Janucá: Steinmeier dice que comunidad judía es "un regalo"
3 de diciembre de 2018
El tradicional candelabro de ocho brazos instalado frente a la Puerta de Brandeburgo es considerado la lámpara de Janucá más grande de Europa.
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El presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, encendió hoy (02.12.2018) la primera vela de la lámpara de Janucá frente a la Puerta de Brandeburgo en Berlín al comienzo del festival judío de las luces. 80 años después de la noche de los Cristales Rotos "es un regalo que hoy podamos unir las manos", dijo Steinmeier.
La historia es "un compromiso y una responsabilidad, bajo los cuales puede haber y no puede haber un final". El presidente federal apeló para contrarrestar el odio y el discurso del odio antisemitas en Europa y Alemania "en la calle, en los patios de escuela y en la red".
Celebrar la recuperación del Segundo Templo de Jerusalén
La festividad judía de Janucá, conocida también como las Luminarias, comenzó hoy en Israel para celebrar la recuperación del Segundo Templo de Jerusalén y un milagro que, según la religión, hizo que durante el asedio impuesto por los griegos el aceite que tenían los judíos para un día durara ocho.
"Por eso, cada año encendemos durante ocho días una vela, para recordar ese milagro que sucedió durante la revolución de los judíos macabeos contra la tiranía de los griegos", explicó a Efe Mali Maimon, religiosa ortodoxa y maestra de parvulario en la ciudad de Holón.
La historia relata que durante el siglo II a.C., durante el gobierno de la dinastía helénica selúcida de Antíoco IV Epífanes, un movimiento de liberación judío, autodenominado macabeos –"Macabeo" era el apodo del líder, Judas, que significa "martillo"–, emprendió una guerra de guerrillas contra aquellos judíos helenizados y helenizantes que habían prohibido sus prácticas religiosas.
Y lo que empezó como una reivindicación religiosa acabó convirtiéndose en una lucha política: los macabeos fundaron la dinastía real asmonea, proclamando la independencia judía en la Tierra de Israel durante un siglo, del año 164 al 63 a.C.
La leyenda cuenta que en el Segundo Templo, recuperado de los helénicos, fue limpiado de los iconos paganos y durante ocho días de asedio el aceite que debía encender el candelabro un solo día lo hizo durante ocho.
Durante ocho días es costumbre en Israel, entre laicos y religiosos, reunirse para encender la vela del día en el candelabro llamado "janukiá", de nueve brazos (uno por cada día y otro reservado para la vela que prende a las demás), cantar canciones y comer alimentos relacionados con el aceite.
FEW (dpa, EFE)
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Monumentos conmemorativos judíos en Berlín
Han pasado más de ocho décadas, pero el Holocausto no se olvida. En Berlín, monumentos de pequeña y gran escala traen a la memoria los crímenes del nacionalsocialismo contra la población judía de Alemania.
Imagen: DW/M. Gwozdz
Recordando el Holocausto
En el corazón de la capital alemana, un opresivo bosque de piedras grises concebido por el arquitecto neoyorquino Peter Eisenmann le recuerda a los visitantes que seis millones de judíos fueron asesinados sistemáticamente en Europa por los nacionalsocialistas alemanes y sus aliados. El monumento está compuesto por casi tres mil bloques de diferentes tamaños.
Imagen: picture-alliance/Schoening
Stolpersteine
“Stolpersteine” es la obra más conocida de Gunter Demnig y el monumento conmemorativo descentralizado más grande del mundo. Desde 1996, el colonés fabrica bloques de bronce de un tamaño similar al de los adoquines con que están cubiertas muchas calles alemanas. Luego los empotra en las aceras, frente a los edificios donde solían vivir judíos deportados hacia los campos de concentración.
Imagen: DW/T.Walker
La sede de la Conferencia de Wannsee
El 20 de enero de 1942, quince funcionarios de alto rango del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) se reunieron en esta mansión para organizar el asesinato sistemático de los judíos europeos. El proyecto fue denominado “La solución final de la cuestión judía”. Hoy, el edificio sirve para recordar las dimensiones inimaginables del genocidio allí orquestado.
Imagen: picture-alliance/dpa
El andén 17
En la estación de trenes de Grunewald es usual encontrar rosas blancas en el borde del andén 17 que le rinden tributo a los más de 50.000 judíos berlineses que fueron enviados desde allí a los campos de concentración. Sus datos más importantes fueron grabados en 186 placas de acero. El primer tren partió en octubre de 1941 hacia el gueto de Lodz y el último, en enero de 1945 hacia Sachsenhausen.
Imagen: imago/IPON
El taller para ciegos de Otto Weidt
Die Hackeschen Höfe tienen alto valor turístico por su belleza arquitectónica y por su historia. En ese laberinto de edificios y patios solían vivir y trabajar muchos judíos. En su fábrica de cepillos, el empresario alemán Otto Weidt contrató a numerosos judíos ciegos y sordos, salvándolos así de ser deportados por los nazis hacia campos de concentración. Esa fábrica es hoy un museo.
Imagen: picture-alliance/Arco Images
Hausvogteiplatz
Aquí latía el corazón de la industria de la moda berlinesa. Un momumento conformado por espejos muy altos trae a la memoria el destino de los diseñadores y estilistas judíos que concebían prendas de vestir desde la Hausvogteiplatz para toda Europa. Los nacionalsocialistas los expropiaron y pusieron sus firmas en manos de “arios”. Los edificios fueron destruidos completamente durante la guerra.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Kalaene
“La habitación abandonada” en Koppenplatz
Unos 173.000 judíos vivían en Berlín antes del Hoocausto. Después de la guerra sólo quedaron 9.000. El monumento “La habitación abandonada” fue erigido en el vecindario de Koppenplatz para rendirle tributo a los judíos que, sin advertencia previa, fueron sacados de sus casas para nunca regresar.
Imagen: DW
El Museo Judío
El arquitecto Daniel Libeskind dotó al Museo Judío con una estructura dramática: visto desde el cielo, el edificio tiene el aspecto de una estrella de David destrozada. Esta institución –que se esmera en celebrar la cultura hebrea y trascender sus horas bajas durante la hegemonía nazi– pasa revista a la historia de Alemania y su relación con su población judía.
Imagen: AP
El cementerio judío de Weißensee
En Berlín hay ocho cementerios judíos relativamente bien conservados. El más grande de ellos está en el distrito de Weißensee. De hecho, con sus 115.000 lápidas, se trata del cementerio judío más grande de Europa. Muchos judíos se salvaron de la persecución escondiéndose allí. En 1945, tres días después de la liberación de Berlín, tuvo lugar en este cementerio la primera misa judía de postguerra.
Imagen: Renate Pelzl
La nueva sinagoga
La “nueva sinagoga” fue inaugurada por primera vez en la Oranienburger Straße en 1866. Ella era percibida como la más grande y ostentosa de Alemania. El edificio ardió durante la Segunda Guerra Mundial. En 1995, tras su restauración, fue inaugurada por segunda vez. Desde entonces, la cúpula dorada adorna la silueta de Berlín.