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Ina Müller le canta a la celulitis

Cristina Papaleo24 de febrero de 2007

¿Hay una vida más allá de la celulitis, y existe el verdadero amor? Ina Müller parece decir que sí desde sus canciones, una mezcla de pop acústico y soul, nostalgiosa pero nada sentimental.

Ina Müller no le tiene miedo a la edad.Imagen: presse/Mathias Bothor

Una mujer en los cuarenta es eso: una mezcla extraña de sabiduría, optimismo y nostalgia por lo que pasó o ya nunca será. Ese parece ser el mensaje que nos canta Ina Müller desde su CD “Mujer de 40, sola” (Weiblich, ledig, 40), aparecido en octubre de 2006. En él deja hablar sin tapujos a la mujer madura, con experiencia en la vida y con los seres humanos, hace un autoanálisis de la “mejor etapa de la vida”, o sea, los cuarenta. Se confiesa y se ríe de sí misma y de los demás, tierna y a la vez provocante. Con letras inteligentes llenas de poesía, humor e ironía nos acerca una visión distinta del hombre y la mujer a través de los años.

Cantautora, escritora y comediante

Ina Müller nació en Köhlen, Baja Sajonia, en una familia de campesinos, y se hizo famosa en Alemania por el dúo de cabaret que formaba con la comediante Edda Schnittgard, “Queen Bee” (Abeja reina), disuelto en diciembre de 2005. Fue moderadora del canal alemán N3 y es autora también en el dialecto “Plattdeutsch”, del norte de Alemania. En 20001 se le otorgó el Premio Literario de la ciudad de Kappeln, Schleswig-Holstein.

Comediante, escritora y cantante en una.Imagen: presse/Mathias Bothor

Musicalmente hablando, “Mujer de 40, sola” es una mezcla de jazz y soul que no se excede en adornos, madura y sobria como las letras de la Müller. Junto con Hardy Kaiser (guitarra, mandolina) y su productor, Frank Ramond, Ina Müller creó las 13 canciones del CD. No falta el piano (Kai Fischer), y Werner Becker colorea con el acordeón el humor de ciertos temas.

Perlas de experiencia

En la canción "Si tuviese un perro" (Hätt ich'n Hund"), cuyo texto da título al CD la cantante, mujer de 40, sola, relata los pro y contra de vivir una vida sin ataduras, y desnuda el cliché de la vida light de los solteros sin compromisos. Los amigos la llaman para salir y divertirse, visitar vernissages y conciertos, y el problema es justamente que siempre tiene tiempo, y nunca puede decir que no. “No tengo hijos y ya no quiero tenerlos. No tengo marido al que cocinarle, ni un bebé al que alimentar. Si tuviera un perro, tendría una razón.” Para decir que no y quedarse en casa, por supuesto.

¿Cuánto valen las ventajas de un buen cuerpo, y cuánto dura el amor? “Bye, bye, Arschgeweih” ("Adiós, tatuaje en el trasero"), una mujer (¿ella misma?) se despide de su juventud y de su tatuaje, homenaje a un gran amor por el cual llegó a someter su personalidad y sus gustos. Pregunta, tomándole el pelo a la moda del pantalón por debajo de la cintura como fetiche al servicio del deseo masculino: ¿Cuán abajo puede caer un jean sin caerse del todo?” En “Mejor celulitis” ("Lieber Orangenhaut") nos deleita con una declaración, en solfa, se entiende, de amor a sí misma y a su edad, en la que jura preferir la piel de naranja a volver a tener 18 años y carecer de personalidad propia. Y nos deja el beneficio de la duda con un suspirado "Y sin embargo..."

El verano desde la perspectiva femenina

La cantante espera, con humor, que termine el verano ("Hoffentlich ist der Sommer bald vorbei"). Pero no para dejar de preocuparse por sus kilos demás, sino para que los hombres de Renania-Westfalia, afectos a usar sandalias cuando arrecia el calor, vuelvan por fin a cubrir sus pies. Pide por favor: “Que llegue el invierno y sea largo y frío, así podré recuperarme de tantos renanos en sandalias”.

¿Se disfruta más de la vida a los cuarenta?Imagen: picture-alliance/dpa

En cuanto a la búsqueda del hombre ideal, en "Dumm kickt gut“ ("Tonto pero bueno en la cama", trad. libre) la cantante se queja: “Estoy rodeada de intelectuales que pretenden ser lo que no son, y de metrosexuales que se torturan por ser hombres.” Y reclama: “¿Dónde están los hombres simples, esos de mentón pronunciado, un poco tontos, pero grandes y apuestos, poco inteligentes, pero buenos en la cama? ¿Es verdad que todos juegan al fútbol?”

Las canciones de Ina Müller son como piezas de un rompecabezas en el que la autora nos confronta con sus vivencias y, si se goza de una cierta edad, es posible identificarse con ellas.

Lo hace desde una perspectiva a través de la cual la vida ya no parece brindar un horizonte infinito, sino certezas y limitaciones, pero por eso mismo más claridad en cuanto a lo que se quiere y cómo se lo quiere. Ina Müller pone con sus letras y su música un poco de luz sobre ciertos clichés e idealizaciones femeninos y masculinos con respecto a la edad y las apariencias, quitándole el brillo superficial a los años juveniles, no exentos de errores, ingenuidad y soberbia. En su búsqueda de sí misma se deja ir y nos hace reflexionar musicalmente sobre nosotros mismos.

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