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Interrogantes sobre un nuevo comienzo con Irán con Biden

23 de noviembre de 2020

Que un equipo de Biden y Rohani pueda lograr el tan citado nuevo comienzo entre Irán y EE.UU. depende de muchos factores imprevisibles, especialmente de la política iraní. Y, además, Trump todavía no se va.

Fahnen von USA und Iran
Imagen: Ohde/ Bildagentur-online/picture-alliance

Tan pronto como el presidente de Irán, Hassan Rohani, hizo una declaración cautelosa sobre el posible futuro de las relaciones con Estados Unidos, el sitio web conservador iraní "Jahannews" hizo circular algunas declaraciones del comandante de las Brigadas iraníes Al-Kuds, Ismail Ghaani. Según Ghaani, los políticos estadounidenses se caracterizan por su ignorancia, son cobardes y no dudan en revocar su propia firma frente al mundo: "Son incapaces de negociar".

De esta manera, el comandante de las tropas de élite iraníes para misiones en el extranjero dio a conocer indirectamente lo que esperaba de los planes de su presidente, es decir, poco o nada. Pocos días después de que la victoria electoral de Joe Biden fuera anunciada, Rohani había enviado una oferta cautelosa para hablar con la Casa Blanca.

Rohani dio la bienvenida a "un ambiente de relaciones e interacción más estrechas con todos los países amigos", en un discurso el 11 de noviembre. Allí se dirigió indirectamente al futuro inquilino de la Casa Blanca. "Podemos pasar lentamente de una posición de amenazas a una de oportunidades", mencionó Rohani. Así también sería posible que se levantaran las sanciones de EE.UU. impuestas a su país.

Joe Biden, presidente electo de EE. UU..Imagen: Drew Angerer/Getty Images

Necesidad urgente de conversar

Si los dos jefes de Estado quieren acercarse después de que Biden asuma el cargo, los estados europeos podrían brindarles un apoyo efectivo, cree Ellie Geranmayeh, del thinktank "Consejo Europeo de Relaciones Exteriores". Si las señales positivas se llegan a salvar en el momento crítico del cambio de gobierno en Washington, habría una buena posibilidad de restaurar el acuerdo nuclear rescindido unilateralmente por Trump en 2018, según Geranmayeh. Sin embargo, en la actualidad, Irán sigue negándose a proporcionar información completa sobre su programa nuclear. Este es el requisito previo para un nuevo comienzo.

Geranmayeh señala que no se trata solo de la fase de transición en Estados Unidos, sino también de la plena implementación del JCPOA, la abreviatura oficial del acuerdo nuclear de 2015. Esto también debe asegurarse antes de las elecciones presidenciales iraníes de junio de 2021. Porque es muy posible que el nuevo presidente surja de las filas de los conservadores de línea dura, que han tomado distancia o incluso optado por la confrontación con EE.UU..

Un acuerdo antes de esa fecha, agrega Geranmayeh, también sería positivo para un mayor desarrollo de las relaciones: "La reincorporación de Estados Unidos al acuerdo nuclear antes de junio de 2021 podría ayudar a estimular el impulso político en Irán a favor de una continuación de la diplomacia con Occidente". Rohani parece haber adoptado esta lógica. En su discurso, pidió que "los intereses nacionales no se sacrifiquen por la campaña electoral".

Hassan Rohani, presidente de Irán. Imagen: Irna

La línea dura de ambos lados

Sin embargo, este enfoque, promovido por Rohani y apoyado por el ministro de Relaciones Exteriores Mohamad Jawad Sarif, es controvertido en el ámbito político de Teherán. "Los conservadores también quieren que se levanten las sanciones, pero al mismo tiempo quieren presentar el mandato de ocho años de Rohani como tiempo perdido", asegura un análisis en el sitio web de "Al-Monitor". En otras palabras, los conservadores podrían tratar de forzar el levantamiento de las sanciones no a través de un acuerdo sino, por el contrario, a través de un enfrentamiento con EE.UU. o con sus aliados en la región.

Un entendimiento también podría verse en peligro debido a la línea dura que sigue imperando en la Casa Blanca. Según un informe del New York Times, Trump había preguntado sobre las "opciones" para atacar la mayor instalación nuclear de Irán, presumiblemente la de la ciudad de Natanz, en una reunión con sus principales asesores, entre ellos el secretario de Estado Mike Pompeo y el presidente del Estado Mayor Conjunto, el General Mark Milley. Aparentemente fueron capaces de disuadir a Trump de planear un ataque con misiles en territorio iraní, según la impresión dada por los participantes después de la reunión, informó el diario estadounidense. Sin embargo, es totalmente concebible, citaron las fuentes de NYT, que Trump continúe buscando formas y medios para atacar a los aliados de Irán y a las milicias iraníes.

El lazo con Irak

La forma en que las cosas podrían desarrollarse en caso de una continua escalada entre ambos países tuvo un anticipo a mediados de la semana pasada cuando las milicias iraquíes asociadas a Irán bombardearon la Zona Verde en Bagdad con varios misiles. Unos días antes, la milicia iraní Kataeb al-Hezbollah había publicado en Internet una foto de un gimnasio de la embajada de Estados Unidos en Bagdad, como indicación de que tenían ciertamente información relevante sobre otros objetivos.

Esto también puede entenderse como una advertencia: si Trump decide seguir adelante con los planes de atacar a Irán, los estadounidenses en Irak, como en otros países de Oriente Medio, tendrán que prepararse para una guerra entre guerrillas a varios niveles. En septiembre, Pompeo advirtió que Washington cerraría su embajada en Bagdad si era atacada.

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