“Los pantalones deportivos son símbolo de derrota. Uno pierde el control sobre su vida y entonces, sale a la calle en pantalones deportivos”, dijo el diseñador de modas en 2012 durante un programa de entrevistas alemán. Dos años después, modelos de Chanel desfilaron en sus pantalones jogging, y al parecer no le importó, fiel a su lema: “No me interesan las tonterías que dije ayer”.

Karl Lagerfeld también encarnaba la inestabilidad del mundo de la moda. Las tendencias vienen y van, y ciertamente entre las modelos hay fluctuación en las pasarelas. O cómo diría Lagerfeld: “Cualquier persona que hoy se considera hermosa, mañana apenas será contratada para la limpieza”. El diseñador permaneció fiel a sus palabras y cambió con regularidad sus musas.

Lagerfeld nunca dijo cosas feas sobre su gato. Choupette era todo para él. El animalito viajaba por todo el mundo en el jet privado y comía comida gourmet. En 2013, sorprendió con una declaración de amor: “Nunca pensé que me enamoraría tanto de un gato”, dijo. “Si pudiese me casaría con Choupette”. ¿Eran emociones reales o una broma de marketing? Sea como fuere, llamó la atención de todos.

Se teñía el pelo de blanco, conducía un Rolls Royce, siempre usaba gafas negras de sol y guantes negros. Por la noche, el diseñador dormía supuestamente con un camisón largo de color blanco, en el que también le gustaba dibujar. Karl Lagerfeld definió así su estilo: “Estoy muy arraigado, pero no a la Tierra”, dijo sobre su estilo de vida. Algo fácil de creer.

Una vez exigió que el día tuviera 48 horas, porque 24 horas no eran suficientes para él. Lagerfeld era adicto al trabajo, e incluso con sus más de 80 años era activo como pocos. Además de las ocho colecciones para Chanel, presentaba cada año cuatro bajo para su propio sello y numerosas colaboraciones. Su lema: “No conozco el estrés, solo el estrás”.