Infidelidad sexual: ¿las alemanas a la delantera?
6 de junio de 2008El resultado del estudio realizado bajo la dirección del psicólogo Ragnar Beer, de la Universidad de Gotinga, acaba de echar por tierra todos los mitos alimentados durante siglos por donjuanes y tenorios: no son los hombres los que más “engañan” a sus parejas. Por lo menos no en Alemania. O, más restrictivamente, no en el universo de personas que participaron en este sondeo, que al fin y al cabo no fueron pocas: 5934 hombres y mujeres, muchos de ellos casados o con parejas estables durante largo tiempo.
Más mujeres
El 55 de las mujeres reconoció haber engañado a su pareja por lo menos una vez. En el bando masculino, los que admiten tal comportamiento son un 49%. ¿El mundo al revés? No tanto, porque en lo que respecta a la cantidad de “aventuras sentimentales”, los varones recuperan la delantera: el 22% de los entrevistados dice haber traicionado a su esposa o novia en más de tres ocasiones, cosa que admite sólo un 15% de las mujeres.
Traicionar o engañar son en este terreno términos quizá poco apropiados e imprecisos. Habría que aclarar, por ejemplo, que en el caso de los hombres, el 80% de esas aventuras sentimentales implica sexo con otra mujer. Sólo un 20% se limita al intercambio de besos y caricias. ¿Cuán comprometidos están en estas lides los sentimientos? Poco, si se da crédito a las respuestas registradas en este estudio: un 80% de los infieles asegura amar a su pareja.
Peligroso tercer año
Consultado acerca de las causas más frecuentes de la infidelidad, el Dr. Beer -quien dirige un proyecto online sobre relaciones de pareja- menciona la insatisfacción sexual. Consultado por un periódico alemán, el psicólogo y psicoterapeuta hizo notar que “el sexo es esencial en una pareja. Cualquier hobby se puede compartir con otra persona, si a la pareja no le interesa, pero no así el sexo”.
Puede que las infidelidades en sí no tengan mucho que ver con los sentimientos, pero sus consecuencias sí: pérdida de confianza, rabia y hasta odio pueden ser el resultado. La infidelidad conyugal es la causa de la mitad de los divorcios. Y la mayoría de ellos no se produce al séptimo año de matrimonio, como dice el mito, sino al cuarto. Ragnar Beer no se sorprende, ya que, según sus investigaciones, el peligro de que uno de los cónyuges sea infiel, aumenta rápidamente a los tres años de haberse casado. Y, por lo visto, ese peligro sería algo mayor es mayor en el caso de la mujer, si se da crédito al estudio. La otra conclusión posible es que las mujeres, simplemente, fueron más honestas al responder a la encuesta.