Gran Bretaña se ha aliado con EE. UU. para proteger a la navegación comercial de Irán. Eso incomoda a la Unión Europea, pero ésta también es responsable del curso tomado por Londres, comenta Bernd Riegert desde Bruselas.
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Apenas dos semanas después de haber asumido la jefatura del Ejecutivo británico, Boris Johnson ha optado por ponerse del lado de su hermano del alma, Donald Trump, presidente de Estados Unidos: el Reino Unido se unirá a la misión naval que el gigante norteamericano enviará al estrecho de Ormuz. La misión europea que Londres había propuesto antes del cambio de Gobierno quedó en el pasado. Ahora lo que hay es una brecha diplomática profunda en Europa, ya que ni los alemanes ni los franceses quieren involucrarse en el programa estadounidense “Sentinel” para proteger a los buques mercantiles de los ataques iraníes. Berlín y París desconfían –y con razón– de Trump; creen que, con su política de “máxima presión” sobre Teherán, empeorará la situación en lugar de mejorarla.
Con su presencia en el estratégicamente vital Golfo Pérsico, los barcos de guerra estadounidenses y británicos podrían terminar encarnando la siguiente etapa del conflicto con Irán. Washington ha conseguido lo que quería al dividir a los europeos; éstos querían mantenerse unidos para, de alguna manera, proteger el tratado nuclear con Irán de la presión estadounidense. Eso será mucho más difícil ahora porque Irán desconfiará aún más de los británicos que antes.
La negociación del “brexit” continúa
El nuevo ministro de Exteriores británico dice querer aferrarse también al tratado que pone fin al programa atómico de Irán y asegura que no le interesa imponer nuevas sanciones sobre Teherán, pero sus declaraciones no son creíbles. Salta a la vista que la Gran Bretaña, que está a punto de abandonar la UE por las malas, quiere, ante todo, una cosa: sellar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos lo antes posible. Para conseguirlo, Boris Johnson está dispuesto, hasta cierto punto, a cortar sus lazos con los europeos en materia de política exterior y a lanzarse al agua junto a los halcones de la Casa Blanca.
Uno de ellos, el asesor de seguridad del presidente Trump, John Bolton, puede frotarse las manos de alegría: su estrategia está funcionando. Estados Unidos le retiró su respaldo al pacto nuclear con Irán y ahora saca al Reino Unido de la coalición europea; con eso, Bolton se acerca a su peligrosa meta: someter a Irán y lograr derrocar al régimen teocrático de Teherán. Trump anunció negociaciones con Irán, pero, dadas las circunstancias, éstas no tendrán lugar. Y si llegan a consumarse, las conversaciones terminarán sin resultados, como aquella “cumbre” con el “buen amigo” de Donald Trump, el dictador norcoreano, Kim Jong-un.
Los europeos titubean demasiado
El cambio de curso de Londres incomoda a Berlín, París y Bruselas. Pero el ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Maas, y la coalición de Gobierno de Angela Merkel tienen su cuota de responsabilidad. Si Alemania, Francia y otros Estados comunitarios hubieran reaccionado rápida y decididamente a la iniciativa original de Gran Bretaña, una misión naval europea habría podido ser creada y la división de los firmantes europeos del pacto nuclear con Irán, evitada. El prolongado titubeo del Ejecutivo alemán y la cacofonía creada por los miembros de la coalición de Gobierno dejaron claro tempranamente que no habría unanimidad de cara a una misión naval europea. Alemania no ha estado a la altura de su propia promesa de asumir más responsabilidad internacional.
Al contrario, ahora el ministro Maas quiere fundar una misión de observación comunitaria sin Gran Bretaña. Esa nimiedad puede tardar mucho y servirá de poco. En el marco de una situación tan tensa como la actual, los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica no se dejarán impresionar por misiones de observación y reconocimiento. De alguna manera, es fácil entender por qué los británicos se sienten frustrados por los esquivos socios europeos. No obstante, su huida hacia los brazos del impredecible presidente de Estados Unidos es un paso en falso. En lo que respecta a su política exterior, este es el pecado original del nuevo primer ministro Boris Johnson.
(erc/ers)
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Este es el nuevo gabinete de Boris Johnson
El nuevo primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, llevó a cabo una reforma de gran magnitud en la cúpula del gobierno. Colocó a algunos aliados en puestos clave, mientras prepara la salida de Reino Unido de la UE.
Imagen: Reuters/A. Chown
Sajid Javid: ministro de Economía
Es hijo de un conductor de ómnibus pakistaní y pasa de ser ministro del Interior a otro de los grandes cargos británicos: el de ministro de Economía. En realidad, apoyó la permanencia de Reino Unido en la UE en el referéndum de 2016. Reemplaza a Philip Hammond, quien renunció horas antes del nombramiento de Johnson.
Imagen: Reuters/T. Melville
Dominic Raab: ministro de Asuntos Exteriores
Raab, quien renunció durante el gobierno de Theresa May porque se oponía al acuerdo con Bruselas sobre el "brexit", fue nombrado ministro británico de Relaciones Exteriores, uno de los cargos más importantes. Raab también asume el cargo de primer secretario de Estado, lo que significa que asumirá el puesto de Johnson cuando el primer ministro se ausente.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Dunham
Priti Patel: ministra del Interior
Esta política tory de línea dura y acérrima defensora del "brexit" fue despedida del gobierno por Theresa May en 2017, debido a un escándalo relacionado con reuniones no oficiales con Israel. Fue una firme opositora al acuerdo de salida del Reino Unido de la UE de la ex primera ministra.
Imagen: picture alliance/AP Photo/A. Grant
Matt Hancock: ministro de Sanidad
Hancock fue uno de los contrincantes iniciales en la pugna por reemplazar a Theresa May, pero no duró mucho en carrera. Aunque hizo campaña por permanecer en la UE durante el referéndum, Hancock ha dicho que ahora cree que Gran Bretaña debería abandonar la UE. Es uno de los pocos de los que apoyaron la permanencia del país en la UE que se queda en el Gobierno de Johnson.
Imagen: Imago/P. Maclaine
Michael Gove: jefe de Gabinete
Puede sorprender que Gove, rival de Johnson en las primarias tories y exministro de Medio Ambiente, sea ahora jefe de Gabinete. Fue responsable de descarrilar la candidatura de liderazgo post-referéndum de Johnson en 2016, antes de presentarse él mismo. Como jefe de Gabinete estará cerca de las negociaciones del "brexit" y de los preparativos para una salida de la UE sin acuerdo.
Imagen: Getty Images/C. J. Ratcliff
Gavin Williamson: ministro de Educación
Williamson, exresponsable de la disciplina en el Partido Conservador británico, fue despedido como ministro de Defensa con una carta punzante de Theresa May a principios de este año. Supuestamente filtró detalles de un acuerdo gubernamental que involucra a la compañía china Huawei, pero lo negó firmemente. Ahora se hace cargo de la cartera de Educación.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Photo/F. Seco
Jacob Rees-Mogg: líder de la Cámara de los Comunes
A pesar de ser su primer puesto en el Gabinete -a cuyas reuniones asistirá pese a no ser ministro-, es uno de los rostros más reconocibles de la campaña pro "brexit" en el Parlamento. Hijo de un magnate mediático, es católico a ultranza. Fue apodado el "Honorable Miembro del siglo XVIII" por sus ideas excéntricas y costumbres anacrónicas, y encarna el estereotipo del privilegiado caballero inglés.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Mirzeoff
Andrea Leadsom: ministra de Empresas
Apasionada "brexiteer", Leadsom fue miembro destacado de la campaña por el "leave". Postuló dos veces al liderazgo tory, pero falló, llegando a competir cabeza a cabeza con Theresa May en 2016. Una farsa de entrevista la llevó a abandonar la carrera antes de que realmente comenzara, y May asumió. Fue ascendida a líder de la Cámara de los Comunes a partir de entonces, y ahora da un paso más.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Rousseau
Ben Wallace: ministro de Defensa
Wallace es un legislador escocés poco conocido. Comenzó su carrera política como miembro del Parlamento escocés. Antes, sirvió en el Ejército británico durante ocho años, durante los cuales fue enviado a Alemania e Irlanda del Norte, entre otros. En el referéndum del "brexit", hizo campaña para el "remain". Se dice que fue la segunda opción de Johnson, ya que Jeremy Hunt rechazó el cargo.
Imagen: picture-alliance/dpa/T. Nicholson
Amber Rudd: ministra de Trabajo, Pensiones e Igualdad
Rudd es una de las pocas sobrevivientes del antiguo gobierno que permanece en el mismo puesto. Antes del referéndum, hizo campaña para que el Reino Unido permaneciera en la UE. Fue ministra del Interior con Theresa May y fue vista como una aliada cercana de la ex premier. Sustituyó a May cuando esta se negó a participar en un debate electoral contra Jeremy Corbyn.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/A. Pezzali
Jo Johnson: ministro de Economía, Energía y Estrategia Industrial
Joseph Edmund Johnson, un legislador anti-"brexit", es el hermano menor de Boris Johnson. Renunció a su antiguo puesto en el Gabinete en protesta por los términos del acuerdo para abandonar la UE, y ha abogado por un segundo referéndum sobre si realmente debe retirarse. Como su hermano lo fuera hace mucho tiempo, es visto ahora como un tory partidario de Europa de tendencia izquierdista.