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Integración de inmigrantes: loas y latigazos

Mirra Banchón6 de noviembre de 2008

En la tercera Cumbre de Integración convocada por el Gobierno alemán se midió avances y se habló de ambiciosos objetivos. El Gobierno parece satisfecho con el balance, las organizaciones de inmigrantes no tanto.

La canciller Merkel, la subsecretaria de Integración, María Böhmer, y el ministro de Trabajo, Olaf ScholzImagen: AP

Para medir el efecto de las diversas medidas implantadas para fomentar la integración de los extranjeros, por invitación de la canciller alemana, Angela Merkel, se reunieron en Berlín 140 representantes del gobierno, de las regiones y de las organizaciones activas en el campo de la migración y los derechos de los migrantes. Se trataba de hacer un balance del Plan Nacional de Integración puesto en marcha hace apenas un año por el actual Gobierno.

Alemania cuenta con unos 15 millones de personas que tienen un origen extranjero, un trasfondo migratorio. Según el Gobierno alemán, si bien para ellos el último año ha traído avances, queda bastante por hacer. “Integración tiene que desembocar en la participación, en tomar parte activa y ampliamente en la sociedad. Trátese de los puestos de formación profesional, de las plazas universitarias o de cargos de responsabilidad en el campo político y civil; en todos ellos debe haber el mismo porcentaje en la población inmigrante que en la alemana. Los migrantes pertenecen a nuestra sociedad”, enfatizó la canciller. En una sociedad que hasta hace poco se negaba a ver a sus inmigrantes, esta aseveración podría ser calificada ya como avance.

Objetivos verificables

Para que no quede en buenas intenciones, la canciller propone objetivos cuantificables y verificables: Que en el 2012, todos los niños ingresen a la escuela, sabiendo hablar alemán es, por ejemplo, uno de los objetivos verificables. Hasta el momento, sólo en un 50 por ciento de los planteles preescolares se ofrecen programas para fomentar el aprendizaje del idioma del país. En el mismo plazo, la deserción escolar debe ser reducida a la mitad y el nivel de instrucción de los escolares extranjeros debe ser idéntico al de los alemanes.

Una mirada crítica: ¡siga leyendo!

Durante la rueda de prensaImagen: AP

Una mirada crítica

El balance que saca Mehmet Tanriverdi, presidente de la organización que aglutina varias asociaciones de Inmigrantes, no es tan bueno como el de la canciller: la integración no ha llegado a las esferas más bajas, asevera. El doble de jóvenes extranjeros acaba su escolaridad en las Hauptschulen, planteles de tercera clase a donde se destina a los de más bajo rendimiento; el nivel de desempleo entre los inmigrantes dobla el nivel de los alemanes.

Las escasas y malas ofertas para fomentar el aprendizaje del alemán entre la población extranjera adulta es otra de las fallas que se le imputan al Plan de Integración, pues apostar sólo por el futuro –los niños y los jóvenes- significa quitarle oportunidades a las familias. “No”, dice Armin Lachet, ministro de Integración de Renania del Norte-Westfalia, “si alguien ha trabajado aquí 30 o 40 años hablando mal el idioma, no se le puede exigir que aprenda alemán. Tenemos que apostar por las nuevas generaciones, y los fondos para ello han sido aumentados de 7 a 28 millones”.

No faltó la censura a la modificación en el proceso de nacionalización, el famoso test para ser alemán. Duramente criticado fue también el modelo de nacionalidad opcional: desde 1999, todo niño que nace en el país, de padres extranjeros con visa de residente, puede obtener la nacionalidad alemana –adicional a la de sus padres. Al alcanzar los 23 años tienen que haber optado por una sola.

La regulación para la reunificación familiar que exige la certificación de ingresos y no permite matrimonios con extranjeros o extranjeras menores de edad también fue duramente criticada. Sobre todo en la población turca, estas medidas son percibidas como discriminatorias. Kenan Kolat, dirigente de la Comunidad Turca, opina que para evitar los matrimonios a la fuerza –lo que aduce el Gobierno-, deberían simplemente penalizárlo. Impedir que los ciudadanos turcos se casen con menores de su país de origen es, en su opinión, un medio ineficaz.

"El aprendizaje no es un asunto del origen"Imagen: AP

“Aunque aún no hemos podido convencer al Gobierno, hemos avanzado un paso”, declaró Kolat, conciliador. Por el contrario, Claudia Roth, líder de Los Verdes, no ve ningún avance, pues “integración significa igualdad de oportunidades y este Plan de Integración está muy lejos de ello” asevera y concluye: “el Gobierno alemán celebra en esta cumbre su propio fracaso”.

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