Emperador japonés renunciará al trono en abril de 2019
1 de diciembre de 2017
La abdicación de Akihito será la primera renuncia al trono de un emperador en vida en 200 años.
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El gobierno japonés y la Agencia de la Casa Imperial de Japón acordaron este viernes (01.12.2017) en Tokio la abdicación del emperador Akihito el 30 abril de 2019, después de que este expresara su deseo de abandonar el cargo.
"Hemos elegido el 30 de abril como fecha para la abdicación del emperador", dijo el primer ministro, Shinzo Abe, en declaraciones a los medios tras la reunión.
Abe también se mostró "profundamente satisfecho" por esta decisión que calificó como "un gran paso para la sucesión en la Familia Imperial", y añadió que el gobierno "promoverá las iniciativas legislativas y los esfuerzos necesarios" para que la abdicación tenga lugar.
El emperador, de 83 años, dejaría así el trono casi tres años después de que expresara su deseo de abdicar a través de un extraordinario mensaje televisado.
La renuncia de Akihito permitirá que Naruhito asuma el trono el 1 de mayo y que la nueva era comience ese mismo mes, lo que supone un detalle importante para la organización del calendario nipón.
El 30 de abril sería una fecha idónea para la abdicación puesto que coincidiría con el comienzo del año fiscal y administrativo japonés, lo que facilitaría todos los procedimientos legislativos y administrativos que conllevará la llegada al trono de Naruhito, sucesor de Akihito e hijo mayor.
El emperador manifestó en agosto de 2016 su deseo de abdicar debido a su avanzada edad y a su salud delicada, algo que, una vez se produzca, supondrá la primera sucesión en vida en el Trono del Crisantemo desde la renuncia del emperador Kokaku en 1817.
A raíz de este anuncio, el Parlamento japonés aprobó el pasado julio la normativa que permitirá la abdicación del emperador, un extremo que no estaba contemplado por la actual Constitución del país.
Cada nuevo monarca en Japón representa un cambio de era. La actual, denominada "heisei" o paz, se inició el 8 de enero de 1989, el día después del fallecimiento de Hirohito, anterior emperador y padre de Akihito.
RRR (Efe, Dpa).
Tras Fukushima, ¿adiós a la energía nuclear?
La catástrofe nuclear de Fukushima ocurrida hace seis años tuvo consecuencias desastrosas para muchas personas, para Japón y para la industria atómica. ¿Sigue teniendo futuro esta tecnología de riesgo o está superada?
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Más radiactividad que una bomba atómica
En marzo de 2011, tras varios terremotos y un tsunami, se produce fusión del núcleo en tres centrales atómicas y explosiones de hidrógeno en cuatro de ellas. Para muchas personas, esa posibilidad era inimaginable. Tras el accidente, fue liberado Cesio 137 en cantidad 500 veces superior al de la bomba de Hiroshima.
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Enormes costos y daños
Las consecuencias de la catástrofe son inmensas. Según cifras del Gobierno japonés, los costos ascienden a unos 21.5 billones de yenes, es decir, unos 177 mil millones de euros. A ello hay que añadir el sufrimiento humano y los daños que la radiactividad ha causado a otros países.
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El Pacífico seguirá contaminado
Sobre todo están contaminadas las aguas del subsuelo. Una parte se bombea hacia afuera y la otra acaba desembocando en el Pacífico.
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Cáncer de tiroides 20 veces más frecuente
Dentro de la tragedia, Japón tuvo suerte. El viento arrastró la radiactividad en dirección al mar, por lo que, de esta manera, los 50 millones de personas que viven en Tokio quedaron a resguardo. Pero la región de Fukushima quedó muy contaminada. 200.000 personas perdieron su hogar y se diagnostica cáncer de tiroides en niños con una frecuencia veinte veces mayor que la habitual.
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La mayoría contra la energía atómica
De los antiguos 54 reactores, funcionan ahora solamente dos. El Gobierno se sigue aferrando a la energía atómica y trata de reactivar algunos reactores, pero las regiones afectadas se oponen a ello. Hasta ahora, con éxito.
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Profunda crisis en la industria atómica
Seis años después de la catástrofe, los consorcios de energía atómica atraviesan una profunda crisis. Tanto en Japón, como en Estados Unidos o Francia sólo obtienen pérdidas, no se venden más centrales nucleares y los planes para construirlas sufren retrasos.
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Un desastre no exportable
Francia depositó grandes esperanzas en una central de nueva generación, el reactor de agua a presión europeo (EPR por sus siglas en inglés). Al parecer, es más seguro, exportable y tendría que haber inicado su funcionamiento en 2012 en Flamanville. Pero no se inaugurará hasta 2018 y costará más de 10 mil millones de euros, tres veces más de lo previsto.
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¿Construye Reino Unido una central atómica?
Reino Unido lleva años planeando la construcción de dos reactores EPR en Hinkley Point. Se estima que los costos rondarán los 33 mil millones de euros y que estará lista en 2019. El proyecto suscita muchas dudas, pues esta energía será mucho más cara que la solar y la eólica y, sin masivas subvenciones, no sería competitiva.
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Centrales, ni regaladas
Hubo un día que las centrales atómicas eran algo lucrativo. Pero muchas instalaciones se han quedado anticuadas, hay que repararlas y únicamente producen pérdidas. Por ese motivo, el consorcio suizo Alpig quería regalar sus dos centrales atómicas, que superan las tres décadas de vida, a la energética francesa Edf. El obsequio fue rechazado.
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El apagado nuclear en Alemania sigue adelante
Alemania decidió acabar con la energía nuclear tras la catástrofe de Fukushima. Hasta el momento, se han apagado nueve reactores. Los ocho restantes lo harán de aquí a 2022. Los consorcios pagan 23.000 millones de euros a un fondo estatal para financiar los costos de la basura nuclear. Pero el Estado no contribuirá a financiar el caro desmantelamiento de las centrales nucleares.
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Aumenta el miedo a un accidente nuclear
En la Unión Europea y Suiza siguen funcionando 132 reactores. Estaban pensados para tener una vida de entre 30 y 35 años. De media, tienen 32 años. Se producen cada vez más averías en sus instalaciones y se conocen deficiencias en su seguridad. Todo ello indica que es hora de que se produzca su apagado, porque la actual situación es como una ruleta rusa.