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Irán desiste de enriquecer uranio

Emilia Rojas15 de noviembre de 2004

Tras arduas negociaciones con París, Berlín y Londres, Irán aceptó suspender el enriquecimiento de uranio aclarando, eso sí, que se trata de una decisión soberana que no conlleva compromiso alguno.

La planta nuclear iraní de Isfahan, a punto de quedar terminada.Imagen: AP

Según el gobierno alemán, el acuerdo aún no es definitivo. Una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores indicó, en Berlín, que aún quedan "detalles técnicos" que aclarar. Pero lo que se perfila es un triunfo para la diplomacia europea. Y también para la comunidad internacional en su conjunto, porque la decisión iraní de suspender el enriquecimiento de uranio demuestra que la vía de la negociación ha sido fructífera. Ciertamente, no fue fácil convencer a Teherán. Alemania, Francia y Gran Bretaña tuvieron que echar todo su peso político a la balanza, combinando la presión con la oferta de un programa de cooperación atractivo para Irán.

Un solo tabú

La aceptación de las demandas de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), enviada por escrito a Viena, confirma el resultado que ya se había adelantado extraoficialmente al término de las reuniones sostenidas a nivel de expertos hace una semana en París. Ciertamente, Teherán intenta demostrar que no se ha doblegado a los dictados extranjeros. Por eso subraya que ha optado libremente por suspender en forma indefinida su programa de enriquecimiento de uranio y las actividades relacionadas y que se trata sólo de una medida de buena voluntad, para convencer al mundo de sus intenciones pacíficas.

En la práctica sigue en pie el resto del programa nuclear iraní. Por ejemplo, continúan vigentes los planes de construir media docena de plantas atómicas en los próximos años. Pero en eso no habría problema, siempre y cuando no se rompa el tabú del uranio enriquecido, que pone en extremo nerviosos a diversos países, comenzando por Israel y Estados Unidos, que atribuyen desde hace tiempo a Teherán la intención de construir bombas atómicas. De respetarse esa condición, los iraníes podrían contar con ayuda europea también en el sector energético.

Perspectivas de cooperación

El acuerdo sería, en definitiva, sólo el primer capítulo de una cooperación mucho más amplia entre Irán y Europa. Eso es, al menos, lo que esperan Berlín, París y Londres, que han ofrecido proporcionar insumos para los reactores iraníes. La paleta de ofertas incluye también apoyar el ingreso de Irán a la Organización Mundial de Comercio y finalmente un generoso acuerdo comercial con la Unión Europea, supeditado, eso sí, a que haya acercamiento en asuntos como los derechos humanos, el terrorismo y el tema de Israel.

La estrategia diplomática de la UE apunta a sacar a Irán del “eje del mal” -según lo concibe el gobierno de Washington- y restablecer paulatinamente su imagen en la comunidad internacional. Ahora se ha logrado dar un primer paso, si bien la suspensión del enriquecimiento de uranio no tiene carácter definitivo. Lo determinante será que Estados Unidos respalde la política europea y contribuya a cimentar este logro que, por lo pronto, evitaría el enfrentamiento en la próxima conferencia de la AIEA y la derivación del problema al Consejo de Seguridad de la ONU.

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