El Informe Mundial de Riesgos de 2015 muestra la relación entre el hambre y las catástrofes. Varias organizaciones de ayuda indican dónde están las regiones más peligrosas.
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En agosto de 2014, algunos campamentos de refugiados del mundo no contaban ni con la mitad de lo necesario para el abastecimiento de alimentos. Este fue uno de los problemas que destacaron algunas organizaciones de ayuda a la hora de presentar el Infore Mundial de Riesgos 2015.
El abastecimiento en zonas en crisis y campamentos de refugiados es igualmente urgente que el abastecimiento en zonas de catástrofes, aclaraba Peter Mucke, director de la organización alemana Bündniss Entwicklung Hilft. Matemáticamente, no debería suponer ningún problema, puesto que hoy se producen más kilocalorías de alimentos por persona de lo necesario. El problema es la desigual distribución y las perdidas en la cosecha y el transporte.
El Informe Mundial de Riesgos se realiza desde hace 5 años por encargo de Bündniss Entwicklung Hilft, una asociación formada en la que participan otras como Brot für die Welt, Christoffel Blindenmission, Kindernothilfe, medico international, Misereor, Terre des Hommes o Welthungerhilfe.
Agricultura más eficiente
La mayoría de personas que pasa hambre habita en las regiones rurales. Por eso, el mensaje clave es hacer que las políticas para el desarrollo se entiendan en esas áreas, dice Martin Bröckelmann-Simon, de la organización Misereor. Los análisis de la Organización Mundial de la Alimentación (FAO) mostraron que las inversiones en la agricultura son cinco veces más eficientes para reducir el hambre y la pobreza que las que se hacen en otros sectores. “En el África subsahariana incluso once veces más eficientes”, continúa Bröckelmann-Simon. En las zonas donde hay comunidades de campesinos tienen claras ventajas tras una catástrofe para asegurar el abastecimiento.
Alimentación y catástrofes
Mientras en el informe del año pasado se analizaban los espacios urbanos, en esta edición los científicos mostraron la relación entre la seguridad alimentaria y el riesgo de catástrofes y la influencia que tienen entre sí. Si se produce un terremoto, erupciones volcánicas, sequías o inundaciones en un país sin un sistema de a abastecimiento estable, aumentará el riesgo de catástrofes. Incluso aunque la gente emigre por falta de seguridad alimentaria, también aumentan los riesgos de ser víctimas de una catástrofe, porque los que emigran suelen habitar nuevos asentamientos en las laderas de las montañas o en las orillas de los ríos. El informe habla sobre todo de grandes necesidades en cuanto seguridad alimentaria en Bangladés, Haití, Senegal, Zimbabwe y Chad.
Más riesgo en el mar y junto al mar
Según el índice, los científicos valoran el riesgo de catástrofes en 171 países teniendo en cuenta 28 indicadores, haciendo un análisis combinado de los peligros naturales y el entorno social. Por quinta vez consecutiva, la pequenia isla estado de Vanuatu está en la cabea de la lista, seguida de Tonga, Filipinas, Guatemala, Bangladés, Costa Rica y Camboya. Los quince países con más peligro son islas o están al lado del mar. Algunos literalmente con el agua al cuello, decía un científico refiriéndose al aumento del nivel del mar. Por su parte, Alemania se sitúa en el puesto número 146 de 171 paises en cuanto a riesgo.
Alternativas para la protección del clima
Las emisiones de gases invernadero aumentan sin cesar. Sin un giro radical que excluya los recursos fósiles, la catástrofe climática no podrá evitarse.
Imagen: Reuters
El enemigo número uno
En todo el mundo aumentan las emisiones de gases invernadero: unas 50.000 millones de toneladas son lanzadas a la atmósfera de nuestro planeta, el doble que en 1970. El enemigo número uno lo constituyen las energías fósiles, que producen un 70 por ciento del total de las emisiones. Pero aún hay alternativas.
Imagen: Reuters
La responsabilidad de los países ricos
En 2013, los responsables de las emisiones invernadero fueron, sobre todo, los países industrializados. Hoy también lo son Asia, Cercano Oriente y los países emergentes. Las emisiones invernadero llegan, en los países más pobres, a 1,5 toneladas por habitante y, en los países ricos, a 13 toneladas.
Imagen: pommes.fritz123/flickr cc-by-sa 2.0
Es necesario actuar
Desde 1880, la temperatura global ascendió en 0,9 grados, y la concentración de CO2 en la atmósfera es de 290 partes por millón (ppm). Si no se toman medidas, se espera un ascenso de más de 450 ppm hasta 2030 y un aumento de la temperatura de dos grados. Hasta 2100 podría elevarse incluso a seis grados.
Imagen: picture alliance/Bildagentur-online
Efectos devastadores para el ser humano
Las consecuencias del cambio climático son inimaginables para muchos. Algunos investigadores profetizan que el nivel del mar ascenderá hasta hacer desaparecer a islas y ciudades costeras, y que las inundaciones y el calor harán casi insoportable la vida en las ciudades.
Imagen: Reuters
Actuar rápidamente en varios niveles
Los científicos exigen que se tomen medidas inmediatas, como, por ejemplo, el abandono del carbón, del petróleo y del gas como recursos energéticos. Además, la energía debe ser usada de forma más eficiente. Además de reformas tecnológicas y estructurales, también se impone un cambio en lo referente al consumo.
Imagen: DW/G. Rueter
El carbón debe pasar a la historia
Las empresas abastecedoras de energía son las que más pueden aportar a la reducción de gases invernadero. Muy importante es, por ejemplo, dejar de usar el carbón como fuente de energía, ya que la combustión a carbón produce un 30 por ciento de las emisiones.
Imagen: picture-alliance/dpa
Protección del clima, pero confortable
Los edificios producen casi el 20 por ciento de los gases invernadero en el mundo. Los edificios inteligentes funcionan sin energías fósiles, tienen muy buena aislación y ahorran costos. La energía para la electricidad y la calefacción se obtiene a partir de la energía solar.
Imagen: Rolf Disch Solararchitektur
Innovaciones para el clima
Sin CO2 no sería posible el abastecimiento de energía. El viento, el agua y la energía solar son los recursos más económicos. Gracias al fomento y a la producción industrializada, las celdas solares son más baratas y dejan atrás a los hidrocarburos.
Imagen: BELECTRIC.com
Política activa en pro del clima
La clase política decide sobre el futuro de las próximas generaciones. La decisión de Japón de volver a la energía nuclear luego de Fukushima, es un ejemplo que preocupa. Para proteger al clima es necesario acabar con las subvenciones para las fósiles, cobrar por las emisiones de gases invernadero y fomentar la eficiencia en energías renovables.
Imagen: Frederico di Campo - Fotolia.com
Energía verde para limpiar la atmósfera
Las plantas y los árboles necesitan CO2 para desarrollarse. Una de las alternativas para la protección del clima es la forestación, que reduce la alta concentración de CO2 en la atmósfera.