La diseñadora berlinesa Karin Fröhlich participa en una tendencia internacional: A través de Internet organiza fiestas cuyos invitados intercambian su ropa usada. De esta forma tan amena, las mujeres con cierto gusto por la ropa pueden acceder de forma muy rentable a nuevas prendas. Intercambiar, en lugar de comprar, se lleva cada vez más entre la élite de la gran urbe.