Los alemanes concibieron la palabra Fernweh para dar nombre al impulso que los embarga con relativa frecuencia a recorrer el mundo; no por nada son percibidos como los europeos que más viajan. Y, según los expertos en la materia, todo apunta a que los alemanes romperán nuevos récords de turismo en 2011.

Una industria optimista

“Vamos a superar casi todas las marcas obtenidas en 2008, que fue un año muy bueno para la industria”, pronosticó este 8 de marzo el presidente de la Federación Alemana de Turismo, Klaus Laepple, durante la conferencia de presentación de la Feria Internacional de Turismo de Berlín (ITB) 2011.

“¡El sector está en auge!”, dijo Jürgen Büchy, presidente de la Federación Alemana de Viajes (DRV), que representa a las agencias de viajes y operadores, confirmando la impresión de que la ITB, la feria de turismo más grande del mundo, abrirá sus puertas este miércoles (9.3.2011) con un talante optimista.

Los hoteleros germanos prevén un aumento de la facturación de entre el 1,5 y el 2 por ciento, y las aerolíneas alemanas esperan sobrepasar la marca de los 190 millones de pasajeros alcanzada en 2010. Laepple está contando adicionalmente con un incremento de entre el 3 y el 5 por ciento en el turismo con automóvil.

Pero, aparte de optimismo, los representantes de la industria turística internacional deberán hacer gala de mucha creatividad para responder a los coletazos de la crisis financiera de 2008 y a los estragos económicos y políticos causados por las revueltas populares en el Magreb.

El turismo como factor estabilizador

Los países mediterráneos que hasta ahora eran destinos turísticos indiscutibles parecen haber dejado de serlo como consecuencia de la ola de protestas que desde comienzos de año azota al norte de África y al Cercano Oriente, y del éxodo masivo de refugiados hacia Malta e Italia, que ahora temen perder visitantes.

Los temores aumentan en relación con Libia, pero, según Büchy, las reservas de viajes hacia Egipto y Túnez están aumentando y pueden recuperar niveles habituales durante la primavera boreal. Estados árabes como Dubai u Omán, por su parte, tienen todas las posibilidades de consolidar su atractivo como destino turístico.

De momento, las aerolíneas han restablecido sus rutas y los hoteles y operadores de viajes hacen llamativas ofertas para recuperar su cuota de mercado. Y es que en el mundo árabe saben que sin la recuperación económica, que pasa necesariamente por la del turismo, la estabilidad de la región es prácticamente imposible.

La ITB, que tendrá lugar hasta el 13 de marzo en Berlín, aprovechará la coyuntura para analizar los desafíos y el futuro de la industria del turismo en toda esa región; después de todo, buena parte de los lugareños sobrevive directa e indirectamente de las cuantiosas sumas de dinero que los turistas dejan en sus viajes.

España y Latinoamérica brillarán

Pero en el gigantesco complejo de 160.000 metros cuadrados que acoge a la ITB cabe mucho más que el mundo árabe. La feria es la principal plataforma de contacto directo entre las empresas del rubro turístico; en ella participan este año más de 11.000 expositores de 187 países y de todos los ámbitos del negocio.

Los organizadores esperan unos 170.000 visitantes; 100.000 de ellos serán profesionales ávidos de cerrar el evento con contratos millonarios en sus portafolios. En la ITB 2011 estarán especialmente representados los países asiáticos y los del este de Europa, sobre todo Polonia, visitada por 4,5 millones de alemanes cada año.

También sobresaldrán en el recinto Latinoamérica –una región en rápido crecimiento– y España, que sigue siendo el primer destino turístico de los alemanes en el extranjero. En 2010, casi trece de cada cien turistas germanos pasaron sus vacaciones en España. Muy por detrás quedaron Italia (6,7) y Turquía (6,6).

El fin de semana, cuando se abran las puertas del evento al público no especializado, se ofrecerán espectáculos que van desde sesiones de flamenco hasta recitales de mariachis y bandas de samba, pasando por degustaciones de café colombiano.

Autor: Evan Romero-Castillo / dpa
Editora: Emilia Rojas