Indignación por la destrucción de histórico templo en Irak
21 de enero de 2016
Estado Islámico destruyó el monasterio cristiano de San Elías, cerca de la ciudad iraquí de Mosul. El hecho deja irreconocible los muros de un templo de cerca de 1.400 años de antigüedad.
Publicidad
Se trataba del templo cristiano más antiguo de Irak. Al parecer, su destrucción se produjo en 2014, pero es ahora cuando el hecho ha saltado a la luz. La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, no tuvo reparos en calificar el acto de “crimen de guerra”. Bokova cree que el hecho demuestra “el gran miedo que los extremistas tienen de la historia”, pues “cuanto mayor es el conocimiento del pasado, menos justificaciones encuentran sus acciones en el presente”.
Por su parte, Mark Toner, portavoz del Ministerio de Exteriores de EE.UU., condenó el hecho asegurando que “llevar a cabo estos hechos demuestra los enfermo de su ideología”. Federico Lombardi, portavoz del Vaticano consideró lo ocurrido como “muy triste y dramático”. Lombardi habla de una “destrucción sistemática” no solo de tesoros culturales, sino también “religiosos y espirituales”.
“Completa destrucción”
El monasterio fue erigido en el año 590 y durante largo tiempo fue el centro del cristianismo en la región. Desde 2003, sirvió como centro de repliegue para las tropas estadounidenses. Después, un clérigo descubrió el significado del lugar y comenzaron los trabajos de restauración.
En imágenes satelitales tomadas antes de la destrucción, se reconocen hasta 26 estancias diferentes del monasterio, entre ellas, una capilla. Así lo aseguró Stephen Wood, experto estadounidense en el análisis de este tipo de imágenes. Tras valorar las tomas realizadas después de la destrucción, Wood aseguró que han utilizado “bulldozer, artillería pesada y explosivos para convertir los muros de piedra del monasterio en un polvo blanquecino. Lo han destrozado completamente”.
MS (spiegel.de/ap/kna)
Así se vive bajo el dominio del Estado Islámico
Raqqa y otras ciudades están bajo el control de la milicia islamista. Allí imponen su régimen de terror.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
La bandera del terror
Allá, al fondo, se ve la bandera del terror. El Estado Islámico domina un tercio del territorio de Siria. En ese tercio, justo en el límite con Turquía, se encuentra Tel Abyad, que forma una sola ciudad junto a la localidad turca de Akcakale. Activistas aseguran que desde que el EI controla Tel Abyad, la frontera se encuentra cerrada.
Imagen: Reuters
Raqqa, la capital del EI
En Raqqa impera el negro: los edificios públicos tienen la bandera del EI, que es de ese color. Hasta los pasaportes emitidos por la guerrilla son oscuros. Las mujeres no pueden salir solas a la calle y siempre deben ir cubiertas por completo con vestimentas... negras. En los antiguos edificios públicos ahora operan los "ministerios" del EI.
Imagen: Reuters
Rezar o morir
Todos los días se hace un llamado a realizar plegarias. Entonces, los comerciantes deben cerrar sus tiendas y las personas deben salir de sus casas para ir a las mezquitas. De lo contrario, podrían ser detenidos y eso, bajo el dominio del EI, puede significar derechamente la muerte.
Imagen: Reuters
Todo es de Alá, todo es del EI
Pese a la aparente normalidad que podría deducirse al observar estas fotografías, la realidad es bien distinta. Los más jóvenes deben entrenarse en campos militares del EI, los comerciantes deben pagarles un tributo y si los combatientes quieren, pueden llegar a una casa, desalojarla y hacerla propia... Ellos dicen que todo es de Alá, entonces todo es de ellos.
Imagen: Reuters
Jugando con la guerra
Los niños de la foto cargan restos de basura y de un avión de la Fuerza Aérea de Siria abatido en las afueras de Raqqa el pasado 16 de septiembre. Fue la primera vez que los milicianos, usando armas antiaéreas, derribaron a una aeronave de las fuerzas de Bashar al Assad.
Imagen: Reuters
Beneficios para los combatientes
En las localidades controladas por el EI no se puede fumar, escuchar música ni vestir de forma poco recatada. CNN mostraba cómo un hombre increpaba a una mujer en Raqqa, porque podía ver sus facciones a través de su burka. Los combatientes, en cambio, disfrutan de privilegios: cobran un salario, pueden visitar bares y portar armas, imponiendo el terror. "Son una mafia", dice un residente.
Imagen: Reuters
Exhibición de músculo militar
En todas las ciudades conquistadas, los combatientes del EI realizan paradas militares para exhibir su músculo guerrero. Ahí abundan los fusiles de asalto y armas cortas, pero también se les ha visto vanagloriarse de tanques capturados a los Ejércitos de Siria e Irak, así como vehículos blindados e incluso misiles Scud robados de los arsenales iraquíes, país donde incluso han atacado usando cloro.