Una delegación de líderes indígenas de la nación nasa llegó a Bruselas esta semana. Hablan de ecocidio y genocidio. Su pedido de auxilio se une a informes alarmantes. ¿Quién los escucha y qué se puede hacer desde Europa?
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"Nos están matando”, exclamó Samuel Tumbo, líder indígena nasa del departamento de Huila, al sur de la cordillera andina colombiana. En el ultimo año, los muertos pertenecientes a su pueblo ascienden a 43.
Según su testimonio, su nación indígena está atrapada entre las industrias mineras, el conflicto armado –que en su zona se ha acrecentado desde que comenzó el proceso de pacificación del país– y el aumento de cultivos ilícitos. En su opinión, su pueblo va camino al exterminio y sus tierras derecho al ecocidio. "Todos lo saben, pero el Estado colombiano se hace de oídos sordos”, afirma Tumbo.
"Hasta hace año y medio no teníamos sembradíos de marihuana en nuestra zona. Ahora está llena de ellos. A un familiar nuestro lo mataron la semana pasada porque se oponía a los cultivos ilícitos”, añade.
Por otro lado, no sorprende que las familias se dediquen –de manera voluntaria u obligados por grupos violentos– a este tipo de sembradíos. "Si por un kilo de marihuana pagan 35.000 pesos, por uno de papas pagan 800. Y no tenemos un sistema que garantice que nos vayan a comprar nuestra producción agrícola”, explica Tumbo.
En los pasillos europeos
La pequeña delegación que lidera Tumbo, la cual afirma no tiene afiliación ni financiación política alguna, tocó varias puertas en los pasillos de las instituciones europeas. Una de ellas, la de Ibán García del Blanco, eurodiputado español, miembro de la delegación para las relaciones con los países de la Comunidad Andina.
"Impresiona la odisea que han pasado antes de lograr tener una reunión aquí”, comenta a DW. "Desde el punto de vista humano, impresiona la crudeza de lo que transmiten”, agrega. Subrayando que puede haber matices, García del Blanco relaciona el relato con diversos informes sobre la situación en Colombia.
Informes no faltan
El informe de la plataforma Oidhaco (Oficina Internacional para los Derechos Humanos – Acción Colombia), presentado en septiembre de 2019, registra 507 asesinatos de líderes sociales entre la firma de los acuerdos en noviembre de 2016 y abril de 2019.
El nivel de impunidad es, según Oidhaco, del 90 por ciento. Los ataques violentos se incrementaron un 46,22 por ciento entre 2017 y 2018, según la organización Somos Defensores.
"De tener razón estos reportes, estamos ante una situación de emergencia absoluta que requiere acción inmediata”, comenta García del Blanco, a la vez que destaca que el gobierno actual heredó una situación altamente compleja.
La tragedia de los nasa es compartida por muchas otras de las 102 nacionalidades indígenas de Colombia. El 62,7 por ciento de ellas se encuentra en peligro de extinción cultural y física.
¿Las causas del exterminio?
Un 35 por ciento del riesgo se origina en factores asociados a intereses económicos y al conflicto armado, afirma Oidhaco. Las exportaciones de carbón, petróleo, oro y aceite de palma, que aumentaron considerablemente después de la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio con la UE, no pueden desvincularse de esta situación.
Este tipo de casos "son numerosos en Colombia y, por ende, la UE debería avisar de los riesgos existentes a sus inversores y ejercer un papel de control”, afirma Vicente Vallies en el informe "El Aprendiz del Embrujo”, publicado por la Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo; la Coordinación Colombia-Estados Unidos; la Alianza de Asociaciones Sociales y Afines; y Oidhaco.
"Es verdad que hay directivas europeas que prevén protección para los pueblos indígenas, así como hay cláusulas protectoras de los derechos humanos en los acuerdos comerciales”, admite García del Blanco. No obstante, "el tratamiento no está siendo el adecuado. Vamos a intentar incrementar el nivel de control y establecer ciertas condiciones para la colaboración”, agrega el eurodiputado leonés.
Con renovadas fuerzas y con un nuevo jefe de la diplomacia europea (Josep Borrell) que está implicado emocionalmente con esos países, la colaboración con Colombia y la exigencia al gobierno colombiano aumentará” para el período legislativo (2014-2019), prevé García del Blanco.
Como fuere, la situación de los nasa es acuciante. Las amenazas a su seguridad se multiplican. Y a la par que aseveran que ellos resistirán, piden en voz de Samuel Tumbo a quien los quiera oír: "Ayúdennos a que no nos maten”.
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La diversidad de los pueblos indígenas en América Latina
Según datos de UNICEF, en América Latina existen actualmente 522 pueblos indígenas. México, Bolivia, Guatemala Perú y Colombia aglutinan el 87% de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe.
Imagen: Christopher Pillitz
Amazonia, fuente de diversidad
Según el Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas en América Latina de UNICEF, la Amazonia es la región con mayor diversidad de pueblos indígenas (316 grupos), seguida por Mesoamérica, la cuenca del Orinoco, los Andes y la región del Chaco. Brasil (foto) es el país con más diversidad de pueblos indígenas con un total de 241. Colombia es el segundo con (83), seguido por México (67) y Perú (43).
Imagen: DW/T. Fischermann
Diversidad de pueblos y lenguas
Cinco pueblos agrupan varios millones de personas: Quechua (foto), Nahua, Aymara, Maya yucateco y Ki'che; y seis aglutinan entre medio y un millón de habitantes: Mapuche, Maya q'eqchí, Kaqchikel, Mam, Mixteco y Otomí. Cerca de una quinta parte de los pueblos indígenas perdió su idioma nativo en las últimas décadas. De 313 idiomas indígenas, el 76% es hablado por menos de 10.000 personas.
Imagen: picture-alliance/Robert Hardin
Cada vez más urbanos
Aunque más del 60% de la población indígena de Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Panamá todavía vive en zonas rurales, más del 40% de la de El Salvador, México y Perú reside en áreas urbanas. En Chile (foto) y Venezuela, la población que vive en ciudades supera el 60% del total. Éstos tienen 1,5 veces más acceso a electricidad y 1,7 veces más acceso a agua corriente que los de zonas rurales.
Imagen: Rosario Carmona
Conviviendo con la pobreza
Según un informe del Banco Mundial, la pobreza afecta al 43% de los hogares indígenas, más del doble de la proporción de no indígenas. El 24% de todos los hogares indígenas vive en condiciones de pobreza extrema, es decir 2,7 veces más que la proporción de hogares no indígenas. En 2011, en Guatemala, tres de cada cuatro habitantes de zonas con pobreza crónica pertenecían a un hogar indígena.
Imagen: picture-alliance/Demotix
Educación superior: un privilegio para muy pocos
El reporte del Banco Mundial 'Latinoamérica indígena en el siglo XXI' apunta que la finalización de estudios primarios entre indígenas urbanos es 1,6
veces mayor que entre los que habitan en zonas rurales, mientras que los que terminan la educación secundaria es 3,6 veces mayor y los que cursan estudios superiores es 7,7 veces mayor. El acceso a la universidad es un privilegio para muy pocos.
Imagen: Uskam Camey
Brecha digital: exclusión social
A pesar de la aparente familiaridad de este miembro de la tribu Kayapó (Brasil) con la tecnología, los miembros de pueblos indígenas no se han beneficiado de su masificación. Estos tienen cuatro veces menos acceso a internet que los no indígenas en Bolivia y seis veces menos acceso en Ecuador. Asimismo, los indígenas tienen la mitad de acceso a un computador que los no indígenas en Bolivia.
Imagen: AP
Implicados en la vida política
Los pueblos indígenas participan activamente en la vida política de sus comunidades, ya sea a través de parlamentos locales o nacionales, en los municipios o a nivel estatal. Sus líderes están involucrados en partidos políticos nacionales o han creado sus propios partidos. Así, existen partidos indígenas muy influyentes en Bolivia y Ecuador, pero también en Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Imagen: Reuters/J. L. Plata
Empoderamiento ciudadano
Con una población de más de 800.000 habitantes, principalmente de origen aymara (foto), El Alto (Bolivia), comenzó a organizarse en juntas vecinales. A través de éstas, exigieron tener acceso a sus propios recursos financieros y ejercer control sobre ellos. Las Juntas se crearon con el objetivo de que éstas planificaran, financiaran y construyeran infraestructura básica y proporcionaran servicios.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/BOLIVIAN INFORMATION AGENCY
Protección vulnerada
Cerca del 45% de cuenca del Amazonas está protegida en el marco de diversas formas legales. A pesar de que 15 de los 22 países de la región han ratificado el Convenio Nr. 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a menudo se vulnera el proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) que pretende garantizar su participación en cambios que pueden afectar su estilo de vida.
Imagen: Survival International
Indígenas en el punto de mira
Los representantes de pueblos indígenas son víctimas de criminalización y hostigamiento y suelen sufrir amenazas, violencia e incluso la muerte al posicionarse en contra de la instalación de grandes infraestructuras en su territorio. En la fotografía, miembros de las comunidades indígenas en contra del proyecto hidroeléctrico Las Cruces, ubicado en el río San Pedro Mezquital, en Nayarit (México).
Imagen: AIDA/C. Thompson
Minería: fuente de conflictos
La minería también es una amenaza para los pueblos indígenas y provoca migraciones y conflictos. Se calcula que una quinta parte de la cuenca amazónica tiene potencial minero: 1,6 millones de kilómetros cuadrados, 20% de los cuales están en tierras indígenas. La extracción ilegal de oro también se ha propagado en la región, provocando deforestación, contaminación de los ríos y violencia.
Imagen: Jorge Mario Ramírez López
Defendiendo el territorio
Los Munduruku (foto), que cuentan con una población de entre 12.000 y 15.000 personas que viven en la orilla del río Tapajós, en los estados de Pará, Amazonas y Mato Grosso (Brasil), sufren el peligro de ambas actividades. Durante tres siglos, han tratado de demarcar oficialmente su territorio, una área de 178.000 hectáreas amenazado por actividades de extracción y proyectos hidroeléctricos.
Imagen: DW/N. Pontes
Socios clave en la lucha contra el cambio climático
El reconocimiento y la protección de los territorios indígenas es una estrategia eficaz para prevenir la deforestación y combatir el cambio climático. Entre 2000 y 2012, la deforestación en la Amazonia brasileña fue de 0,6% dentro de los territorios indígenas protegidos legalmente, mientras que fuera llegó al 7%, lo que produjo 27 veces más emisiones de dióxido de carbono.
Imagen: Ádon Bicalho/IPAM
Los grandes desconocidos
Algunas comunidades indígenas siguen negándose a tener contacto con el mundo exterior y viven en áreas aisladas, usando lanzas y dardos envenenados para cazar monos y aves. Es el caso de los Waorani (foto) que viven en la selva amazónica, en Ecuador. En las últimas décadas, muchos de ellos han pasado de vivir como cazadores a asentarse en el Parque Nacional Yasuní.
Imagen: AP
Contacto mortal
Lamentablemente algunos de los que han sido contactados han sufrido las consecuencias. Los indígenas matsés o “mayorunas” que viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú, conocidos como “el pueblo del jaguar" (foto) fueron contactados por primera vez en 1969. A raíz de este encuentro muchos murieron por enfermedades como tuberculosis y hepatitis.