Se trata del plebiscito más importante y el que más ha polarizado a la sociedad chilena desde aquel que en 1988 puso fin al régimen de Augusto Pinochet (1973-1990).
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La campaña política para el crucial plebiscito del 26 de abril en el que los chilenos decidirán si reemplazan la Constitución promulgada en 1980 durante la dictadura militar comenzó este miércoles (26.02.2020) entre llamados de las autoridades a los partidos a ser "austeros" y "respetuosos" con las opiniones contrarias.
Los partidos políticos, muy desprestigiados en la sociedad chilena, pueden desde este miércoles divulgar propaganda casa por casa, en la calle, en redes sociales, en la prensa escrita o en la radio, pero no en la televisión, donde los anuncios solo están permitidos un mes antes del referéndum.
El presidente del Servicio Electoral de Chile (Servel), Patricio Santamaría, pidió en rueda de prensa que la campaña sea "lo más austera posible" porque "más que el dinero, lo que importe son las ideas, la reflexión, el debate respetuoso, con amistad cívica".
"Tenemos la oportunidad histórica de resolver un tema tan relevante como contar o no con una nueva Constitución", agregó, tras mantener una reunión con el presidente Sebastián Piñera, que ha ordenado a sus ministros no posicionarse sobre el proceso y limitarse a alentar la participación, muy diezmada en las últimas elecciones presidenciales.
"Como cualquier familia chilena, estamos divididos entre el apruebo y el rechazo", reconoció en rueda de prensa Mario Desbordes, presidente de Renovación Nacional (PR), el partido de Piñera y donde los militantes tienen libertad de acción para hacer campaña por las dos opciones.
El plebiscito es la principal apuesta del mandatario para desactivar la grave crisis que vive el país desde octubre pasado, con una treintena de fallecidos y miles de heridos, además de episodios de violencia extrema y acusaciones contra las fuerzas de seguridad por violaciones a los derechos humanos.
Todos los sondeos apuntan a que arrasará la opción del "apruebo", pero sus defensores piden no confiarse y los expertos auguran que será una campaña muy crispada y polarizada. Según el último informe de la consultora Cadem, el 67 % de la población está a favor de una nueva Constitución, frente a un 27 % que se manifiesta en contra.
La oposición de centro-izquierda e izquierdas es partidaria en bloque del cambio constitucional, aunque no hará campaña de manera conjunta como sí lo hizo en 1988, algo que los expertos creen que podría restarle votos.
Los chilenos tendrán que decidir también en abril qué órgano sería el encargado de redactar el eventual nuevo texto: una asamblea formada solo por ciudadanos electos o integrada también por parlamentarios.
Si el plebiscito es aprobado, la elección de los constituyentes se realizará en octubre, coincidiendo con las elecciones regionales y municipales, y la nueva Constitución -que debe redactarse en un máximo de un año- se ratificará en otro plebiscito, este con voto obligatorio.
gs (efe, afp)
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Chile: la semana en que se desató la furia (octubre de 2019)
Las protestas por el alza del pasaje del Metro se convirtió rápidamente en una expresión de descontento popular que no ha logrado ser controlada, ni siquiera por intermedio de la presencia de militares.
Imagen: picture-alliance/AP Images/E. Felix
Todo partió con la evasión
Las manifestaciones contra el alza en el precio del boleto del Metro comenzaron el 14 de octubre y fueron convocadas por secundarios, que se coordinaron a través de las redes sociales. Cuando los entrevistaban, decían hacerlo por sus padres, que ya gastan mucho dinero en transporte. El llamado era a evadir el pago saltando las barreras en las estaciones del ferrocarril urbano de Santiago.
Imagen: Reuters/C. Vera
Vandalismo y enfrentamientos
La manifestación, originalmente pacífica, fue reprimida por la policía militarizada chilena, lo que generó malestar entre los jóvenes. La consigna "basta de abusos", sin embargo, comenzó a permear otras capas sociales en un país donde la desigualdad no ha podido ser eficientemente combatida en los últimos años. Comenzaron, así, los primeros enfrentamientos con la policía.
Imagen: Reuters/I. Alvarado
El caos se extiende
Las protestas se extendieron rápidamente por todo Santiago, y al comienzo tímidamente en otras regiones del país. También empezaron los saqueos a supermercados y la destrucción de bienes públicos y privados. Al mismo tiempo, la ciudadanía siguió expresando su malestar por el alto costo de la vida, bajos salarios, pensiones miserables y otros problemas a través de ensordecedores cacerolazos.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Reyes
La destrucción del Metro
Quizás las escenas más desoladoras para los santiaguinos, siempre orgullosos de su Metro, fueron las que mostraban la destrucción de casi un centenar de estaciones del tren urbano, las que fueron incendiadas y vandalizadas por hordas. Algunos ataques parecieron coordinados. A estas alturas, las fuerzas de seguridad se vieron superadas por la acción de inadaptados.
Imagen: AFP/J. Torrest
Militares a la calle
El viernes 18 de octubre, el presidente Sebastián Piñera decretó el estado de excepción y ordenó que las Fuerzas Armadas salieran a las calles para ayudar a restaurar el orden. Pronto los militares, ya a cargo de la seguridad, decretaron toque de queda en la capital y otras ciudades, pues las protestas, pero también los saqueos, se habían extendido a todo el país.
Imagen: picture-alliance/AP Images/AP Photo/E. Felix
Toque de queda y problemas
El toque de queda, una medida constitucional que no se utilizaba desde la dictadura de Augusto Pinochet, generó una serie de dificultades. El aeropuerto de Santiago se vio totalmente colapsado debido a que se suspendieron vuelos porque las tripulaciones no pudieron llegar a trabajar y muchos turistas quedaron varados en el terminal aéreo, sin recibir información ni tener acceso a alimentación.
Imagen: Imago-Images/Aton Chile/D. Yankovic
Medida ineficaz
A pesar del toque de queda y de la cada vez más dura represión, las protestas siguieron su curso, incluso una vez que imperaba la prohibición de salir de los hogares. Las fuerzas de seguridad seguían viendo con impotencia los saqueos, incendios de centros comerciales y siendo muchas veces desbordados por las masivas manifestaciones pacíficas, en las que -de todas formas- actuaban con dureza.
Imagen: imago images/Aton Chile/J. Torres
Numerosas denuncias de abusos
Los desmanes y la represión han dejando una veintena de muertos, casi 200 heridos a bala, más de 5.000 detenidos y daños, solo en el Metro, que superan los 300 millones de dólares. El Instituto de Derechos Humanos denunció que al menos cinco de las muertes fueron obra de la acción desmedida de las fuerzas de seguridad, y en un caso un militar fue detenido por haber disparado contra un ciudadano.
Imagen: Getty Images/AFP/M. Bernetti
Un paquete de medidas
El martes 22 de octubre en la noche, el presidente Piñera presentó un paquete de medidas con las que pretende calmar la furia ciudadana. Entre ellas está un aumento de la pensión básica y del salario mínimo, la reducción del sueldo de los parlamentarios y la creación de un seguro de salud para enfermedades catastróficas. El paquete surgió tras una reunión con partidos de gobierno y oposición.