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Música

Johannes Brahms, un romántico alemán

2 de octubre de 2016

Brahms fue gran amigo de Schumann y eterno enamorado de la mujer de éste. Él nunca habría imaginado que una chilena, tataranieta de Schumann, terminaría escribiendo una novela sobre su vida.

Neues Buch von chilenischer Autorin Elizabeth Subercaseaux: "La pasión de Brahms"
La periodista y escritora chilena Elizabeth Subercaseaux.Imagen: Elizabeth Subercaseaux

En 2014, Elizabeth Subercaseaux retrató en su novela "La música para Clara” el tierno y también trágico matrimonio del famoso compositor alemán Robert Schumann (1810-1856) y la pianista Clara Wieck (1819-1896); una historia musical, íntima y también familiar, pues los célebres artistas son tatarabuelos de Subercaseaux, quien aparte de periodista es una premiada autora chilena. En su ardua investigación conoció de cerca a otro compositor muy ligado a los Schumann, Johannes Brahms (1833-1897), quien tuvo una larga amistad con la familia y estuvo profundamente  enamorado de Clara.

Entonces se propuso escribir sobre el músico hamburgués, que de cierta manera la intrigaba. Así nació "La pasión de Brahms”, un retrato cercano del gran representante del Romanticismo, autor del Réquiem Alemán y las Danzas Húngaras. "Fue un gusto personal que me di”, confiesa la escritora. "Quería saber de su proceso como compositor, de su vida en Viena, ya lejos de Clara... si es que se puede decir lejos de ella, pues siguieron en contacto estrecho toda la vida… Brahms se mudó a Austria, frustrado por el hecho de que en Alemania no entendieran su música; los nobles de su Hamburgo natal le dieron la espalda. Me intrigaba su fama de hombre rabioso y maleducado –que insultaba a todo el mundo–, y también la manera en que se dio a conocer y se las arregló para que su música, finalmente, fuese considerada como él creía que debía serlo”, comenta Subercaseaux en entrevista con DW.

Elizabeth Subercaseaux se metió en la piel de sus personajes. Para conocerlos y comprenderlos mejor, incluso aprendió a tocar el piano.Imagen: Elizabeth Subercaseaux

Deutsche Welle: ¿De qué manera enfocó la investigación?

Elizabeth Subercaseaux: Lo primero fue acercarme a su historia personal e investigar quiénes fueron sus padres, sus hermanos; cómo fue esa vida miserable en los arrabales de Hamburgo cuando era un niño. Enseguida me concentré en sus primeros fracasos en Alemania que lo llevaron a irse prácticamente para siempre de su país. Y finalmente en su larga vida en Viena, donde lo ayudaron y acabó siendo aclamado como uno de los más grandes compositores de la historia.

¿Qué lugares recorrió y qué fuentes consultó para documentarse?

Leí sus biografías, fui muchas veces a Viena para recorrer sus calles, ir a la Ópera, ver "Fidelio”, que era la ópera que a él más le gustaba, ver si todavía estaba la tiendecita donde compraba sus sardinas al frente de la Ópera, visitar los lugares donde comía o aquellos que se parecen a éstos. Fui a Baden-Baden donde alquilaba todos los años un par de piezas para estar cerca de la casa de verano de Clara. Leí todas sus cartas. Escuché toda su música. Aprendí a tocar el piano yo misma para acercarme más a él y a los Schumann. En fin, durante ocho años no hice más que vivir, conversar y relacionarme con Robert, Clara y Johannes. Fueron mis amigos. Y yo, su confidente.

Johannes Brahms es uno de los grandes compositores alemanes y representante del Romanticismo.Imagen: Elizabeth Subercaseaux

¿Qué aspectos interesantes o menos conocidos del hombre y del músico descubrió?

Descubrí que, al contrario de lo que la gente cree, era un hombre generoso, amistoso, un gozador de la vida, de la buena comida, los pasteles, la cerveza y el café turco. Cómo músico fue también generoso. Si le gustaba la composición de un músico joven, lo primero que acudía a su cabeza era la manera de ayudarlo. La envidia fue un sentimiento muy alejado de su alma, siempre. Nunca dejó de creer y tener una inmensa fe en su propio genio, y nunca tuvo el menor problema para ayudar a quienes se le acercaron en busca de crítica o consejo. El mismo vivió agradecido por la generosidad con que Robert Schumann lo trató. Las debilidades de Brahms hay que encontrarlas en la huella que dejó en su alma la pobreza que vivió cuando niño. Allí se encuentran sus complejos y su talón de Aquiles.

¿Qué fue lo más difícil al escribir este libro; cuánto de novela y de biografía tiene?

La verdad es que no me costó escribirlo porque ya había escrito la vida de los Schumann y de cierta forma estos dos libros se miran, actúan como espejo el uno del otro. Esta es una novela histórica y la ficción está dada en la animación de los personajes, su habla, la manera como se comunican, su pensamiento. Pero los hechos son reales.

¿Cuál fue la mayor pasión de Brahms?

No voy a decir la música porque eso se da por descontado, pero aparte de la música su mayor pasión fue siempre la naturaleza, los bosques, los cerros, los parques, las praderas, los ríos, el mar –al cual le tenía terror–, las tormentas.

¿Viene algún nuevo proyecto sobre un músico?

No. Ahora estoy escribiendo una novela basada en la historia de Chile en el siglo XIX. Me cambié de continente, de lengua y de cultura.

Victoria Dannemann (ERC)

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