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Italia se llevó la Copa Alemania 2006, la afición el triunfo

Daniel Martínez9 de julio de 2006

En el estadio olímpico de Berlín Italia se alzó con el título del Mundial de Alemania 2006 aunque tras un mes de fútbol los aficionados fueron los verdaderos ganadores.

La selección italiana celebra con la Copa en las manos.Imagen: AP


La capital alemana, donde se cerró el Mundial, simbolizó el sentido de una fiesta en la cual en torno al fútbol se reunieron diferentes naciones y culturas para apoyar a sus selecciones y celebrar amistosamente con sus anfitriones.

Un solo pueblo

A lo largo de la Avenida 17 de Junio en Berlín se reunieron cientos de miles de aficionados para despedir conjuntamente el Mundial. Las rivalidades futbolísticas quedaron a un lado dándole paso a un júbilo colectivo en donde el lema de Alemania 2006 “el mundo entre amigos” se hizo realidad.

Los brasileros se abrazaron con los franceses olvidando que fueron ellos quienes los eliminaron de la Copa del Mundo. Iguales escenas se observaron durante el último día del torneo entre argentinos, suecos, alemanes, italianos, ecuatorianos e ingleses.

Fabio Cannavaro, el capitán italiano.Imagen: AP

Incluso naciones que no participaron como Dinamarca, Escocia, Colombia o Perú dejaron sentir su presencia porque, según dijo uno de los hinchas consultados por DW-WORLD, “el fútbol es de todos”.

¡Gracias Alemania!

“Esta ha sido para mi una experiencia inolvidable, yo nunca creí que los alemanes fueran tan buena onda y tan simpáticos” le contó a DW-WORLD Claudia Ariaga, una joven estudiante española que por primera vez visitaba el país anfitrión del Mundial.

El mismo sentimiento era compartido por los visitantes provenientes de diferentes países cuando al terminar el Mundial al lado del nombre del equipo ganador también coreaban “Alemania, Alemania” acompañando a sus huéspedes.

Virtudes desconocidas

Italia celebra el 5 a 3 contra Francia.Imagen: AP

Y es que la Alemania que le dio la cara al mundo con motivo de esta fiesta del fútbol fue una Alemania distinta, una que en el exterior no se conocía, una Alemania fresca, abierta, simpática, amistosa y extrovertida. Virtudes que llegaron para quedarse.

En el país organizador del Mundial el fútbol sólo fue una excelente excusa para armar una bellísima fiesta. En las canchas se apreció un fútbol de altísimo nivel, pero el verdadero Mundial se vivió en las calles, a donde Alemania logró trasladar las emociones de un evento de esta magnitud.

Así como ayer los alemanes despidieron su fiesta en Stuttgart al lograr el tercer puesto, Berlín coronó como campeón a Italia celebrando en sus calles la unidad de los pueblos. Gracias Alemania por un inolvidable Mundial.

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