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Juanita Lascarro: “Las voces latinas tienen un calor especial”

15 de febrero de 2013

Se maneja como pez en el agua en la complejidad de la psique femenina tras abordar numerosos papeles como soprano. Lascarro nos habla de música y de su visión sobre Alemania tras más de 20 años de estancia en el país.

Die in Kolumbien geborene Sopranistin begann ein Biologiestudium in ihrer Heimatstadt Bogotá, bevor sie nach Köln zog, um Gesang zu studieren.
Sängerin Juanita LascarroImagen: Diana Karch

Juanita Lascarro ha profundizado en la ternura de Mimí, en la femineidad de Violeta, en la coquetería de Manon y en las contradicciones de Lulú, por mencionar solo unos pocos papeles de todos los que ha abordado a lo largo de su carrera como soprano. Desde 2002 es solista de la Ópera de Fráncfort, tarea que ha compaginado con actuaciones en otros prestigiosos teatros del mundo. Asentada desde hace más de 20 años en Alemania, país donde se formó, la cantante colombiana reconoce que la lengua y la forma de vida alemanas han influido enormemente en ella.

Deutsche Welle: ¿Por qué se formó en Alemania?

Juanita Lascarro: Por varias razones. Cuando decidí encaminar mi vida hacia el canto, había varias posibilidades: Inglaterra, EE. UU. , Alemania… Analicé junto a mi familia las diferentes opciones. Inglaterra me hubiera gustado porque la preparación allí es muy buena, pero el idioma alemán tiene una gran importancia en la formación del cantante. Ese fue un motivo determinante. También el hecho de que en Colonia había dos profesores con los que me interesaba trabajar. Por todo ello, me decidí finalmente a venir a Alemania.

La soprano Juanita Lascarro se formó profesionalmente en Alemania.Imagen: Diana Karch

Imagino que hubiera sido mucho más difícil hacer carrera si se hubiera quedado en Colombia…

Sí, porque Colombia queda muy lejos y las posibilidades en aquella época eran muy limitadas. Hoy día allí hay muchas opciones para estudiar canto, pero para ejercerlo a nivel profesional, no tantas. Actualmente hay cada vez más caminos para que los estudiantes puedan salir del país con becas y demás. Ahora oigo de muchos colombianos que andan por Europa, pero en aquella época era más difícil y no consideré Colombia como opción, porque me hubiera limitado mucho.

Los latinos están dando qué hablar en el panorama de la música clásica.

Sí, pero no somos tantos si nos comparamos con intérpretes de otros países, como italianos, rusos, norteamericanos... En Latinoamérica apenas estamos empezando a formar una infraestructura a nivel internacional.

¿Qué aportan los latinos al escenario?

Yo creo que nuestro temperamento es diferente, un poco más echados para adelante, tenemos menos miedo de nuestras emociones y un contexto emotivo más a flor de piel. También tratamos de ser más cálidos en el ambiente profesional y tenemos flexibilidad para adaptarnos a las nuevas culturas. Las voces latinas tienen un calor especial, no se pueden comparar a las europeas por fisonomía y por muchas otras carácterísticas. Sin embargo, una persona de talento puede proceder de cualquier parte del mundo. Hay que contar con la individualidad, con la personalidad de cada uno.

Desde 2002, Lascarro es solista en la Ópera de Fráncfort.Imagen: Diana Karch

¿Qué le sorprendió de Alemania cuando llegó?

Es otro mundo, otra manera de pensar… Aunque llevo aquí muchísimos años y me siento supremamente adaptada a la cultura, la lengua y sus costumbres. A veces, el hecho de estar tan inmersa en el país me hace olvidar mis raíces culturales, que también son parte de mí. El idioma, por ejemplo, tiene mucha influencia en todo: en el humor, en la manera de pensar, en la forma de expresarse… A veces una corre el peligro de olvidarse de quién es y de dónde viene. Yo me siento colombiana. Allí viví los años más importantes de mi vida, mi adolescencia….Me siento de allá, pero algo diferente, por el hecho de haber tenido experiencias tan joven en otros pa íses.

¿También ha hecho suya la famosa disciplina alemana?

Yo ya era una persona disciplinada. Para lograr la belleza vocal se necesita mucha disciplina, repetir mucho, tener una sólida preparación técnica.

De todos los personajes que ha interpretado ¿cuál encuentra más interesante?

Recuerdo mucho la Lulú, de Alban Berg, un personaje fascinante, con muchas facetas y una psicología muy interesante: es una víctima de la manipulación psicológica. La Dafne, de Strauss, es un personaje que he interpretado mucho. Por supuesto, la Violeta de La Traviata. Y me encanta la Manon de Massenet, un personaje con muchos matices, así como la Margarita del Fausto, de Gounod. Algunos de estos roles son muy complicados psicológicamente. Son personajes frágiles, porque para ser víctima hay que tener una cierta fragilidad, pero también son fuertes y la fortaleza tiene muchas facetas.

¿Qué cantantes admira?

Una persona actual, con la que incluso he compartido escenario, es Angela Gheorgiu. Me gusta mucho su técnica, su manera de cantar, de interpretar, la siento cercana a mí. De las antiguas hay tantas…Algunas wagnerianas me han gustado mucho…Cuando oía, por ejemplo, a Hildegard Behrens, me resultaba enormemente inspiradora, aunque su voz no tiene nada que ver con la mía, ella era una wagneriana y yo una soprano lírica. En mi juventud escuchaba a Victoria de los Ángeles, me parecía precioso todo lo que hacía.

En Alemania se discute últimamente mucho sobre la crisis de la cultura y, concretamente, de los teatros de ópera. ¿Llega este debate a la Ópera de Fráncfort?

También nos ha llegado. Fráncfort está recibiendo en los últimos años mucho menos dinero. Eso no me afecta personalmente, pero sí lo noto. Cada año que pasa se van viendo grandes diferencias respecto al anterior. Por ejemplo, antes se contrataban artistas con mucho tiempo de anticipación, en cambio hoy día es típico que te llamen con un año o año y medio de adelanto. Los teatros son mucho más cuidadosos con el dinero.

La sociedad percibe la ópera como algo elitista y se cuestiona el dinero público destinado a ella. De la extensa red de teatros en Alemania, algunos pequeños han cerrado y sobre otros se cierne la sombra de los recortes.

Todo eso depende del enfoque que cada teatro tenga. En Fráncfort se tiene en cuenta a todo el mundo, a veces salen a la venta entradas a precios muy asequibles. La ópera ha sido siempre una parte central de la cultura alemana, por consiguiente tiene una enorme fuerza en la formación de las personas. Cerrar teatros pequeños o medianos en Alemania resulta, por ejemplo, nefasto para el mercado general de cantantes en el futuro, porque ¿dónde consiguen los principiantes su experiencia si no es ahí? Es fácil decir: “cerremos cuarenta teatros para ahorrar dinero”, pero eso perjudica el futuro de muchos cantantes y una larga tradición cultural.

Autora: María Santacecilia
Editora: Emilia Rojas

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