Jefe de la OTAN dará discurso ante Congreso de EE.UU.
12 de marzo de 2019
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La presidenta de la Cámara Baja de EE.UU., Nancy Pelosi, invitó este lunes (11.03.2019) al jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, para ofrecer un discurso en el Congreso, en medio de las exigencias del presidente estadounidense, Donald Trump, a otros aliados de la alianza para que eleven su gasto en defensa.
En una carta, Pelosi invitó a Stoltenberg a pronunciar una alocución ante "la reunión conjunta de las dos Cámaras del Congreso, congregadas en la sala de la Cámara de Representantes a las 11.00 (hora local) del miércoles, 3 de abril de 2019". En su misiva, la líder demócrata recordó que EE.UU., la OTAN y la Unión Europea están pasando por "un momento crítico".
Por ello, "el Congreso de EE.UU. y el pueblo estadounidense desean su mensaje de amistad y colaboración, conforme trabajamos juntos para fortalecer nuestra importante alianza y avanzamos hacia un futuro de paz alrededor del mundo", dijo Pelosi en el texto.
La OTAN, que fue creada el 4 de abril de 1949, celebrará su próxima cumbre ministerial en la capital estadounidense los próximos 3 y 4 de abril. Pelosi viajó recientemente junto a una delegación de alto nivel del Congreso a Bruselas y se reunió con varios dirigentes europeos, incluyendo el jefe de la OTAN
Stoltenberg ya visitó Washington en enero para reunirse con el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo; el secretario de Defensa, Patrick Shanahan; y el asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton.
Los miembros de la OTAN se comprometieron en la cumbre de Gales de 2014 a destinar el 2 por ciento de su PIB a la defensa en una década, lo que se ha convertido en la mayor exigencia de Trump a sus aliados y ha centrado los debates de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de los últimos encuentros de la coalición.
Según medios estadounidenses, Trump está evaluando exigir a los países que alojan tropas estadounidenses en bases militares que sufraguen todos los costes asociados con ellas y además paguen a Washington un 50 por ciento más. (EFE)
La intervención de la OTAN contra Serbia
El bombardeo de Serbia por parte de la OTAN terminó con la violencia de las tropas serbias contra los albano-kosovares. Sin embargo, esa guerra, que se realizó sin el mandato de la ONU, sigue siendo controvertida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Huellas de la guerra
El conflicto en Kosovo escaló a fines de 1990. Decenas de miles de personas huyeron y, cuando todas las tentativas de restablecer la paz se vieron frustradas, la OTAN inició un ataque aéreo a las bases y objetivos militares serbios, el 24 de marzo de 1999. Once semanas después, Slobodan Milosevic se rendía.
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El fracaso de la resistencia pacífica
Ya a mediados de los 80 comenzaron en Kosovo las protestas contra los intentos de Belgrado de recortar los derechos de la población albana. En los 90, las represalias aumentaron. Ibrahim Rugova, que lideraba el movimiento político en Kosovo desde 1989, creía en la resistencia pacífica y trató de convencer a Slobodan Milosevic de un cambio de rumbo, pero sin éxito.
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Guerra de guerrillas
En Kosovo comienza a formarse la resistencia armada. La autoproclamada Armada de Liberación UCK empieza una cruel guerra de guerrillas perpetrando violentos ataques contra los serbios, pero también contra los albanos, a quienes considera colaboradores. Serbia responde a los actos terroristas incendiando viviendas y saqueando tiendas. Cientos de miles personas huyen.
Imagen: picture-alliance/dpa
Expulsión sistemática
La guerra se vuelve cada vez más brutal. Para romper la resistencia de la UCK y el apoyo que le brinda la población, las fuerzas serbias atacan cada vez más a civiles. Muchas personas huyen a los bosques. Miles de kosovares son llevados en trenes y camiones a las fronteras del país, sin documentos que probaran que provenían de Kosovo.
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El último intento
En febrero de 1999, EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania llaman a las partes en conflicto a una conferencia en Rambouillet para lograr un acuerdo limitado de autonomía para Kosovo. Los representantes kosovares aceptan, pero los serbios no están dispuestos a hacer concesiones, y las negociaciones fracasan.
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"Intervención humanitaria"
El 24 de marzo de 1999, la OTAN comienza a bombardear objetivos militares y estratégicos en Serbia y Kosovo para frenar la violencia contra los albanos. También Alemania participa en los ataques. La operación “Allied Force” es la primera guerra de la OTAN en 50 años que no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia juzga severamente la intervención
Imagen: U.S. Navy/Getty Images
Infraestructura paralizada
Además de los ataques a instalaciones militares, la OTAN también toma como objetivo vías de abastecimiento, líneas de ferrocarril y puentes. En 79 días y noches arriban más de 37.000 misiones de la alianza, y cerca de 20.000 misiles y bombas caen sobre territorio serbio. Muchos civiles pierden la vida. “Daños colaterales”, según el lenguaje que utiliza la OTAN.
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Nubes tóxicas sobre Pancevo
También son atacadas las fábricas, como en Pancevo, cerca de Belgrado. Allí, las bombas de la OTAN destruyen un depósito de químicos y una fábrica de fertilizantes liberando grandes cantidades de sustancias químicas que contaminan suelos, ríos y el aire. Las consecuencias para la población son gravísimas. Serbia acusa a la OTAN de utilizar munición enriquecida con uranio, así como bombas racimo.
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Guerra contra la propaganda de guerra
Para privar a Milosevic de un importante órgano de propaganda, la OTAN ataca la televisión estatal en Belgrado. Aunque se informó con anticipación al Gobierno serbio del ataque, éste no difunde la información. En el edificio de la emisora mueren 16 personas.
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"Daños colaterales"
En Kosovo, las bombas de la OTAN caen por error sobre una caravana de refugiados albanos. Mueren cerca de 80 personas. La OTAN califica, además, de “daño colateral” el bombardeo de la embajada china en Belgrado, en el cual mueren cuatro personas. El incidente provoca una grave crisis diplomática entre Pekín y Washington.
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Balance del horror
A comienzos de junio llegan las primeras señales de Belgrado que indican que Slobodan Milosevic está dispuesto a ceder. El 19 de junio la OTAN detiene los ataques aéreos. El balance de la guerra: miles de muertos y 860.000 refugiados. La economía serbia está por los suelos, y amplios sectores de su infraestructura están destruidos. Kosovo es puesta bajo administración de la ONU.