A los alumnos de un instituto de Münchenweiler se les ocurrió animar un poco la vida de estos animales tan parecidos al hombre. Construyeron un mecanismo para ir introduciendo juguetes en la porqueriza y parece que a los cerditos les gusta. El Estado federado de Renania-Palatinado les concedió el premio por la defensa de los animales.