julio, el Gobierno pakistaní había anunciado que no estaba dispuesto a recibir a más refugiados. Pero eso ha cambiado ahora.
Imagen: Jafar Khan/dpa/picture alliance
Otra vez guerra civil en Afganistán
Era de prever, y los peores temores se hicieron realidad. Luego de la retirada de las tropas internacionales, la guerra civil entre los talibanes y las fuerzas afganas volvió a estallar en varios lugares de Afganistán. En todo el país se registraron combates, también con armas pesadas, como se ve en esta foto, en la capital de Kunduz, del mismo nombre.
Imagen: Abdullah Sahil/AP/picture alliance
Herat y Helmand, bajo control talibán
Además de Kandahar, también las provincias de Herat y Helmand, de importancia estratégica, cayeron bajo el dominio de los talibanes. El miedo aumentaba en la población a medida que los talibanes iban ganando terreno.
Imagen: AFP
Avance brutal de los talibanes
Las tropas de los talibanes fueron ganando terreno rápidamente y sin pausa, y las víctimas de sus ataques son, sobre todo, civiles. Como aquí, en Lashkar Gah, una ciudad al sur de Kabul. Un bombardeo aéreo destruyó el 8 de agosto un hospital y una escuela. La población civil es expulsada, o usada como escudo humano. Decenas resultan heridos y muchos mueren.
Imagen: Abdul khaliq/AP/picture alliance
El que puede, huye
La situación se agrava especialmente para los afganos que trabajaron con la OTAN, que temen ataques por venganza de los talibanes y tratan de llevar a lugar seguro a sus familias. Muchos empacaron lo más necesario y huyeron, a menudo, a través del frente de los enfrentamientos, como aquí, en las afueras de Herat.
Imagen: Hamed Sarfarazi/AP/picture alliance
La conquista de Kunduz
Los talibanes vencieron también en los combates en Kunduz, y ocuparon el despacho del gobernador y el cuartel de la Policía. Asimismo, destruyeron gran parte de la infraestructura de la ciudad, como se ve aquí, en una calle de negocios.
Imagen: Abdullah Sahil/AP/picture alliance
Símbolo del fracaso
En la ciudad de Kunduz, recapturada, ahora flamea la bandera talibán, todo un símbolo del fracaso de las tropas aliadas occidentales en Afganistán. La retirada de las tropas de la OTAN le abrió literalmente las puertas a los talibanes para la toma del poder. Ahora, cientos de miles de afganos se encuentran huyendo del terror.
Imagen: Abdullah Sahil/AP/picture alliance
Un futuro incierto para los afganos
Farzia, de 28 años, perdió a su esposo en los combates contra los talibanes en la ciudad de Baghlan, al este de Kunduz, y ahora vive provisoriamente con sus dos hijos pequeños, de cinco y dos años, en un campo de refugiados en el parque Share-e-Naw, en Kabul, la capital afgana. Para muchos afganos como ellos, el futuro es incierto.