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Jefe de Grupo de zona euro: “En Europa no habrá recesión”

José Ospina Valencia17 de septiembre de 2008

¿Rescatarán 85 mil millones de dólares el sistema bancario mundial? Mucho indica que no, o por lo menos, no del todo. En todo caso, Europa no caerá en una recesión generalizada, dice Jean-Claude Juncker.

Kreditanstalt für Wiederaufbau (KfW), el Banco alemán para la Reconstrucción: salvado por el Estado alemán de la bancarrota.Imagen: picture-alliance/ dpa

Autoridades estadounidenses lanzaron un plan de emergencia por 85.000 millones de dólares para rescatar a la aseguradora American International Group Inc. (AIG) y evitar una posible bancarrota, que habría profundizado la crisis de crédito y de los mercados financieros. La Reserva Federal de Estados Unidos dará un préstamo de dos años a AIG a cambio de un 79,9% de participación en la firma, sólo dos días después de que Washington se rehusara a salvar al banco de inversiones Lehman Brothers Holdings Inc, que se declaró en bancarrota.

Las preocupaciones por la estabilidad de la AIG son fundados. Con unos 116.000 empleados, dicho consorcio está presente en 130 países, entre ellos Alemania, Brasil, China y la India.

Alemania se vería más afectada de lo que se reconoce

En Alemania, la AIG Europe S.A. opera incluso desde 1946 en el sector de seguros industriales en el que ofrece “conceptos individualizados para cubrir los riesgos de consorcios y la mediana industria”, como dice su página virtual. Es más, la AIG ha comprado en los últimos años importantes aseguradoras alemanas como la Württenbergische und Badische Versicherung WÜBA y su filial reaseguradora DARAG. Lo que demuestra que Alemania se vería más afectada de lo que el Gobierno hasta ahora ha reconocido, ya que no sólo está en juego el respaldo financiero de estas dos firmas sino de todos sus clientes en Alemania y el exterior.

Los negocios de la AIG son los seguros generales, de vida, pensión, servicios financieros y administración de activos. A pesar de contar con activos por más de un billón de dólares, en el segundo trimestre de 2008 la AIG perdió 5.360 millones de dólares por malas inversiones hipotecarias, su tercera pérdida trimestral consecutiva.

¿Vale el rescate para todo el sistema bancario?

La “operación rescate” emprendida por las autoridades estadounidenses eleva a 900.000 millones de dólares los esfuerzos de Estados Unidos por estabilizar el sistema financiero y el mercado inmobiliario.

Pero si ya se habla del rescate de la AIG, aún no se puede decir lo mismo del sistema bancario en general. La ayuda estatal del consorcio asegurador estadounidense AIG sólo estabilizó por pocas horas las bolsas. Tras ciertas ganancias en los índices bursátiles, ahora el próximo enfermo grave es el banco británico HBOS.

Y aunque el pronóstico oficial sobre el estado del HBOS aún no se conoce, ya la bolsa de Frankfurt del Meno ha reaccionado negativamente. Y de nuevo son los valores bancarios los que tienden a la baja, encabezados por las acciones del banco alemán Commerzbank, que hacía el mediodía de este 17 de septiembre habia perdido los 7 puntos que había recuperado tras la noticia del “rescate” estatal del consorcio asegurador AIG.

Lo “infeccioso” de las crisis financiera

Pero hasta que el verdadero estado del HBOS sea conocido, la tarea en Alemania y otras partes es analizar la situación nacional para enfrentar el panorama internacional, sea cual sea. En este marco, el Director de Finanzas de la Unión Europea y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, recuerda que la globalización trae consigo “peligros contagiosos”.

En entrevista con Deutschlandfunk, Juncker, que preside el Grupo de la Zona Euro, expresó, a pesar de todo, su optimismo al afirmar que “no espera una recesión en Europa”. Por lo menos, no generalizada en Europa, porque no se pueden dejar de mencionar que en Gran Bretaña y España la situación fiscal y de empleo es tan precaria que hasta el mismo primer ministro británico Gordon Brown, está tambaleando por no haber sido capaz de mejorar las perspectivas económicas del país.

A juicio de Juncker, Europa sólo podrá mejorar su protección contra las crisis bancarias como la generada en Estados Unidos, con una vigilancia fiscal. Por lo pronto, Europa sí que sufrirá las consecuencias de la bancarrota del tradicional banco Lehman Brothers, que le recordó al mundo que la crisis bancaria no ha sido superada. “El ahorro obligado al que tendrán que someterse los consumidores estadounidenses va a reducir la demanda de productos europeos y de otras regiones del mundo”, apunta Juncker quien compara esta dañina espiral con una enfermedad infecciosa.

La globalización no sólo trae mercados pedidos

“Quien crea que la crisis financiera en Estados Unidos no afecta a Europa, no ha comprendido que hoy vivimos en un mundo globalizado”, advierte Jean-Claude Juncker. Aún así en la zona euro no habrá recesión generalizada aunque el crecimiento económico de la región vaya ser sólo de un 1,3%.

Juncker es un declarado opositor a lanzar ahora planes coyunturales que presuman paliar los efectos de la crisis bancaria y financiera porque los programas coyunturales, según él, han demostrado convertirse en una gota de agua en el desierto. Inyecciones de dinero a las economías nacionales europeas sólo “aumentarían los déficits fiscales agrandando las montañas de deudas que ya tienen algunos países de la zona euro”. El fisco alemán adeuda unos 1,5 billones de euros. Cada segundo, la deuda alemana asciende 474 euros.

Cuando el Estado salta al rescate no siempre es saludable

La fórmula del Director de Finanzas de la Unión Europea es tan sencilla como difícil de cumplir: consolidación de las economías a mediano plazo para impulsar las fuerzas del crecimiento económico y corregir hacia arriba el potencial de Europa. Dicho sea que consolidación es entendida, en primera medida, como mayor ahorro del Estado, reducción importante de la deuda y aceleración de las reformas estructurales en la Europa de los 27. Al fin y al cabo, concluye Juncker, “quien piensa en medidas coyunturales, también tiene que pensar en subir los impuestos”. Y eso sería ahora lo último que se puede hacer ahora en Europa.

Una de las cosas que más sorprenden en el manejo de las crisis financieras es que siendo los anglosajones los más furibundos defensores de un Estado limitado a mantener el orden y casi ajeno a la actividad económica privada, son justamente ellos los que piden que el Estado salga a salvar a los consorcios de la bancarrota provocada por particulares. Lo que no sería tan grave si no se tratara del dinero de los contribuyentes.

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