Nada va bien en Irak. El pueblo está empobrecido y la clase política es completamente corrupta. Ahora los jóvenes se rebelan y podría haber un gran perdedor, opina Rainer Hermann, del "Frankfurter Allgemeine Zeitung".
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El orden político que la comunidad de Estados liderada por Estados Unidos instauró en Irak después de la caída del dictador Saddam Hussein en 2003 ha fracasado. La idea era utilizar el ejemplo de Líbano y distribuir cargos y privilegios entre todos los grupos confesionales y étnicos para establecer un equilibrio estable entre ellos. La esperanza era que así pudieran sanar las heridas que la dictadura de Saddam infligió a la gente.
La juventud se rebela y quiere naciones modernas
Probablemente no sea coincidencia que en estas semanas haya protestas contra este sistema en ambos países y que sobre todo los jóvenes pidan un orden completamente diferente. Tanto en Irak como en Líbano, los manifestantes quieren una nación moderna en la que todos los ciudadanos sean iguales y que no distinga entre religiones y grupos étnicos. Con ello no quieren nada más que lo que es evidente en el mundo occidental. También significa que un gobierno sea responsable ante sus ciudadanos y no saquee el Estado.
Hasta ahora, el sistema ha sido un boleto gratuito para que la clase política se enriquezca sin límites, mientras que casi la mitad de los iraquíes está sin trabajo en este país rico en petróleo y muchos viven en la línea de pobreza. Los manifestantes se rebelan ante esta cleptocracia y nepotismo, protestan por el alto desempleo y los miserables servicios públicos, y solo están dispuestos a retroceder cuando ocurran cambios. En el otoño de 2018, el gobierno también había prometido reformas para mitigar las protestas. No pasó nada.
La clase política siue sin estar dispuesta a realizar reformas reales. El viernes, el primer ministro Adel Abdel Mahdi anunció que renunciaría. Pero las fuerzas de seguridad continuaron disparando a los manifestantes. Siguiendo el ejemplo de Egipto, podría haber por lo tanto un show de reformas que solo traerán cambios cosméticos. Porque entonces los gobernantes podrían sostener que quien siga protestando está dirigido desde el extranjero, quiere la desintegración del Estado y, por lo tanto, debe ser procesado.
¿Está Irán perdiendo influencia?
El clero chiíta se encuentra también en una encrucijada. Porque la juventud ya no se ve representada por ayatolás como Alí Sistani. Por ello, los llamados de los clérigos a la unidad no surtirán efecto y el conflicto chiíta interno entre los dos países chiítas más grandes, Irán e Irak, aumentará. Entonces, la República Islámica de Irán enfrentará el peligro de convertirse en el mayor perdedor: si pierde su influencia en Irak, ya no será la potencia hegemónica regional que quiere ser.
(rrr/er)
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La violencia estalla en las protestas en Irak
El 1 de octubre de 2019, miles de manifestantes salieron a las calles de la capital iraquí, Bagdad, para protestar contra el gobierno. Las manifestaciones dejaron miles de heridos y decenas de muertos.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. al Mohammedaw
Protesta pacífica en Bagdad
El 1 de octubre, miles de manifestantes salieron a las calles de la capital iraquí, Bagdad, para protestar contra el gobierno. Sus demandas incluyen la reducción del desempleo, la prestación de mejores servicios y el fin de la corrupción. Las manifestaciones convergieron en la céntrica plaza Tahrir. Los manifestantes intentaron llegar a la zona que alberga embajadas y edificios gubernamentales.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. al Mohammedaw
Violenta represión policial
Las fuerzas de seguridad respondieron al intento de los manifestantes de ingresar a la Zona Verde bloqueando las carreteras y utilizando gases lacrimógenos, pistolas paralizantes y cañones de agua. Después de que los manifestantes se negaran a irse, las fuerzas abrieron fuego con balas de goma y balas de fuego real.
Imagen: picture-alliance/dpa/K. Mohammed
Llamadas de restricción
El asediado gobierno iraquí lleva en el poder desde octubre de 2018. Tras las protestas, aumentó la seguridad en Bagdad. El presidente iraquí, Barham Saleh (en la foto) instó a "moderación y respeto a la ley". El principal funcionario de la ONU en Irak también expresó "grave preocupación" por la situación.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/F. Belaid
Más protestas, más muertes
Las protestas continuaron el pasado miércoles 2 de octubre a pesar de la violencia. La Policía, preparada con vehículos blindados y equipo antidisturbios, respondió con más fuego vivo aquella jornada. Al final del día, siete personas fueron asesinadas, lo que elevó el recuento total de muertes durante los primeros dos días de octubre a nueve.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Mizban
Extensión de las protestas a otras ciudades
Las manifestaciones y disturbios también se han extendido desde Bagdad hasta el sur de Irak. En algunos lugares, los manifestantes incendiaron edificios. El primer ministro Adel Abdul-Mahdi culpó de la violencia a los "agresores" y convocó a una reunión de emergencia de seguridad nacional. Algunos políticos se unieron a él, mientras que otros condenaron la respuesta del gobierno.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Mizban
Más inestabilidad por delante
El gobierno emitió toque de queda en Bagdad y en tres ciudades del sur, ya que los enfrentamientos continuaron en todo el país, incluso en el aeropuerto fuera de la capital. A fines del 3 de octubre, al menos 25 personas habían sido asesinadas. La frontera entre Irak e Irán se cerró antes de una peregrinación religiosa a la ciudad iraquí de Karbala.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Mizban
Triste balance
A pesar del toque de queda impuesto por el Gobierno, los manifestantes salieron de igual forma a la calle. El sábado 5 de octubre las autoridades iraquíes dieron a conocer el número de muertos y heridos durante los últimos días de protestas. En total se contabilizan 93 muertos y 3.978 heridos. La cifra sigue subiendo y el mismo sábado se contabilizan otras cinco muertes, al menos.