La prensa latinoamericana analiza con marcado tono crítico la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Y, sobre todo, busca explicaciones para la medida.
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El editorial del periódico mexicano El Universal, plantea que el jefe de la Casa Blanca "pone la paz en riesgo” y opina que "la actitud estadounidense hacia Jerusalén es la que predomina desde que Trump llegó a la Casa Blanca: abandonar los acuerdos multilaterales y tomar la vía exclusiva de sus intereses. De esa forma renunció a los acuerdos de París para limitar el calentamiento global, a participar en la UNESCO y recientemente al Pacto Mundial sobre Migración(…) Cuando una persona al frente del país más poderoso privilegia intereses particulares por encima de los del mundo, las consecuencias pueden tener un alcance imprevisto. El resto de las naciones debe ser en estos momentos un contrapeso real a acciones que atentan contra la paz”.
En Uruguay, el periódico El País se pregunta en su Bitácora si beneficia a Israel que Trump traslade la embajada de Tel Aviv a Jerusalén. El autor de la columna considera que "si el traslado de la embajada fuese una forma de premiar algún anuncio de Benjamin Netanyahu a favor de los habitantes de Cisjordania o del avance decisivo hacia un acuerdo de paz con la Autoridad Palestina que preside Mahmud Abas, entonces la medida podría, al menos, no ser tan contraproducente como lo está siendo. Pero Trump actúa a cambio de nada. De ese modo, solo puede generar a Israel riesgos de nuevas intifadas y un mayor aislamiento internacional. También aumenta el riesgo de que diplomáticos y militares norteamericanos sean blancos de atentados en cualquier parte del planeta”.
El analista concluye que "Israel no gana nada con la demagogia de Trump, cuya intención es sumar apoyos en la comunidad judía de Estados Unidos a su errática y desprestigiada presidencia. Israel puede tener razones para pretender que el mundo reconozca a Jerusalén como su capital indivisible. Pero aún no ha creado la circunstancia para que eso ocurra, ni Trump es el instrumento adecuado para crearla”.
Los cristianos evangélicos
En el periódico argentino Clarín, Paula Lugones analiza el trasfondo de la decisión del jefe de la Casa Blanca y considera obvio que busca distraer la atención de temas graves temas internos que lo agobian, como el "Rusiagate”. Es a su juicio lo habitual, "pero hay algo más allá a lo que apunta Trump y es fundamental: el presidente busca mantener la energía de sus bases de cara a los comicios legislativos del año que viene. Con el anuncio del traslado de la embajada -algo que parece un conflicto lejano para un estadounidense medio-, el presidente ha brindado un gesto enorme a los cristianos evangélicos, un sector que fue fundamental para que el magnate llegara a la Casa Blanca y que necesita retener sí o sí en los próximos comicios donde se renueva buena parte de la cámara de representantes y senadores”.
"No llores por mí, Jerusalén”
Alejandro Tagliavini hace notar en una columna del rotativo colombiano El Tiempo que "en cualquier caso, el traslado demandaría no menos de tres años ya que hay alrededor de 1.000 personas en la embajada y llevará tiempo encontrar un lugar y construir una nueva sede. Con lo que al menos hasta las próximas elecciones presidenciales no se concretará físicamente… y luego veremos". La nota, titulada "No llores por mí, Jerusalén” plantea igualmente que "llama la atención que esa embajada tenga 1.000 empleados, son muchos sueldos que pagan los contribuyentes, y qué poco sentido tiene sobre todo hoy cuando, vía internet, es posible hasta tener reuniones virtuales. ¿Qué sentido tienen entonces las embajadas? Pues irritar a todos”.
La historia de Jerusalén en imágenes
Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo y una de las más disputadas hasta el día de hoy. Judíos, musulmanes y cristianos la consideran una ciudad sagrada.
Imagen: Getty Images/AFP/T. Coex
Jerusalén, la ciudad de David
De acuerdo con el Antiguo Testamento, el rey David conquistó Jerusalén en torno al año 1000 a.C. Trasladó allí su sede de gobierno, convirtiendo a Jerusalén en la capital y centro religioso de su reino. Salomón, hijo de David, construyó según la Biblia el primer templo para Yahvé, el Dios de Israel, y Jerusalén pasó a ser el centro del judaísmo.
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS.com
Dominio persa
El rey babilonio Nabucodonosor II conquistó Jerusalén en el año 597 y en el 586 antes de Cristo, según la Biblia. Tomó prisionero al rey Joaquín y a la clase alta judía, los llevó a Babilonia y destruyó el templo. Más adelante, el rey persa Ciro conquistó a su vez Babilonia, tras lo cual autorizó a los hebreos a regresar a Jerusalén y reconstruir el templo.
Jerusalén cayó bajo dominio del Imperio Romano. Pero en la población se fue formando la resistencia y en el año 66 d.C. estalló la guerra judeo-romana. Terminó cuatro años más tarde con una victoria romana y la nueva destrucción del Templo de Jerusalén. Roma y Bizancio dominaron cerca de 600 años Palestina.
Imagen: Historical Picture Archive/COR
Conquista árabe
Por orden del califa Omar, en el año 637 Jerusalén fue sitiada y tomada. En la era de dominio musulmán que se inició entonces, la ciudad fue sitiada en múltiples ocasiones y cambió varias veces de gobernantes.
Imagen: Selva/Leemage
La época de las cruzadas
El mundo cristiano se sintió cada vez más amenazados por los selyúcidas musulmanes que dominaron a partir de 1070. El Papa Urbano II llamó finalmente a emprender una cruzada. En 200 años, los europeos llevaron a cabo cinco cruzadas para conquistar Jerusalén. Por momentos lo consiguieron. Pero en 1244 los cruzados perdieron definitivamente la ciudad, que volvió a caer en manos musulmanas.
Imagen: picture-alliance/akg-images
Otomanos y británicos
Tras la conquista otomana de Egipto y Arabia, Jerusalén se convirtió en 1535 en sede administrativa de un distrito otomano. Las primeras décadas de dominio turco brindaron a la ciudad un considerable auge. En 1917, con el triunfo de Gran Bretaña sobre las tropas turcas, Palestina quedó bajo control británico. Jerusalén pasó sin resistencia a manos británicas.
Imagen: Gemeinfrei
La ciudad dividida
Después de la II Guerra Mundial, los británicos entregaron su mandato sobre Palestina. La ONU se pronunció por una partición del territorio, para crear una patria para los sobrevivientes del Holocausto. Algunos Estados árabes emprendieron una guerra contra Israel y conquistaron parte de Jerusalén. Hasta 1967, la ciudad estuvo dividida en una parte occidental israelí, y una parte oriental jordana.
Imagen: Gemeinfrei
Jerusalén oriental vuelve a Israel
En 1967, Israel libra la Guerra de los Seis Días contra Egipto, Jordania y Siria. Conquista el Sinaí, la Franja de Gaza, la Cisjordania, los Altos del Golán y Jerusalén Oriental. Paracaidistas israelíes se abren paso hasta el casco antiguo y llegan al Muro de los Lamentos por primera vez desde 1949. Oficialmente Jerusalén Oriental no es anexada, sino integrada administrativamente.
Desde entonces, Israel no niega a los musulmanes el acceso a sus lugares sagrados. El Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas está bajo administración autónoma musulmana.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Gharabli
Pugna no resuelta
Jerusalén constituye hasta hoy un obstáculo en el camino hacia la paz entre israelíes y palestinos. En 1980, Israel declaró a la ciudad como su "capital eterna e indivisible". Jordania renunció en 1988 a sus pretenciones sobre la la Cisjordania y Jerusalén Oriental, en favor de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Los palestinos conciben a Jerusalén oriental como su capital.