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Internet, libertad y derechos humanos

16 de septiembre de 2012

En la Ciberconferencia celebrada en Berlín se discutió acaloradamente sobre el uso que los Estados y las empresas le dan a Internet para espiar a los ciudadanos. Preguntas recurrentes volvieron a quedar sin respuesta.

Imagen: Fotolia/Tyler Olson

A veces, un click o dos son suficientes para develar la identidad de un ciudadano cualquiera en Internet, desde su dirección electrónica hasta sus cualidades como comprador o vendedor de productos en plataformas comerciales. La exposición de Chris Böhmer en la II Ciberconferencia de Berlín demostró lo fácil que le resulta a muchas personas acosar “digitalmente” a otras. Pero el tema principal de ese encuentro estuvo dedicado a la red como instrumento de vigilancia a escala masiva.

Patrocinada por el Ministerio Alemán de Exteriores, la organización gubernamental Human Rights Watch y varios centros de investigación universitarios, la Ciberconferencia 2012 puso el foco sobre la manera en que los regímenes totalitarios utilizan Internet para neutralizar a sus opositores y controlar todos los aspectos de la vida nacional. El mercado de los programas de vigilancia atraviesa un auténtico boom desde que los Estados descubrieron las posibilidades que ofrece la red de redes.

Ese apogeo dificulta la labor de los activitas de derechos humanos y pone sus vidas en riesgo. “En las manos equivocadas, la tecnología de espionaje puede convertirse en un arma peligrosa”, comentaba Wenzel Michalski, de Human Rights Watch, acotando que la clase política alemana debería manejar estos programas como si de minas terrestres se tratara. Pero, ¿qué hacer? ¿Imponer un embargo general de cara a ciertos países? ¿Detener la producción de ese tipo de software?

Guido Westerwelle, ministro alemán de Exteriores, en la II Ciberconferencia de Berlín.Imagen: DW

Excesos en la red

Esas preguntas son difíciles de contestar; entre otras razones, porque los excesos cometidos con los programas en cuestión no ocurren solamente en países dominados por dictaduras. En nombre de la seguridad nacional y de la lucha contra el terrorismo, el impulso de vigilar la actuación de los ciudadanos en Internet ha sido justificado por numerosos políticos hasta en Estados con una institucionalidad democrática robusta, como Alemania. Y de los abusos cometidos online por las empresas privadas, ni hablar.

¿Cómo garantizar la libertad en Internet y proteger los derechos humanos simultáneamente? El ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, sugirió limitar la exportación de tecnologías de vigilancia hacia países regidos por tiranos y las organizaciones que defienden los derechos humanos recomendaron integrar a la economía a esa lucha. Los 120 asistentes clamaron por que los legisladores y las empresas creadoras de software se comprometieran a prever y evitar que un programa pueda ser utilizado con fines represivos.

¿Qué hacer frente al creciente monopolio en Internet de compañías como Google o Facebook? ¿Quién debe estar autorizado para almacenar qué información y por cuánto tiempo? Estas incógnitas fueron discutidas, pero no despejadas.

Autores: Monika Griebeler / Evan Romero-Castillo
Editora: Cristina Papaleo

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