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Infantino y la FIFA: poca ética y mucho dinero en juego

17 de noviembre de 2022

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, será el único candidato a la presidencia en las próximas elecciones. Stefan Nestler cree que esto es el reflejo del estado de la asociación mundial de fútbol.

Gianni Infantino con un balón de fútbol.
El actual presidente de la FIFA, Gianni Infantino.Imagen: William West/AFP

Gianni Infantino continuará en el cargo. El suizo, de 52 años, puede estar seguro de su reelección como presidente de la FIFA y seguir con tranquilidad la controvertida Copa del Mundo en Qatar. El plazo para los candidatos de las próximas eleccionesa presidente ya finalizó, sin que nadie se le haya cruzado en su camino y pueda competir contra él en el Congreso de la Asociación Mundial de Fútbol, que se celebrará el 16 de marzo de 2023 en la capital de Ruanda, Kigali.

¿Quién se presentaría a candidato para un puesto así sabiendo a priori que la probabilidad de éxito es casi nula? A fines de octubre, las asociaciones de Asia, África, América del Sur y Oceanía respaldaron oficialmente y por unanimidad a Infantino, lo que le brindó una tranquilizadora mayoría, 121 de los 211 votos, independientemente de lo que decidan los representantes de Europa, América del Norte y Central y el Caribe.

Las críticas no son bienvenidas 

En realidad, es un insulto que nadie tenga la valentía de posicionarse abiertamente en contra del presidente de la FIFA y enfrentarse a él en las elecciones. Pero también esto dice mucho sobre la situación de dicha asociación. La FIFA se muestra al mundo como una organización democrática sin fines de lucro. Pero, en realidad, es una empresa comercial con fines de lucro, estrictamente administrada, y en la que las críticas no son bienvenidas.

Infantino lleva al frente de la FIFA desde 2016. Tras el gran escándalo de corrupción de su antecesor, Joseph Blatter, había prometido una "nueva era", en la que el fútbol iba a volver a acaparar toda la atención. ¿Menos comercio, más transparencia? Lo que ha sucedido después es justo todo lo contrario. Se despidió a los agentes indeseables de sus propias filas. En el Código Ético de la FIFA, en vigor desde 2018, ni siquiera aparece el término corrupción. En cambio, la FIFA ha introducido plazos de prescripción para faltas de tipo ético, lo que en realidad es una herramienta para disuadir a whistleblower  o denunciantes, que se enfrentarían a multas económicas y suspensiones.

Stefan Nestler, autor de la redacción de deportes.

Que el dólar siga rodando

Desde entonces, Infantino tiene poco que temer entre sus propias filas, a pesar de que la Justicia suiza le pisa los talones, entre otros motivos, por las reuniones secretas con el exfiscal federal suizo que investigaba a la FIFA entonces. Infantino niega todas las acusaciones.

La mayoría de los miembros de la FIFA parece no darle importancia al asunto. Lo que en verdad cuenta es que el dólar siga rodando, e Infantino, sin duda, lo consigue. Y no solo eso, sino que seduce a los miembros de la sociedad con la idea de obtener aún más dinero, por ejemplo, sugiriendo que los campeonatos mundiales se celebren cada dos años en el futuro. Después de una implacable resistencia desde Europa y Sudamérica, la iniciativa acabó -de momento-  encerrada en un cajón. Pero seguro que a Infantino se le ocurrirá otro plan rentable tras su reelección, porque así es como sigue funcionando la FIFA: si la billetera suena, el jefe es el correcto.  El fútbol es tan solo el medio para lograr ese fin.

(rmr/ms)