El periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung apunta en su edición en línea que, desde su elección, jueces corruptos de Guatemala intentaron evitar la toma de posesión del nuevo presidente, infructuosamente:

"Bernardo Arévalo ha sido juramentado como presidente de Guatemala. La toma de posesión del sociólogo y exdiplomático, de 65 años, estuvo largo tiempo en la cuerda floja. También el domingo hubo tensiones en el Congreso, por lo que la investidura de Arévalo se retrasó hasta la madrugada del lunes. (…) En su discurso de investidura, Arévalo prometió, entre otras cosas, desmontar piedra por piedra el "muro de la corrupción”. Las tensiones políticas probablemente se mantengan en Guatemala tras el cambio de gobierno. Arévalo enfrentará en el Congreso la enconada resistencia del partido del ahora expresidente Alejandro Giammattei y sus aliados, a los que se acusa de tener vínculos con la ‘élite corrupta'”.

El apoyo indígena

El rotativo Tageszeitung (TAZ), de Berlín, plantea que el 14 de enero fue un día de esperanza para muchos guatemaltecos y destaca que Arévalo asumió con el cometido de combatir la omnipresente corrupción:

"Utilizaron todas las palancas para evitar que Arévalo asumiera el cargo. Pero la alianza informal, que dispone de los mejores contactos con el crimen organizado, no contó con la masiva resistencia de la población civil. (…) No solo la duración, sino también la participación de tantas personas, en su mayoría indígenas, en esta maratón de protestas, son algo nuevo en la historia de Guatemala. Nunca había estado tan presente la población indígena, nunca sus autoridades habían sido invitadas a las cámaras de comercio, embajadas y ministerios, y escuchadas. Eso tiene un motivo: los pueblos indígenas han comprendido que el modelo democrático, del que nunca se han beneficiado, es el que mejores perspectivas ofrece para plantear y hacer realidad sus demandas fundamentales.

"Eso es nuevo en Guatemala y tiene que ver con un lento pero sostenido aumento del nivel educativo en las estructuras indígenas. Algunos medios, a nivel comunal pero también nacional, como el portal en línea Prensa Comunitaria, y bufetes de abogados que defienden los intereses de los pueblos indígenas en Guatemala, son solo dos ejemplos destacados. Quizá no sea algo que abarque todo y la actual unidad no tiene que ser necesariamente de larga duración. Pero las autoridades indígenas, que llegaron cohesionadas a la capital para la investidura, han dejado en claro que se proponen respaldar sostenidamente al nuevo gobierno. Y eso también es algo nuevo en Guatemala, donde la sociedad civil fue sistemáticamente debilitada en los últimos años”.

Los obstáculos del nuevo gobierno

El diario suizo Neue Zürcher Zeitung recuerda que Arévalo anunció que pedirá la renuncia de la fiscal general María Consuelo Porras Argueta y vaticina que proseguirá la lucha interna de poder:

"La oposición tiene la mayoría de los 160 parlamentarios en el Congreso. El Movimiento Semilla, de Arévalo, está representado con 23. Probablemente será difícil llevar a cabo las prometidas reformas sociales y educacionales. El cumplimiento de las altas expectativas de la población también se verá dificultado por el creciente poder de organizaciones criminales, sobre todo las bandas de narcotráfico. En vista de la criminalidad, también crecen ya las tendencias autoritarias en los países vecinos, El Salvador y Honduras. Por otra parte, están las expectativas de Washington, de que una mejora de la situación económica y social en Guatemala mitigue el flujo de migrantes en dirección a Estados Unidos. Una señal positiva podría ser el amplio respaldo que Arévalo ha tenido en los pasados meses en la población”.

(ms)