Inauguración de los JJOO en Tokio: el mensaje equivocado
Sarah Wiertz
23 de julio de 2021
Los Juegos Olímpicos se inauguraron con un año de demora. Pero la celebración mostró que el COI no aprendió nada de la pandemia y que perdió la ocasión de enviar una señal importante, opina Sarah Wiertz, desde Tokio.
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Los gritos de protesta en la calle se escuchaban desde los asientos del Estadio Olímpico de Tokio. "¡No queremos Juegos Olímpicos!”, gritaban los manifestantes desde los megáfonos. Incluso cuando las luces se encendieron en la arena y la música de la fiesta inaugural comenzó a resonar, todavía se oían las protestas.
Al marchar hacia el estadio, los atletas saludaron con bravura a un estadio vacío, en el que solo unos pocos periodistas y otros pocos funcionarios permanecían sentados y apenas aplaudían. No hubo júbilo, ni banderas, ni himnos. Solo una atmósfera surrealista.
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Estéril, distanciada y carente de emoción
El estadio recientemente construido ofrece lugar para unos 68.000 espectadores que, en realidad, deberían haber aclamado a las y los deportistas y haberles brindado una noche inolvidable. En lugar de eso, se reunieron allí solo poco más de una docena de jefes de Gobierno. En Río de Janeiro fueron todavía unos 40. Nosotros, los periodistas, éramos mayoría. Qué absurdo.
La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos se ha degradado en los últimos años hasta convertirse en un espectáculo inflado y artificial que está orquestado, principalmente, solo para espectadores de televisión. Sin fans en el estadio y con solo una mínima fracción de la cantidad planeada de deportistas, la inauguración, que quería dar la impresión de un espectáculo artístico, parecía aún más estéril, más distanciada y carente de emociones. El único rayo de luz: durante un minuto se pudieron ver en la pantalla fotografías de amigos, familiares y fans que seguían el show de manera virtual.
¿Dónde están los sentimientos? En el aparcamiento subterráneo
A todo esto, el lema de las ceremonias de apertura y clausura es "United by emotions", unidos por las emociones. Más conmovedores que las imágenes televisivas perfectamente escenificadas fueron los jóvenes risueños y nerviosos, con vestimenta amorosamente confeccionada, que esperaban antes de su aparición en el aparcamiento subterráneo, poco antes del espectáculo. Ellos son honestos y auténticos. Sin embargo, la audiencia no llega a ver esos momentos.
Los organizadores de los juegos en Tokio no tienen la culpa de la situación debida a la pandemia en general, ni tampoco, en especial, de la ceremonia de apertura. Sin embargo, no dieron una buena imagen: dos directores creativos y el compositor contratado para el evento fueron despedidos por mala conducta. El hecho de que partes de la música escuchada durante la celebración fuera enlatada, habla por sí solo.
Gatos que saludan en un show de estricto protocolo
Luego de años de duro entrenamiento, los deportistas se ganaron con creces las tres horas en el foco de atención, a pesar de que en la celebración parecían al saludar más bien gatos de la suerte, esos juguetes tan populares en Japón, en medio de un espectáculo altamente protocolizado, más que los protagonistas principales de un encuentro pacífico de jóvenes de todo el mundo.
A muchos los acompañaba la preocupación de contagiarse de COVID-19 poco antes del inicio del certamen deportivo internacional. También el hecho de que, a causa de las numerosas cancelaciones, estos no serán juegos justos, ni tampoco un encuentro de los mejores deportistas del mundo, hizo que la atmósfera fuera apenas alegre o relajada.
¿Quién escribe al final esta historia?
Con la apertura de los Juegos Olímpicos, el Comité Organizador Internacional y el equipo organizador de Tokio querían enviar al mundo un mensaje de ánimo en medio de la pandemia de coronavirus. Pero el mensaje que llegó fue otro: el espectáculo debe continuar, y como siempre, con el mismo procedimiento cada cuatro años.
En vista de la pandemia global, otro mensaje hubiera tenido más sentido: una celebración minimalista, dirigida a las y los atletas y dedicada al deporte.
Eso es lo que los atletas olímpicos pueden hacer ahora: con su voluntad de ganar y su espíritu de lucha, pueden encender el espíritu olímpico, y con sus logros, asegurarse de que sean ellos quienes escriban la historia de estos juegos, y no el COI. Ojalá tampoco la escriba el coronavirus ni únicamente los manifestantes.
(cp/ers)
Miraitowa, Waldi y sus amigos: las mascotas olímpicas
En los Juegos Olímpicos de Tokio, Miraitowa ha de traerles suerte a los atletas. Hace casi medio siglo, en Múnich, la tarea le correspondió al perrito Waldi. Una mirada a las mascotas olímpicas.
Imagen: kyodo/dpa/picture alliance
Tokio 2021: Miraitowa y Someity
Durante los Juegos Olímpicos de Tokio, del 23 de julio al 8 de agosto, Miraitowa y Someity (Paralímpicos) estarán presentes por doquier. Miraitowa significa "futuro" (mirai) y "eternidad" (towa). Las figuras, creadas por el artista Ryo Taniguchi, fueron elegidas por escolares japoneses y conjugan elementos futuristas con el tradicional estilo manga.
Imagen: picture-alliance/Kyodo/Maxppp
Múnich 1972: Waldi
Todo comenzó con un perrito salchicha: Waldi. El fue la primera mascota de los Juegos Olímpicos de verano, en 1972. Su creador fue Otl Aicher. El colorido perrito representaba resistencia, habilidad y tenacidad, que son algunos atributos importantes de cualquier atleta.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Weigel
Montreal 1976: Amik
Amik, un castor negro y voluminoso, no tiene precisamente un aspecto ágil. Pero la mascota de los Juegos Olímpicos de Montreal, en 1976, representaba para los canadiense el esfuerzo y el trabajo duro. Su nombre significa simplemente castor en Algonquin, una lengua de los pueblos originarios hablada en las regiones de Quebec y Ontario.
Imagen: Sven Simon/imago
Moscú 1980: Mischa
Rusia optó en 1980 por esta simpática mascota: el sonriente osito Mischa. El oso es el animal emblemático de Rusia. La mascota fue creada por el caricaturista e ilustrador de libros infantiles ruso Viktor Tschichikov, quien gracias a Mischa se hizo conocido a nivel internacional.
Imagen: Sven Simon/imago
Los Angeles 1984: Sam
Como el oso en Rusia, el ágila es el animal más representativo de Estados Unidos. El colaborador de Walt Disney Robert C. Moore creó esta figura, llamada Sam, con corbata y sombrero en los colores nacionales estadounidenses. Dado que hubo quienes consideraron que Sam precía más un pollo que un águila, algunos lo llamaron burlonamente "Sam, the chicken".
Imagen: Tony Duffy/Getty Images
Seúl 1988: Hodori
En los Juegos Olímpicos de Corea del Sur, el sonriente trigre Hodori fue el encargado de llevar suerte a los deportistas. Los tigres están profundamente arraigados en la cultura y la mitología coreana y representan hospitalidad y amabilidad. Hodori lleva en la cabeza un Sangmo, un típico sombrero coreano. El creador de la figura fue Kim Hyun.
Imagen: Sven Simon/imago
Barcelona 1992: Cobi
Las reacciones a Cobi fueron diversas. La mascota creada por Javier Mariscal debía recordar a un perro pastor catalán, pero el periódico alemán "TAZ" opinó que igualmente podía representar un cerdito. Es posible que el estilo haya dificultado la interpretación. La figura de Cobi fue concebida con alusiones al cubismo, en homenaje al pintor Pablo Picasso.
Imagen: Pressefoto Baumann/imago
Atlanta 1996: Izzy
En 1996, Izzy fue la primera mascota olímpica que no representaba a un animal típico del país. La creación de John Ryan era un ser ficticio. Su nombre se deriva de "Whatizit?", y muchos se preguntaban en efecto qué era eso. Izzy fue elegida como mascota por los escolares de Atlanta y llegó a ser un éxito de ventas.
Imagen: Michel Gangne/AFP/Getty Images
Sydney 2000: Olly, Syd y Millie
Tres figuras fueron mascotas en Sydney: Olly, Syd y Millie: una kookaburra, un ornitorrinco y un oso hormiguero, creados por Matthew Hatton. Todos estos animales son oriundos de Australia y representan los elementos, tierra, aire y agua. Se descartó a priori al canguro y al koala, para evitar los clichés.
Imagen: Arne Dedert/dpa/picture-alliance
Atenas 2004: Athena y Febo
Grecia hizo referencia con sus mascotas olímpicas a la Antgüedad. Athena y Febo aluden a los dioses griegos de la luz y la música. Las creaciones de Spyros Gogos recuerdan figuras de barro arcaicas.
Imagen: Alexander Hassenstein/Bongarts/Getty Image
Pekín 2008: Beibei, Jingjing, Huanhuan, Yingying y Nini
También en China hubo en 2008 varias mascotas: Beibei, el pez; Jingjing, el panda; Huanhuan, el fuego olímpico; Yingying, un antílope tibetano, y Nini, una golondrina. Llevaban los colores de los anillos olímpicos.
Imagen: Kazuhiro Nogi/AFP/Getty Images
Londres 2012: Wenlock y Mandeville
Wenlock y Madeville, mascotas de los paralímpicos, son figuras de fantasía. El ojo, una cámara, debía simbolizar el salto a la era digital. Fueron creados por la agencia londinense Iris.
Imagen: Julian Finney/Getty Images
Río 2016: Vinicius y Tom
Las mascotas olímpicas de Brasil representaban la fauna y la flora del país. Vinicius hace pensar en una mezcla entre simio y felino, mentras Tom, símbolo de los paralímpicos, aunaba varias plantas. Deben sus nombres a los autores de "La chica de Ipanema", canción que es todo un himno.