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Joshua Wong: Hong Kong es "una pesadilla"

Sabine Peschel
19 de octubre de 2020

Contra la creciente presión de China, el renombrado activista Joshua Wong cuenta con el apoyo internacional al movimiento democrático en Hongkong.

Joshua Wong, el pasado 8 de octubre, en protesta contra el secuestro de 12 hongkoneses, arrestados por la guardia costera china mientras intentaban escapar a Taiwán.
Joshua Wong, el pasado 8 de octubre, en protesta contra el secuestro de 12 hongkoneses, arrestados por la guardia costera china mientras intentaban escapar a Taiwán.Imagen: Isaac Lawrence/AFP

Crear conciencia y hasta generar iniciativas contra las restricciones a la libertad de expresión. Ese es el objetivo de la sección política de la Feria del Libro de Fráncfort. La versión digital de la feria también hizo campaña “por la palabra y por la libertad”.

Y, como en en 2019, cuando se convocó una solidaria protesta de los paraguas en Fráncfort, el foco en este 2020 también estuvo en Hong Kong. El filósofo y publicista Michel Friedman habló con Joshua Wong, una de las figuras más famosas del movimiento democrático en esa región administrativa especial china.

Luchadores por la libertad de expresión

Incluso sin la pandemia de COVID-19, Joshua Wong no habría podido viajar a Fráncfort. El destacado activista hongkonés por la democracia, que fue detenido temporalmente en septiembre, no puede salir de Hong Kong. Se enfrenta a una audiencia judicial el 3 de noviembre.

"Es una de esas personas que son perseguidas porque dicen lo que piensan", presentó Michel Friedman a su interlocutor. El joven de 24 años, que organizó protestas cuando era adolescente, ya ha sido arrestado diez veces en su juventud y está amenazado con una cuarta pena de prisión.

"Desde que se implementó la Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong, la situación se ha convertido en una pesadilla", dice Wong. Él mismo enfrenta otra pena de prisión, pero eso no le impide seguir manifestándose por la libertad de los activistas por la democracia en prisión. En los últimos dos meses, muchos activistas han sido arrestados, en secreto, sin poder contactar a un abogado ni a sus familias, informa el portavoz. "Algunos han sido llevados a China. Sospechamos que están siendo torturados".

Activista Joshua Wong, en Hong Kong.Imagen: picture-alliance/AP/K. Cheung

Una alta tasa de arrestos

La proporción de residentes de Hong Kong arrestados por participar en protestas es extremadamente alta: uno de cada 700 se ha visto afectado. "Desde el verano, más de 10.000 personas han sido arrestadas en Hong Kong, una ciudad de siete millones de personas. 2.000 de nosotros hemos sido acusados ​​y más de un centenar hemos sido encarcelados". El arrestado más joven es un escolar de once años, el mayor tiene 84. Él mismo está siendo vigilado sin interrupción desde julio, seguido constante y simultáneamente por hasta tres autos.

La nueva Ley de Seguridad, que ha estado en vigor en Hong Kong desde el 30 de junio, está diseñada con medidas draconianas para reprimir la libertad de expresión y la libertad de manifestación y para destruir el derecho penal, denuncia Wong: "Hong Kong debe ser separada de la comunidad internacional para que perdamos su apoyo irremplazable". En su opinión, China ya ha abandonado la máxima de "un país, dos sistemas": "La transición a 'un país, un sistema' ya se llevó a cabo", asegura.

Wong teme la manipulación electoral

Joshua Wong duda que las elecciones parlamentarias (originalmente programadas para septiembre y oficialmente pospuestas por el gobierno de Hong Kong, liderado por Carrie Lam, debido a la pandemia de coronavirus) se lleven realmente a cabo bajo la actual ley de Hong Kong. El plan es un cambio legal que, al unir con Hong Kong una ciudad cercana de la China continental, asegure una mayoría que apoye a Beijing, afirma Wong: "Entonces, habrá votantes en China que podrán decidir también la elección. Esa sería la mayor manipulación electoral en la historia de Hong Kong".

La supresión de la libertad de expresión en Hong Kong es ya muy concreta. La información está censurada, asegura Wong. Sus propios escritos, por ejemplo, han sido retirados de los estantes de las bibliotecas públicas, con el pretexto de que deberían ser examinados para detectar posibles violaciones de la ley. Una y otra vez las publicaciones se ven impedidas por la amenaza de consecuencias legales. Y ya un maestro fue despedido por criticar al gobierno, ilustra.

La protesta se ha trasladado a Internet

"Todos sabemos que se trata de intimidación y represión a través del miedo", dice Wong. Pero es una cuestión de supervivencia que se escuchen las voces de la protesta democrática: "Si guardamos silencio, dejamos de ser libres. Por eso tenemos que actuar ahora".

Después de que la presencia física en la calle ya no fuera posible debido a la pandemia de COVID-19, más de un millón de personas de Hong Kong trasladaron su protesta a Internet. Por ejemplo, salieron virtualmente a las calles en el juego en línea "Animal Crossing", que también es popular en China, donde fue entonces prohibido. "La movilización en Internet es enorme, un poder considerable para contrarrestar la propaganda del gobierno", celebra Wong. Y anuncia alianzas: los activistas por la democracia en Hong Kong, Taiwán y Tailandia estarían en proceso de unir fuerzas.

La protesta se ha convertido en parte de la vida cotidiana, dice el activista. Incluso para personas que no suelen estar en la primera línea de batalla. "La gente ha despertado. Por ejemplo, ya no vas a restaurantes que son pro-Pekín. Y la gente va a las audiencias de los tribunales para apoyar a los acusados. Escriben cartas para ayudar a los condenados en prisión".

El movimiento democrático de Hong Kong sigue vivo: activistas asisten a audiencias judiciales para apoyar a los acusados.Imagen: Kin Cheung/AP Photo/picture alliance

Llamamiento a la comunidad internacional

¿Y qué puede hacer Europa? Wong advierte sobre la introducción de tecnología 5G de China y la Iniciativa de la Franja y la Ruta ("Belt and Road Initiative"). No se puede esperar transparencia y confiabilidad de un socio que rompe tan fácilmente acuerdos legales como de Gran Bretaña y China. Y se dirige a la economía y el gobierno alemanes: "Las relaciones comerciales no deben tener prioridad sobre los derechos humanos". Las últimas décadas han mostrado repetidamente que China no es confiable en temas comerciales, de seguridad digital y reclamos territoriales, insiste.

Hasta ahora, la comunidad mundial ha reaccionado sin fuerzas a los reclamos de poder de Pekín en Hong Kong. Wong no exige expresamente sanciones. Pero la comunidad internacional debe comprender que la China de hoy ya no es la de los Juegos Olímpicos de 2008. Bajo la línea dura de Xi Jinping, se ha hecho evidente cómo la República Popular quiere hacer valer sus aspiraciones: "Ayer Xinjiang, hoy Hong Kong, mañana Taiwán". Preservar la democracia en Hong Kong y Taiwán y las reformas democráticas en China, advierte, solo es posible con el apoyo internacional.

Joshua Wong: "Unfree Speech", S. Fischer Verlag 2020, 208 páginas

(rml/ers)

 

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