Finlanda y el internet para todos
7 de julio de 2010Finlandia, país escandinavo, da vuelta una hoja en la historia digital y social. El 1 de julio se adoptó una ley para hacer del acceso al Internet un derecho inalienable de todos y cada uno de los cinco millones de habitantes de este tan poco poblado país.
Hace un año, Francia había anunciado que el acceso al Internet era un derecho humano, pero falló al definir cuán rápido debía ser este acceso; no llegaron a redactar la ley. ¿Qué representa el propósito que tiene ahora Finlandia para ese país y para el resto de la Unión Europea?
En Finlandia todo el mundo se conecta
En el pasado, las regiones más rurales y gélidas de Finlandia han contado con acceso limitado al resto del país, bastante menos con el resto del mundo. Ahora, el mundo no estará más que a un click de todos, pues su Gobierno asegura que cada habitante tendrá un acceso rápido al Internet por no más de 40 euros mensuales.
El punto es que en Finlandia casi el 96 por ciento de la población se encuentra ya conectada al Internet de una manera o de otra, así que esta mejora no es tan dramática como suena. Los finlandeses tienen la fama de estar altamente tecnologizados y de ser bastante modestos. “Esto es lo a que todos aspiran, lo único es que nosotros lo hemos anunciado primero”, dice Yrjo Lansipuro, un periodista finlandés especializado en tecnología.
Y tiene razón: éste es un objetivo de la UE, que se plantea en la Agenda Digital de la Comisión Europea con la ambición de que se vuelva realidad hasta el 2020. Christian Engstrom, miembro sueco del Parlamento Europeo, opina que el paso hacia una accesibilidad completa es uno muy grande.
La UE se lo ha planteado ya
“Es admitir que el Internet es parte importante de la sociedad, que no es sólo un juguete para los niños. Que es parte fundamental de la infraestructura. Esta señal, en mi opinión, es muy importante”, declara el político sueco, que fue el primero del Partido Pirata Sueco que encontró el camino hacia Bruselas y cuya plataforma política se enfoca a la libertad del Internet.
Engstrom espera que los Gobiernos, el suyo incluido, sigan el ejemplo finlandés, más temprano que tarde. Suecia, seguida de Gran Bretaña, Francia y España, se encuentra entre los países que han abogado mucho porque sus respectivas poblaciones entren a la red, pero en realidad han hecho poco porque en efecto suceda.
Proteger monopolios es hacerse daño
Según dice la European Competitive Telecom Association (ECTA), basándose en un estudio de marzo de este año, los gobiernos europeos se hacen daño a sí mismos no permitiendo que el mundo digital se expanda y vaya con mayor celeridad. De acuerdo a ese estudio, ECTA afirma que la difusión de la banda ancha en la Unión Europea procuraría 1,1 millones de plazas de trabajo y un incremento del producto interno bruto en unos 850 mil millones de euros para el año 2015.
Para lograrlo, así Ilsa Dodlovitch, directora de ECTA, los Gobiernos deben poner fin a sus monopolios estatales en los mercados de telecomunicaciones. Los países escandinavos, en su opinión, lideran una vez más el campo; Francia y Reino Unido, por su parte, han permitido una mayor competencia en sus mercados, ofreciendo a los usuarios una mayor capacidad de elección y precios más bajos.
Crasos ejemplos de países en donde lo anterior no ocurre son, así Dodlovitch, Bélgica y Alemania: “Es un objetivo importante que todo el mundo tenga acceso a la banda ancha, mucho más importante que proteger a campeones nacionales como la Deutsche Telekom. Esperamos sinceramente que el Gobierno alemán tome como ejemplo el éxito de la banda ancha en los países escandinavos y que se abra más en vez de dedicarse a proteger intereses nacionales”.
Con un 96 por ciento de la población on-line, es fácil decir que los países escandinavos lo han hecho bien; sin embargo, Lansipuro insiste en que es muy importante que al cuatro o cinco por ciento de la población que falta se le ofrezca la misma oportunidad. Pues, “¿qué sucede con aquellos que no están conectados? Dado que los servicios migran masivamente a la red, los que no están en ella corren el riesgo de ser marginalizados”, explica Lansipuro.
Pequeños call-shops (todavía) no tienen de qué preocuparse
Sentada en un pequeño cubículo de un call-shop, (un servicio de Internet-transferencia de dinero- telefonía internacional) de Bruselas, la usuaria Jacqueline Santos declara: “No puedes vivir sin Internet ahora si quieres estar informado”. En su opinión, si la UE regulara el ramo y hubiese acceso al Internet de banda ancha en cada uno de los hogares europeos, ella no tendría que estar ahí sentada, pagando un euro por hora. Pero, en realidad, no está muy convencida de que vaya a suceder; el dependiente del local, tampoco. El dependiente no cree que los planes de la UE vayan a representar, en un tiempo prudencial, una amenaza para la existencia de su pequeño local de comunicaciones.
Autor: Teri Schulz/Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas