"Ante el colapso de la civilización de las energías fósiles"
Andreas Rostek-Buetti
10 de octubre de 2019
En entrevista con DW, el economista estadounidense Jeremy Rifkin habla sobre el dilema entre economía y medioambiente, el movimiento “Fridays for Future” y la civilización basada en energías fósiles.
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Es tan optimista como solo un estadounidense puede serlo y está tan preocupado por el medioambiente como una joven europea llamada Greta Thunberg. El economista estadounidense Jeremy Rifkin tiene 74 años y se plantea el problema del siglo. Esto es lo que Rifkin dice hoy sobre que se considere la implementación de medidas ambiciosas para evitar el cambio climático como un ataque directo a la sensatez económica: "La civilización erigida sobre los combustibles fósiles colapsará de todos modos probablemente hacia 2028”. Y agrega: "Porque ahora está hablando el mercado”.
Rifkin desarrolla en el libro que acaba de presentar en Alemania, "El ‘New Deal' verde global”, qué es concretamente lo que dice "el mercado”. Rifkin tiene reputación como asesor político e investigador sobre el futuro económico. Su revolucionario libro sobre el "fin del trabajo” por la digitalización ya tiene más de 20 años.
El cambio impulsa al mercado
Jeremy Rifkin considera que "es difícil para la gente imaginarse que estamos a las puertas del colapso de la civilización de las energías fósiles, con las que hemos vivido 200 años”. Y añade, en conversación con Deutsche Welle: "En este año, los costes de la energía solar y eólica serán menores que los de la energía atómica, petrolífera, del carbón y también del gas”. Según Rifkin, ya estamos viviendo dentro de una enorme burbuja basada en "inversiones de capital ancladas en la industria de la energía fósil”.
Rifkin ofrece cifras al respecto en su nuevo libro. Así pues, la proporción de energías renovables en 2017 era solo del 3 por ciento. Pero, para Rifkin, lo decisivo es la tasa de crecimiento. Y con un 14 por ciento de renovables en todas las fuentes energéticas "se ha alcanzado un punto de no retorno: el colapso de la economía basada en energías fósiles impulsa entonces al mercado”.
Para Rifkin, los grandes fondos estadounidenses, con un volumen de más de 42 mil millones en 2017, serán un actor principal en el cambio energético: deberán alejarse de las energías fósiles sencillamente porque ya no les saldrá rentable. El tiempo apremia, al igual que los manifestantes del movimiento "Friday for Future”. Rifkin señala: "Tenemos 12 años para remodelar nuestra civilización o estaremos ante un cambio climático ya imposible de controlar. Se trata de un momento inquietante, pero también es una oportunidad”. No en vano, su "New Deal verde” alude al "New Deal” de Franklin D. Roosevelt, un paquete de medidas para sacar al país de la crisis económica en los años 30 del pasado siglo. Entre otras cosas, con enormes programas de inversión en energía e infraestructuras.
"Las ciudades entran en juego"
Rifkin habla de los actores que pueden contribuir a salvar el clima: "El mercado puede ser un agente poderoso", dice a DW, "pero eso no basta". Hace falta una nueva infraestructura para el nuevo tiempo: "Ahí es donde entran en juego las ciudades y las regiones”. "Los Gobiernos deben aportar los diseños de la nueva infraestructura y deben integrar a las comunidades en los procesos de transformación”. Tal vez a eso se refiera Merkel cuando dice sobre el paquete de medidas contra el cambio climático: "La política es aquello que es posible”.
Rifkin cree que a veces es necesario que la calle tome la mano de la política para mostrarle "lo que es posible”. "Está justificado que los jóvenes se echen a las calles y les digan a sus padres: ‘¿podemos vivir en este planeta? ¿podremos sobrevivir'?" El autor es, en cualquier caso, optimista: "Tenemos los instrumentos para una tercera revolución industrial. Existe la tecnología y el mercado habla, los precios lo demuestran”, concluye Rifkin.
(ms/ers)
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El océano, nuestra fuente de vida
Los océanos cubren la mayor parte de la superficie del planeta y ayudan a regular el clima. Estas masas de agua ya están sufriendo los efectos del cambio climático, pero siguen siendo un misterio para los científicos.
Nuestro planeta azul
Los océanos cubren hasta el 71% de la superficie de la Tierra y el 90% de la biosfera. Son una parte integral de la vida y proporcionan entre el 50 y el 80% del oxígeno del planeta, siendo algo fundamental para el ciclo del carbono. El origen de los océanos es un misterio, pero se cree que se formaron hace 4.4oo millones de años, desempeñando un papel catalizador para el surgimiento de la vida.
Imagen: NASA
Los misterios de las profundidades
A pesar de su gran tamaño, sabemos muy poco sobre los océanos. De hecho, más del 80% del reino submarino aún no ha sido mapeado o explorado. Los científicos están trabajando para desvelar sus misterios, lo que ayudaría a comprender de mejor manera el cambio ambiental y cómo gestionar los recursos oceánicos.
Imagen: Colourbox/S. Dmytro
El regulador del clima
Los océanos juegan un papel muy importante en cuanto a la regulación del clima, ya que absorben las radiaciones solares, distribuyen el calor, e influyen en los patrones climáticos. Pero el cambio climático está alterando este balance, afectando la capacidad de los océanos para realizar sus tareas claves, como el almacenamiento de carbono y la generación de oxígeno.
Lleno de vida
El océano es el hogar de al menos 230.000 especies conocidas. Los arrecifes de coral, en el fondo del mar, son un refugio para invertebrados como los cangrejos, las estrellas de mar y los moluscos, y así como los coloridos peces de arrecife. La vida vegetal florece a poca profundidad, mientras que criaturas más grandes, como los tiburones, las ballenas y los delfines nadan en aguas profundas.
Imagen: picture-alliance/blickwinkel
Criaturas raras y maravillosas
Como era de esperar, los científicos creen que hasta dos tercios de todas las especies oceánicas no han sido descubiertas. Pero, todos los años los investigadores descubren nuevas especies, muchas de ellas son muy diferentes a las ya encontradas, como el gusano calamar (foto) que fue hallado en el mar de Célebes en 2007.
Imagen: Laurence Madin, WHOI
Una advertencia
El océano está bajo presión. Uno de los ejemplos más notables es el blanqueamiento de los corales en el mundo. Debido al aumento de las temperaturas y a la contaminación, los corales se estresan y expulsan una especie de algas que les permiten crecer y reproducirse. Algunos corales se pueden salvar, pero cuando esta situación se prolonga aumentan las posibilidades de un desenlace mortal.
Imagen: XL Catlin Seaview Survey
Sin un refugio
Las especies marinas también están sufriendo las consecuencias. Las investigaciones recientes muestran que las poblaciones locales de peces, moluscos y cangrejos están desapareciendo a una velocidad dos veces mayor que las especies terrestres. Las altas temperaturas son las responsables, ya que es difícil encontrar un refugio y la mayoría de las especies no logran adaptarse.
El gran deshielo
El calentamiento está causando el deshielo de los glaciares y del hielo en la criósfera , partes de la superficie de la Tierra en donde el agua se encuentra en estado sólido, incluyendo hielo y nieve. Este proceso está contribuyendo al aumento del nivel del mal global y podría provocar el incremento de acidificación de los océanos, debido al metano liberado del permafrost en el océano Ártico.
Imagen: Getty Images/M. Tama
Una gran conexión
Los humanos están indisolublemente unidos al océano. Durante miles de años las comunidades han habitado a lo largo de la costa, para conseguir alimentos y medios de subsistencia. Hoy en día, más de mil millones de personas viven en las regiones costeras, que probablemente se verán afectadas por el aumento del nivel del mar.
Imagen: imago
La naturaleza desaparece
Pero esta conexión ha costado caro. Sólo el 13% de los océanos del mundo están completamente libres de las actividades humanas como la pesca, y casi no quedan especies naturales a lo largo de las zonas costeras. Incluso los confines más lejanos del océano Ártico no están intactos, por los avances tecnológicos. Proteger la vida silvestre será un reto para las generaciones futuras.