Médicos venezolanos hablan con DW sobre el comienzo de la vacunación en su país, afectado por una grave crisis. Lo ven con buenos ojos, aunque lamentan que haya muy pocas dosis disponibles de la vacuna.
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Las vacunas del primer lote de 100.000 dosis de Sputnik V llegado a Venezuela ya están siendo aplicadas a personal sanitario y del gobierno. Varios de los 277 diputados que conforman la nueva Asamblea Nacional liderada por el oficialismo recibieron la vacuna de origen ruso contra el COVID-19. Asimismo, al menos 10% del personal médico venezolano ha sido inoculado para protegerse del coronavirus. Se excluye de esta primera vacunación a personas de la tercera edad. El plan de esta primera fase de vacunación solo alcanzará para proteger a menos del 0,5% de la población.
Aunque el fármaco se introdujo inicialmente con escepticismo y desconfianza debido al secretismo que rodeó los ensayos clínicos, en los últimos meses se ha impuesto como una efectiva alternativa en países latinoamericanos que han tocado las puertas de Rusia para recibir el prometedor compuesto. El Dr. Edgar Sotillo habló con DW sobre su experiencia al recibir la primera dosis de Sputnik V. Miembro del equipo médico del Hospital de Niños J.M. de los Ríos, se le notificó con 5 días de anticipación que recibiría la vacuna. "Como médico investigué muy bien la producción de la vacuna Sputnik V y nunca tuve dudas de su administración, por lo tanto estaba pendiente de su colocación", explica el Dr. Sotillo.
El Neurocirujano de 52 años detalló que le administraron la vacuna junto a otras 5 personas en su brazo no-dominante, "luego nos pasaron a una sala a esperar 5 minutos por si tenemos alguna reacción, después nos entregaron un carnet con nuestros datos, la fecha para recibir la próxima dosis y la instrucciones postvacunales; sugieren acetaminofen y mucha hidratación", cuenta el Dr. Sotillo. Aunque las primeras 24 horas experimentó "cefalea, artralgias y fiebre, luego estuvo todo normal", comenta. Y asegura que "la mejor opción es vacunarse, aunque es cierto es una vacuna nueva y aún no se saben todos los efectos; sin embargo, peor es no tener nada".
La Dra. María Graciela López, presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, también recibió la vacuna Sputnik V en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos. Su experiencia también fue positiva. Cuenta a DW que "los que conocemos de vacunología y de enfermedades infecciosas sabemos que este desarrollo tan rápido, que no ha sido de un año, sino de investigación de años, ya que ahora se aplicaron las técnicas que ya se estaban investigando, ha sido muy emocionante y satisfactorio". A pesar del reducido alcance que tiene este primer lote de vacunas, la Dra. López ve positivo el que se haya logrado administrar satisfactoriamente. "Es muy buen comienzo para Venezuela", explica la Dra. López, "sobre todo considerando la emergencia humanitaria compleja que vive nuestro país, el deterioro de la salud pública, y que hayamos podido tener la vacuna realmente es un gran logro".
Aunque la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI) considera insuficiente la cantidad de vacunas que se están administrando, su presidenta ve adecuada la asignación de los recursos. "100 mil dosis no alcanzan para todo el personal de salud, pero sí probablemente para el que está en la primera línea, que está más expuesto atendiendo a pacientes con COVID-19, por eso es importante que la vacuna sea dirigida a estos grupos de mayor riesgo", expresa la Dra. López. El Dr. Manuel Enrique Figueras opina en forma similar. Como vicepresidente de la SVI, considera que 100 mil dosis no es suficiente. "Si llegan 10 millones de dosis tampoco es suficiente, es necesario garantizar la vacunación a más del 70 a 80 por ciento de la población”, acotó.
Los tres galenos venezolanos consultados aseguran que las vacunas son la medida más eficaz para luchar contra el virus SARS-CoV-2, pero concuerdan en que "hay que seguir usando las medidas de protección para evitar la posibilidad de contagiarse mientras haya tantos casos en el mundo… al final sería muy egoísta pensar que estar vacunado se traduce en no cuidarse; el usar la mascarilla es un elemento empático y humanista que buscar proteger a los demás" reflexiona el Dr. Figueras. Sus palabras resuenan aún más al no tener la certeza de recibir más lotes de vacunas para inocular al menos a un 70% de la población venezolana. Aunque el comienzo haya sido bueno, la esperanza está puesta en que continúe. Por el momento, lo único que pueden hacer los trabajadores del sector sanitario es "animar a la población venezolana a la vacunación. Los venezolanos somos un pueblo pro vacuna, creemos en la ciencia y nos gusta la prevención de las enfermedades por vacunas", reflexiona la Dra. López.
Venezuela: un país desangrado
El 6 de diciembre se llevaron a cabo elecciones parlamentarias en Venezuela en medio de la peor crisis en años. Hambre y escasez caracterizan la vida cotidiana en el país. La necesidad se manifiesta de muchas formas.
Imagen: Jimmy Villalta/UIG/imago images
Neveras vacías
En 2018, la nación caribeña registró la inflación más alta en su historia: 65.374%, según el portal alemán Statista. En el mismo año, el Fondo Monetario Internacional incluso calculó la inflación en 1.370.000%. Debido a la falta de divisas, apenas se pueden importar bienes. Comprar en los supermercados es imposible para la mayoría de los venezolanos debido a los altos precios.
Imagen: Alvaro Fuente/ZUMA Press/imago images
Alimentando a los pobres en la ciudad de Valencia, estado Carabobo
Solo aquellos que traigan su propio plato o envase pueden comer algo. Incluso las organizaciones de ayuda humanitaria carecen de cubiertos desechables. El otrora rico país ha estado sufriendo una grave crisis de abastecimiento durante años. Hay escasez de todo: comida, medicinas y las cosas más básicas, como jabón y pañales.
Imagen: Juan Carlos Hernandez/ZUMA Wire/imago images
Los niños se mueren de hambre
En Caracas, los niños extienden desesperadamente los brazos cuando Caritas u otras organizaciones distribuyen alimentos. Muchos no han comido en días. El 96 por ciento de los hogares vive en la pobreza, 64 por ciento en pobreza extrema, según un estudio de la Universidad Católica Andrés Bello. La carne, el pescado, los huevos, las frutas y las vegetales solo se sirven en muy pocas familias.
Imagen: Roman Camacho/ZUMA Press/imago images
Sistema de salud al borde del colapso
El que lamentablemente tenga que ir a un centro de salud, como aquí en el Hospital San Juan de Dios de Caracas, tiene que pagar sus propios medicamentos y suministros como catéteres y jeringas. Más de un tercio de los 66.000 médicos con licencia ya abandonaron el país. El número de otros profesionales de la salud también se ha reducido, lo que ha llevado al sistema sanitario al borde del colapso.
Imagen: Dora Maier/Le Pictorium/imago images
Barro y madera como materiales gratuitos de construcción
Un niño juega en su casa de bahareque, un tipo de vivienda hecha de madera y barro cuya construcción se remonta a la época precolombina. Debido a la creciente pobreza extrema en las zonas rurales, estas estructuras se están volviendo más comunes nuevamente. Bajo estos techos no hay agua corriente ni electricidad.
Imagen: Jimmy Villalta/UIG/imago images
No hay electricidad en Venezuela
Los apagones permanentes paralizan regularmente el país. La oposición señala las inversiones demoradas, la corrupción y el mantenimiento inadecuado de los sistemas eléctricos como las razones. Por ello, el gobierno tomó medidas drásticas para ahorrar electricidad. Por un tiempo, los funcionarios públicos incluso redujeron su semana laboral a dos días hábiles para ahorrar energía. Sin éxito.
Imagen: Humberto Matheus/ZUMA Press/imago images
Viviendo en la calle
Cuando se va la luz, hace un calor insoportable en las casas si no se tiene un aire acondicionado que funcione. Entonces la gente traslada la vida a las calles, como aquí en Maracaibo. Por años ha habido cortes de energía no solo regionales en Venezuela, sino también nacionales. El presidente Nicolás Maduro asegura que sus oponentes hacen actos selectivos de sabotaje contra la infraestructura.
Imagen: Humberto Matheus/ZUMA Press/imago images
Escasez aguda de agua
En la parroquia Santa Rosa, en la ciudad de Valencia, el suministro de agua ha colapsado de forma tal que hasta la gente se baña y lava su ropa y otras cosas en charcos al costado de la carretera. Ya no hay agua potable.
Imagen: Elena Fernandez/ZUMA Wire/imago images
Luz y agua
En el río Guaire fluyen solo aguas residuales y productos químicos tóxicos. En Venezuela, el agua y la electricidad son delicadamente interdependientes: la falta de electricidad y mantenimiento agrietaron las paredes de los embalses del país y el nivel del agua bajó. Como resultado, se generó menos electricidad en las centrales hidroeléctricas y se produjeron apagones. Un círculo vicioso.
Imagen: Adrien Vautier/Le Pictorium/imago images
En busca de agua potable
En Guacara, en el estado Carabobo, una residente camina por las calles con recipientes de plástico en busca de agua potable. En algunos lugares de Venezuela solo hay unas pocas horas de agua corriente tres días a la semana. Por esta razón, muchas familias llenan rápidamente todas las botellas y frascos que encuentren para tener un poco de agua cuando la sequía vuelva.
Imagen: Juan Carlos Hernandez/ZUMA Wire/imago images
Aguas contaminadas
Los venezolanos nadan en petróleo, pero no de buena manera: en el lago de Maracaibo, los pescadores arrojan sus redes desde neumáticos viejos, a pesar de que el agua está contaminada con petróleo. Las costas también están afectadas. Debido a fugas en oleoductos y una avería en una refinería cerca de Puerto Cabello, en el noroeste del país, unos 20.000 barriles de crudo se derramaron al mar.
Imagen: Miguel Gutierrez/Agencia EFE/imago images
"El pueblo necesita gasolina"
En Guacara, en el estado Carabobo, la gente espera con sus automóviles enfrente de las estaciones de servicio por más de dos semanas para cargar gasolina. Venezuela tiene que importar petróleo de Irán porque sus propias plantas petroleras en ruinas apenas pueden producirlo. Hace 10 años, la tasa de producción era de unos 2,3 millones de barriles al día. Ahora es menos de la mitad.
Imagen: Juan Carlos Hernandez/ZUMA Wire/imago images
El suministro de energía colapsó
En Caracas, la gente espera en la calle con sus bombonas de gas vacías con la esperanza de que por fin puedan volver a llenarlas. Dado que las fuentes de energía y gasolina fallan repetidamente en Venezuela, la gente ha cambiado al gas. Pero este recurso también se ha vuelto escaso.
Imagen: Miguel Gutierrez/Agencia EFE/imago images
Las aureolas se desvanecieron
Los rostros de Hugo Chávez, Fidel Castro, Evo Morales y Rafael Correa miran desde la pared de una casa en Caracas hacia un basurero desbordado. Muchos venezolanos veneraron como santos a los líderes socialistas de Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador. En Venezuela, el "socialismo del siglo XXI" no ha cumplido su promesa de prosperidad para todos.