La erupción del volcán Semeru, el sábado 4 de diciembre de 2021, convirtió la aldea de Sumberwuluh, en el este de Java, en un paisaje lunar con cenizas. Calles y casas colapsaron, mucha gente perdió todo, y el Semeru volvió a estallar el lunes.

Las nubes de ceniza del volcán se elevan hasta doce kilómetros hacia la atmósfera. Ríos de lava ardiente han arrasado más de diez localidades a sus pies. Su grisura oscurece el cielo y tiende un tétrico manto sobre los pueblos circundantes. La luz del día se convierte en una especie de crepúsculo permanente.

La ceniza y un lodo espeso han enterrado casas y camiones como este. El trabajo de los rescatistas de la región se dificulta aún más por el colapso de carreteras y de un puente. Según la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB) de Indonesia, ni siquiera muchos vehículos con tracción a cuatro ruedas consiguen avanzar entre el lodo.

El volcán Semeru, de 3.700 metros de altura, es la montaña más alta de Java, la isla más poblada de Indonesia. Se encuentra en el Parque Nacional de Bromo Tengger Semeru y ha estado activo desde diciembre de 2020. En esta última erupción, al menos 34 personas murieron y 56 resultaron heridas, muchas con quemaduras, según las autoridades indonesias.

Un retrato familiar en una casa destruida en la aldea de Sumberwuluh ha sido despojado de la capa de ceniza del volcán. Según el servicio de protección civil BNPB, 17 personas seguían desaparecidas este martes 7 de diciembre. "Todavía espero que encuentren a mi hijo", dijo un aldeano a la agencia de noticias AFP: "Aún hay una pequeña posibilidad de que haya sobrevivido".

Estos utensilios de cocina aún sobre la mesa, cubiertos por una gruesa capa de ceniza volcánica, dan cuenta de que la erupción fue una sorpresa. Miles de personas tuvieron que abandonar sus hogares a toda prisa. Otros, ni siquiera tuvieron tiempo de huir: 15 empleados de una empresa minera fueron enterrados parcialmente en sus máquinas, solo un hombre pudo ser rescatado.

Según la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), más de 3.500 habitantes tuvieron que ser evacuados de la zona afectada por la actividad volcánica. Los canales de televisión locales han mostrado a personas desesperadas, como estos habitantes de Lumajang, huyendo de las venenosas nubes de humo. La mayoría, apenas con la ropa que llevan puesta.

Los residentes de Lumajang también intentan salvar a sus animales de la lava. Aquí, dos hombres liberan a una oveja de la masa de barro. Saben que salvar animales también puede ayudarlos a sobrevivir.

Las tareas de rescate, en las que participan perros de búsqueda, se han dificultado por las condiciones meteorológicas que azotan la región y las bolsas de aire caliente que emanan del Semeru. Los rescatistas intentan cavar en el barro para encontrar sobrevivientes y rescatar cuerpos, mientras las cenizas comienzan a endurecerse.

Miles de casas y edificios resultaron dañados, incluidas 38 escuelas, según datos provisionales del Centro de Asistencia Humanitaria para la gestión de desastres (AHA Centre), de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Las autoridades indonesias han cifrado además en 3.697 los desplazados "debido a los daños en sus hogares por los materiales volcánicos".

El volcán mantiene una actividad intermitente, con varias erupciones diarias de menor magnitud desde el fin de semana. Los servicios de emergencia han tenido que retirarse en algunos casos. Se ha establecido un radio de exclusión de 5 kilómetros en torno al cráter. Indonesia se encuentra en el Anillo de Fuego del Pacífico y tiene alrededor de 130 volcanes activos. (rml)