Miles de efectivos de las fuerzas de seguridad israelíes han sido desplazados al norte de Cisjordania para participar en la evacuación de dos asentamientos judíos radicales, Jomesh y Sa-Nur. El Ejército israelí tiene la intención de terminar toda la evacuación en un sólo día, aunque no descarta una gran oposición por parte de los colonos ultra-extremistas que han tomado posiciones en casas y sinagogas, informa el diario Haáretz en su página de internet.

Los organismos israelíes de seguridad, que hoy concluyeron una evacuación rápida y casi de terciopelo en la franja de Gaza, no son igual de optimistas con respecto a los dos del norte de Cisjordania. El jefe de la Policía, Moshé Karadi, sostuvo que se ha previsto hasta el más extremo de los escenarios. Por su parte, el general Yair Navé, al mando de la Comandancia Central del Ejército, expresó su esperanza de que no abran fuego los más de 2.100 jóvenes nacionalistas atrincherados, en su mayoría procedentes de otras partes de Cisjordania. Agregó que el Ejército es consciente de que éstos han acumulado armas en las últimas semanas para hacer frente a la evacuación. El ejército mantendrá abiertas todas las líneas de comunicaciones con rabinos y otros dirigentes locales para evitar un derramamiento de sangre innecesario.

Estos últimos días los colonos e intrusos de Jomesh han hostigado al Ejército y, ayer, lanzaron un cóctel incendiario contra una excavadora cuando su conductor estaba conduciendo. También han esparcido púas en las carreteras de acceso a fin de pinchar las ruedas de los vehículos militares. Hoy, lunes, cinco jóvenes y una pareja con sus diez hijos abandonaron voluntariamente el asentamiento de Sa-Nur en previsión de una ola de violencia descontrolada.