Ocho soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) murieron en ese país en tres incidentes separados: según las informaciones disponibles hasta el momento, se trata de siete estadounidenses y un alemán. Esta ha sido una de las semanas más duras en lo que va de año para los hombres y mujeres estacionados por la OTAN en territorio afgano.

Un soldado alemán murió y otro resultó herido el 4 de mayo tras un ataque perpetrado por insurgentes en el norte del país, según se desprende de un informe del comando de intervención ante la comisión de defensa del Bundestag en Berlín. Esta es la primera víctima alemana en Afganistán en dos años. Cinco estadounidenses perdieron la vida el mismo día cuando una bomba estalló en la sureña provincia de Kandahar.

Otros dos soldados estadounidenses murieron cuando un miembro del Ejército nacional afgano volvió su arma contra ellos tras una disputa en la provincia occidental de Farah, informaron funcionarios afganos y de la OTAN. El soldado afgano fue abatido después por otros soldados estadounidenses, confirmó un funcionario local bajo condición de anonimato. Los talibanes asumieron la responsabilidad de este ataque y alegaron que el autor fue uno de sus infiltrados.

La violencia se ha intensificado en Afganistán, luego de que los talibanes llamaran al inicio de su ofensiva de primavera el pasado 28 de abril. Sumando las bajas producidas por los ataques del 4 de mayo y tres accidentes aéreos, 21 militares estadounidenses han perdido la vida en la última semana. Tres soldados británicos murieron el 30 de abril tras la explosión de una bomba en la provincia sureña de Helmand. las tropas extranjeras planean retirarse de Afganistán en 2014.

ERC ( dpa / Reuters )