Cinco horas duró el desencuentro. El presunto diálogo no solamente “culminó sin acuerdos”, como los consignan los despachos informativos. Al final, los representantes de Irán y de la Unión Europea dejaron evidencia de dos visiones totalmente opuestas y acaso irreconciliables cuando se trata de negociar acerca del programa nuclear del país asiático.

Al terminar la reunión celebrada en Londres, el español Javier Solana se manifestaba “decepcionado” mientras que, a su vez, el delegado iraní Said Yalili afirmaba que el acontecimiento había sido “positivo”.

Función estelar

Para Irán, el mayor evento fue el encuentro posterior de Yalili con la prensa. Ahí, el enviado del presidente Mahmud Ahmadineyad aprovechó el foro a fin de dejar en claro que su país “no renunciará a su programa nuclear, ni siquiera ante una eventual resolución del Consejo de Seguridad de la ONU” y un posible endurecimiento de sanciones.

En días anteriores, el mismo funcionario había dicho que llevaría “nuevas ideas” a la mesa de negociaciones de Londres. En cambio, su presentación ante la prensa internacional este viernes más bien pareció una demostración de fuerza que, en todo caso, no dejó lugar a dudas en cuanto a que Irán transita por el camino de la confrontación.

Por una parte, esto podría ser reacción del gobierno de Teherán a la Cumbre para el Cercano Oriente llevada a cabo en Annapolis, bajo la convocatoria del presidente de Estados Unidos. Por otra, Irán podría buscar el debilitamiento de la posición europea a un grado que hoy rozó la humillación.

Cita en París

Solana se reunirá este sábado en París con representantes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia y China; además de la diplomacia alemana.

Todo indica que, ante el fracaso del diálogo londinense, el comisionado europeo para las relaciones internacionales no llevará propuestas concretas a su encuentro con estos países. Se espera, pues, que ahora la mayor presión recaiga sobre Rusia y China a fin de que abandonen su rechazo a las sanciones contra Irán.

Ciertamente, las declaraciones del enviado iraní dejan poco margen de maniobra a gobiernos como el de Alemania, que ha guardado reservas frente a la posibilidad de aplicar sanciones contra Irán.

Alemania en un enredo

Para Alemania, el desencuentro de este viernes implica serios dilemas. Recientemente, la canciller Angela Merkel había solicitado a la comunidad internacional que no dejara solo a su país en los intentos por encontrar una solución por la vía diplomática.

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, ha pedido repetidamente que el diferendo se asuma con serenidad, y que cualquier fórmula sea cuidadosamente “calibrada”.

Una pregunta fundamental es, pues, si Alemania podrá sostener ad infinitum su posición. De persistir, las autoridades germanas se colocarían en medio del fuego cruzado entre quienes consideran incluso la posibilidad de un ataque contra Irán, y quienes apoyan a esta nación en contra del bloque occidental. La interrogante comenzará a despejarse este sábado en París.