Un partido de fútbol previsto entre Israel y Argentina fue cancelado tras fuertes protestas palestinas. Una nueva muestra de cómo un asunto político puede imponerse al deporte, dice Martin Muno.
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El último partido internacional de la selección israelí de fútbol en Jerusalén tuvo lugar el 9 de octubre de 2017. Israel perdió por 1 a 0 frente a España en un soso partido en el quedó desclasificado de la Copa Mundial. Es posible que esta derrota sea el último partido internacional en Jerusalén, por un buen tiempo.
El partido amistoso entre Israel y Argentina, programado para este sábado, fue cancelado. Los jugadores argentinos desistieron: frente a su campo de entrenamiento en Barcelona radicales palestinos gritaron consignas y mostraron camisetas del equipo argentino manchadas de rojo. Medios argentinos reportaron, además, supuestas amenazas personales contra Lionel Messi y su esposa.
¿Con qué intenciones se cambió la sede del partido?
Es comprensible que la selección argentina no quisiera jugar en esas condiciones, arriesgando la salud de sus estrellas poco antes del Mundial. Igualmente comprensible es la decepción de los aficionados del fútbol israelí, a quienes les hubiera encantado ver al vicecampeón mundial.
Lo que es menos comprensible es que el partido amistoso, que debía jugarse originalmente en Haifa, haya sido trasladado Jerusalén, al parecer por instigación de la ministra israelí de Deportes, Miri Regev, miembro del ala más derechista del partido Likud.
"Miri Regev quiso hacer política, en lugar de fútbol. Y obtuvo política. Pero el precio lo pagan los amantes del fútbol”, dijo certeramente un parlamentario de la Unión Sionista, Itzik Shmuli.
Trump, de nuevo la raíz de los problemas
Es evidente por qué el partido en otoño de 2017 se jugó sin incidentes importantes y el que estaba previsto para junio de 2018 se convierte en un impasse político. La causa del alboroto es la mudanza de la Embajada de EE. UU. de Tel Aviv a Jerusalén en mayo de este año.
Esta reubicación, promovida por el presidente Donald Trump, marcó un punto de inflexión en la política de Oriente Medio y es una renuncia de Estados Unidos al consenso occidental de trabajar en favor de una solución de dos Estados: Israel y Palestina. El día de la inauguración de la nueva sede murieron 50 palestinos en protestas y 2800 resultaron heridos.
Para la sociedad civil de Jerusalén, una ciudad multicultural y multirreligiosa, esto significa que cada evento importante va a ser cargado de política. Si bien es cierto que las amenazas de palestinos radicales deben ser condenadas, Shmuli tiene razón: el gobierno de Benjamín Netanyahu quiso política en lugar de fútbol, y eso fue lo que recibió a cambio.
Así, Tel Aviv tendrá que decidir si en el futuro quiere política en lugar de cultura. Asimismo tendrá que decidir si le apuesta a Trump, su unilateralismo y la confrontación con los palestinos a expensas del diálogo, la cooperación con la comunidad internacional, las negociaciones y un curso de equilibrio político.
El fútbol ha perdido, una vez más, la batalla con la política. Eso solo puede sorprender a quienes viven en un estado de enajenación.
Martin Muno (jov/er)
La historia de Jerusalén en imágenes
Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo y una de las más disputadas hasta el día de hoy. Judíos, musulmanes y cristianos la consideran una ciudad sagrada.
Imagen: Getty Images/AFP/T. Coex
Jerusalén, la ciudad de David
De acuerdo con el Antiguo Testamento, el rey David conquistó Jerusalén en torno al año 1000 a.C. Trasladó allí su sede de gobierno, convirtiendo a Jerusalén en la capital y centro religioso de su reino. Salomón, hijo de David, construyó según la Biblia el primer templo para Yahvé, el Dios de Israel, y Jerusalén pasó a ser el centro del judaísmo.
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS.com
Dominio persa
El rey babilonio Nabucodonosor II conquistó Jerusalén en el año 597 y en el 586 antes de Cristo, según la Biblia. Tomó prisionero al rey Joaquín y a la clase alta judía, los llevó a Babilonia y destruyó el templo. Más adelante, el rey persa Ciro conquistó a su vez Babilonia, tras lo cual autorizó a los hebreos a regresar a Jerusalén y reconstruir el templo.
Jerusalén cayó bajo dominio del Imperio Romano. Pero en la población se fue formando la resistencia y en el año 66 d.C. estalló la guerra judeo-romana. Terminó cuatro años más tarde con una victoria romana y la nueva destrucción del Templo de Jerusalén. Roma y Bizancio dominaron cerca de 600 años Palestina.
Imagen: Historical Picture Archive/COR
Conquista árabe
Por orden del califa Omar, en el año 637 Jerusalén fue sitiada y tomada. En la era de dominio musulmán que se inició entonces, la ciudad fue sitiada en múltiples ocasiones y cambió varias veces de gobernantes.
Imagen: Selva/Leemage
La época de las cruzadas
El mundo cristiano se sintió cada vez más amenazados por los selyúcidas musulmanes que dominaron a partir de 1070. El Papa Urbano II llamó finalmente a emprender una cruzada. En 200 años, los europeos llevaron a cabo cinco cruzadas para conquistar Jerusalén. Por momentos lo consiguieron. Pero en 1244 los cruzados perdieron definitivamente la ciudad, que volvió a caer en manos musulmanas.
Imagen: picture-alliance/akg-images
Otomanos y británicos
Tras la conquista otomana de Egipto y Arabia, Jerusalén se convirtió en 1535 en sede administrativa de un distrito otomano. Las primeras décadas de dominio turco brindaron a la ciudad un considerable auge. En 1917, con el triunfo de Gran Bretaña sobre las tropas turcas, Palestina quedó bajo control británico. Jerusalén pasó sin resistencia a manos británicas.
Imagen: Gemeinfrei
La ciudad dividida
Después de la II Guerra Mundial, los británicos entregaron su mandato sobre Palestina. La ONU se pronunció por una partición del territorio, para crear una patria para los sobrevivientes del Holocausto. Algunos Estados árabes emprendieron una guerra contra Israel y conquistaron parte de Jerusalén. Hasta 1967, la ciudad estuvo dividida en una parte occidental israelí, y una parte oriental jordana.
Imagen: Gemeinfrei
Jerusalén oriental vuelve a Israel
En 1967, Israel libra la Guerra de los Seis Días contra Egipto, Jordania y Siria. Conquista el Sinaí, la Franja de Gaza, la Cisjordania, los Altos del Golán y Jerusalén Oriental. Paracaidistas israelíes se abren paso hasta el casco antiguo y llegan al Muro de los Lamentos por primera vez desde 1949. Oficialmente Jerusalén Oriental no es anexada, sino integrada administrativamente.
Desde entonces, Israel no niega a los musulmanes el acceso a sus lugares sagrados. El Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas está bajo administración autónoma musulmana.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Gharabli
Pugna no resuelta
Jerusalén constituye hasta hoy un obstáculo en el camino hacia la paz entre israelíes y palestinos. En 1980, Israel declaró a la ciudad como su "capital eterna e indivisible". Jordania renunció en 1988 a sus pretenciones sobre la la Cisjordania y Jerusalén Oriental, en favor de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Los palestinos conciben a Jerusalén oriental como su capital.