Se prevé que ésta sea la Jornada Mundial de la Juventud con menos asistencia, pero en el continente del Papa y en su idioma natal. Esto podría darle nuevas alas a una institución desprestigiada por los abusos a menores.
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Se mira en el espejo y le pide el cepillo a su amiga para aplacarse el cabello que comenzaba a esponjarse con el calor panameño. Cecilia Hernández y sus amigas llegaron a la Ciudad de Panamá para participar en la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud de la Iglesia Católica, la tercera que tendrá lugar en América Latina, luego de haberse realizado en Buenos Aires (1987) y en Río de Janeiro (2013). Ambas visten a la moda, con grandes gafas oscuras. Y aunque las fotos que se toman inmediatamente las suben a Instagram, Cecilia advierte del peligro de las redes sociales: "Hay muchísimo ciber-bullying en nuestra escuela, y no siempre termina bien”, dijo a DW, recordando el caso de una compañera obesa que abandonó los estudios porque no soportaba el acoso del que era víctima a través de Facebook.
La guatemalteca asegura que comenzó a interesarse por los grupos católicos porque se dio cuenta de que los jóvenes a su alrededor se preocupaban sólo por salir de fiesta y tomar alcohol. "Yo siento que nadie se preocupa por tener un verdadero propósito en la vida y aquí (en la Jornada Mundial de la Juventud) creo que puedo encontrar a otras personas que piensan como yo", explicó.
Juventud en aprietos
El evento que se celebra en la Ciudad de Panamá del 22 al 27 de enero de 2019 espera unos 200.000 asistentes. Mucho menos de los casi 3 millones que se vieron en ediciones pasadas. Como Cecilia, muchos otros observan un aumento en la drogadicción y la delincuencia entre jóvenes de sus países. Así lo ve también el panameño Luis Gómez. "Dejan los estudios porque tienen problemas, pero luego terminan peor”, aseguró el joven en entrevista con DW, de 17 años. También preocupa el racismo, sobre todo entre jóvenes latinos que viven en Estados Unido: "Se ve tanto racismo, tantos asesinatos por odio”, cuenta Naxely Lemus, de origen mexicano, pero nacida del otro lado de la frontera.
"Sabemos que los jóvenes son muy vulnerables y pueden caer en los vicios de la sociedad actual”, señaló Alexandra Huiloba, una hermana franciscana que llegó a Panamá desde Ecuador. "Por eso tienen que acercarse a la Iglesia”, asegura. Sin embargo para ella es claro que la institución a la que entregó su vida como monja está dividida: "Es la Iglesia contra la Iglesia misma”, así Huiloba.
"Depredadores” en las parroquias
El Papa Francisco enfrenta uno de sus momentos más impopulares, luego de reacciones que muchos consideraron "tibias” frente al escándalo de masivos abusos de clérigos a menores de edad en todo el mundo, pero especialmente en América Latina. A pesar de ser un continente fuertemente católico "la Iglesia sufre una importante merma de feligreres, y eso aquí se percibe mucho”, dijo el analista político Hernán Posada a DW.
Los actos de pederastia, pedofilia y violación de menores debieron "enfrentarse con todas las de la ley, y no moviendo a los depredadores de parroquia en parroquia”, sigue Posada. Con ello, la credibilidad de la Iglesia Católica ha perdido no sólo a los adultos sino también "a gran parte de su generación futura”, asegura el analista.
¿Camino al fracaso?
Algunas víctimas del continente, sobre todo chilenas, esperan reunirse con el Sumo Pontífice durante la JMJ. Aún no está claro si las recibirá. Pero muchos esperan que el tono conciliador del primer Papa latino y de sus discursos sin apego a textos y en su propio idioma, ayuden a enfrentar este y otros problemas del continente, como los feminicidios, las recientes tensiones políticas y la migración.
Monseñor Pedro Joaquín Hernández, del Vicariato de Darién, en Panamá, asegura que esta "crisis” de la Iglesia debe verse "como una oportunidad de hacer cambios”. Según el clérigo, la entidad debe reparar en las fallas "que la están llevando al fracaso”, y cambiarlas. Es algo que en definitiva merecen los cientos de miles de jóvenes que han venido de todos los rincones del mundo y quieren seguir creyendo en ellos.
(cp)
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Óscar Romero, el santo de los pobres y las víctimas de la violencia en América Latina
El salvadoreño Óscar Romero, asesinado en 1980, fue canonizado en octubre de 2018 en El Vaticano. Romero es un ícono de la teología de la liberación, insultada como “comunista”, pero movida por el servicio a los pobres.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Lo mataron, pero no pudieron callar sus denuncias
Romero, beatificado en 2015, denunciaba en sus homilías los ataques de los cuerpos de seguridad contra la población civil. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un escuadrón de la extrema derecha mientras oficiaba misa en el hospital Divina Providencia de San Salvador, en días previos al estallido de la guerra civil (1980-1992). Su muerte no acalló las denuncias, las hizo más fuertes.
Imagen: Adveniat
Naciones Unidas: "Día Internacional del Derecho a la Verdad"
En El Salvador, Óscar Arnulfo Romero es venerado como héroe nacional y paladín de la paz y la Justicia. En 2011, el entonces presidente estadounidense Barack Obama se arrodilló ante la tumba del "obispo de los pobres". La ONU declaró el 24 de marzo, fecha del asesinato de Romero, como "Día Internacional del Derecho a la Verdad".
Imagen: Getty Images/Bettmann Archive
El Vaticano dejó de verlo como a un “comunista”
Tras el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, a fines de 2014, Francisco emitió una señal de reconciliación: monseñor Romero dejó de ser considerado un “revolucionario” o “comunista” y pasó a ser visto como un adalid de los derechos humanos. “También alguien que defiende a los pobres con su vida es un santo”, comentó en esa ocasión el teólogo de la liberación Leonardo Boff a DW.
Imagen: Museo de la Palabra y la Imagen, El Salvador
El mensaje de Romero sigue calando
Con Óscar Romero “pasa una cosa curiosa, y es que cuanto más tiempo transcurre, más gente se entusiasma con él, más gente lo sigue, lo ama, se emociona con su historia, con su figura”, decía el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa. En toda Centroamérica Romero ya es visto como “un santo de las Américas”.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Rivera
Un mensaje irrefutable: “La Iglesia tiene que vivir para los pobres”
También en Alemania dejó sus huellas, inspirando la creación de organizaciones como la Iniciativa Cristiana Romero (ICR). “Es un ejemplo de solidaridad con los pobres. Ser solidario con los pobres significa darles una voz y apoyar las demandas de los países del sur”, explica a DW Anne Nibbenhagen, de la asociación civil alemana Iniciativa Cristiana Romero.
Imagen: Adveniat
Peregrinos, prelados y juventud
Miles de salvadoreños viajaron al Vaticano para presenciar el acto de canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero. El beato Romero fue canonizado junto a Pablo VI durante un Sínodo de Obispos.
Imagen: Adveniat
Reconciliando a la sociedad
Óscar Romero ha sido una figura reconciliadora de la sociedad salvadoreña. Por un lado, Anne Nibbenhagen, de la Iniciativa Cristiana Romero (ICR), celebra la decisión del Vaticano de canonizar al arzobispo. Por otro, teme que al presentar a Romero como el santo "unificador", se acabe la cuestión de la culpabilidad, en lugar de seguir investigando a los responsables de la violencia y sus causas.
Imagen: Adveniat
Una historia de impunidad
Una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas ha señalado como autor intelectual del asesinato al fundador del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto D'Aubuisson. No obstante, la Ley de Amnistía, aprobada en 1993, ha impedido que sea juzgado por el crimen. Romero representa a las más de 70.000 víctimas de la guerra civil salvadoreña.
Imagen: Adveniat
Difamaciones en El Salvador, ataques desde El Vaticano
“Él no quería ser político, no le interesaban las ideologías. Solo quería acabar con la violencia y abogar por la justicia. Un mensaje muy actual”, dice el biógrafo Giuseppe Morozzo Della Rocca. “Romero fue difamado como "suversivo" por la oligarquía salvadoreña que informaba a Roma. El prefecto de la Congregación de la época, el cardenal Sebastiano Baggio, lo atacó hasta su asesinato en 1980.
Imagen: picture-alliance
Morir, para convertirse en semilla
Óscar Romero fue asesinado a tiros en el altar, por orden de poderosos políticos. Un crimen que antecedió a la guerra civil entre fuerzas de seguridad, escuadrones de la muerte de ultraderecha y grupos guerrilleros de izquierda. Romero sabía del peligro. Justo antes de su muerte había dicho en su sermón: “El que no asume los peligros de la vida, como la historia nos exige, perderá la vida”.
Imagen: Adveniat
Saludo del Papa, impulsor de la canonización
"A los jóvenes reunidos en días felices por la canonización de monseñor Romero, un saludo grande y mi bendición. Y por favor no se olviden de rezar por mí", pide Francisco. La petición del Papa permite intuir las grandes dificultades para lograr la canonización de un religioso como Romero, cuya misión por los pobres generó un fuerte rechazo en las más altas esferas de la jerarquía católica.
Imagen: pictrue-alliance/dpa/AP/M. Kulbis
Origen modesto
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez había nacido en Ciudad Barrios (El Salvador) el 15 de agosto de 1917 y fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador. Su padre se llamaba Santos y su madre Guadalupe. Una familia modesta. Su padre era telegrafista; su madre ama de casa. Romero vivió la II Guerra Mundial. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. En la imagen, su tumba en San Salvador.