El Gobierno de Ecuador, preocupado por el impacto electoral que pueda tener el caso Assange, ha intentado infructuosamente buscar una salida pronta. Pero no ha quedado nada bien parado.
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Las autoridades de Ecuador confirmaron que el país concedió la naturalización a Julian Assange. No ahora, sino el 12 de diciembre pasado. La prensa local había destapado el asunto cuando, tras una investigación, descubrió que el fundador de Wikileaks contaba ya con un número de identificación ecuatoriano y lo publicó con todas sus cifras. Una revelación periodística sobre la que Quito aún se había negado a pronunciarse en la víspera (10 de enero de 2018).
"Es un caso realmente muy complicado. Y se nota por la forma como está respondiendo el Gobierno oficialmente. En una ronda de periodistas ayer, la canciller rehusó abordar el tema y lo trató casi como un rumor que se esparcía por las redes sociales", señala Daniel Gudiño, coordinador de proyectos de la Fundación Friedrich Ebert (FES) en Ecuador. Lo que queda a la vista es que el equipo del presidente Lenín Moreno está teniendo dificultades para manejar la situación, máxime cuando Londres denegó una solicitud de reconocer el estatus diplomático al huésped de la embajada ecuatoriana.
Eso deja expuesta a la Cancillería de Ecuador. "Se tiene que entender que Ecuador está próximo a una consulta popular, que se realizará el 4 de febrero, en la que se juega específicamente el nivel de aprobación y el capital político que tiene el presidente Moreno para gobernar", apunta el politólogo de la FES.
¿Cuánto cuesta Assange?
El problema de Assange, heredado del Gobierno anterior de Rafael Correa, ha generado mucha controversia en el país, y puede acarrear consecuencias para las votaciones del mes entrante. "Sobre todo en los medios privados en el Ecuador, se considera que el caso Assange plantea una innecesaria problemática con el Reino Unido e indirectamente también con Estados Unidos. El sector más conservador de la opinión pública está tratando de vincular eso con un potencial bloqueo de una negociación que se podría realizar sobre un tratado de libre comercio con Estados Unidos", hace notar Gudiño, quien resume así la percepción de la opinión pública: "Lo que se siente es que el defender a Assange está trayendo más problemas internacionales que beneficios, como en un momento fue el de presentarse como el país que defiende los derechos humanos, que defiende la libertad de expresión".
En este contexto, en Ecuador se especula incluso cuánto dinero estará costando mantener al famoso refugiado en su sede diplomática de Londres. No hay cifras oficiales, pero sí conjeturas que oscilan entre los 3.500 y los 6.000 dólares mensuales. Más alto es el costo político. Molestia generaron por ejemplo las declaraciones de Assange sobre Cataluña, no solo en España, sino también en el país anfitrión. Gudiño considera que es un huésped complicado y recuerda que "durante las elecciones de Estados Unidos, Ecuador decidió retirarle el acceso a Internet. No está comprobado, pero se entiende que fue por pedido de la embajada estadounidense en Ecuador".
Diferencias geopolíticas
El presidente Moreno no ha ocultado que su visión no es necesariamente la misma que tenía Correa al otorgarle refugio en la embajada. No obstante, la canciller María Fernanda Espinosa aseguró que "el mandato que tenemos y la obligación internacional y nacional es cuidar y proteger la integridad de Julian Assange y sus derechos humanos. Mientras esas condiciones no estén dadas, nosotros difícilmente podríamos pensar en una salida del asilado de las oficinas de la Embajada de Ecuador en Londres".
Visto así, el asunto parece tener para largo. A juicio de Gudiño, la mejor solución podría ser una mediación. Pero el experto no se muestra optimista: "Yo no veo una salida fácil. Es evidente que Estados Unidos todavía tiene un interés muy grande en Assange y la información que posee. Es lo mismo que pasó con Snowden. Solo que cualquiera podrá entender la diferencia geopolítica de que Snowden esté en Rusia y Assange en Ecuador".
Emilia Rojas (VT)
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La disputa entre Lenín Moreno y Rafael Correa
Se suponía que Moreno continuaría el proyecto político de Correa, pero fue gradualmente distánciandose e incluso ha sido despojado de la presidencia de Alianza País. Ahora, ¿podría Correa rescatar su revolución?
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Presunta garantía de continuidad
Moreno ganó las elecciones presidenciales de Ecuador en abril con solo dos puntos porcentuales sobre su competidor, Guillermo Lasso, quien era el principal opositor de la llamada "revolución ciudadana" y del "socialismo del siglo XXI", el modelo creado por Hugo Chávez. En ese momento, Moreno era la garantía de continuidad del proyecto político de Correa, quien lo apoyó a lo largo de la campaña.
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Una aparente alianza
En mayo se realiza la toma de posesión. Un Correa sonriente le traspasó la banda presidencial a Moreno. Hasta entonces, la revolución ciudadana tiene un heredero. Los asistentes a la ceremonia, entre ellos diputados de la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, gritaron al inicio "¡Rafael, Rafael, Rafael!
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¿"Engaño" desde el principio?
En su discurso, Moreno celebró la gestión del gobierno de Correa: "Hoy, cuando se une la herencia del pasado con el presente y el futuro que estamos construyendo desde hace 10 años, este proceso tiene un pueblo entero y tiene un nombre: revolución ciudadana. Esta revolución tiene un líder: Rafael Correa Delgado, gracias Rafael, hasta siempre hermano querido".
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La paz duraría poco
Pero las relaciones entre los dos líderes políticos comenzaron a deteriorarse rápidamente, en gran contraste con esa aparentemente armónica toma de posesión de mayo. Moreno se empeñó en impulsar un diálogo con la oposición y luchar contra la corrupción, algo que no le agradó a Correa. En Twitter comenzarían las peleas públicas entre estos dos "aliados"...
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Lucha anticorrupción no se hace esperar
Moreno comenzó su prometida lucha contra la corrupción muy temprano. En junio, cinco personas supuestamente vinculadas con el caso de corrupción de Odebrecht fueron detenidas. Moreno lo celebró al decir que no estaba "hablando en el aire" cuando ofreció "hacer una lucha frontal, abierta y una cirugía mayor a cualquier tipo de corrupción".
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La disputa comienza en Twitter
Pero Correa aparentemente quería compartir los créditos y mostrar que su administración también había trabajado en contra de la corrupción. En su cuenta de Twitter escribió: "Creer que las detenciones y allanamientos de esta madrugada son fruto de una semana de trabajo es ingenuidad extrema", lo que se interpretó como un primer roce entre Moreno y Correa.
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Correa no quiere a la ONU en la lucha anticorrupción de Moreno
Pocos días después, Correa criticó la decisión de Moreno de firmar un convenio de cooperación con la ONU para luchar contra la corrupción. En una columna publicada en el diario estatal El Telégrafo, Correa afirmó que le sorprendía que "se pida 'ayuda' a organismos internacionales, claudicando en lo avanzado todos estos años en cuanto a institucionalidad y soberanía se refiere".
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Twitter, la herramienta predilecta de Correa para la crítica
Correa volvió a Twitter días después para criticar de forma más abierta al gobierno de Moreno: "Qué lástima que desde ciertos funcionarios del Ejecutivo, autoridades de control y hasta jueces, se esté siguiendo el discurso de la oposición. El frente externo no me preocupa, sí el interno, donde, por torpeza o deslealtad, se habla de marcar 'distancia' con mi gobierno".
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Movida temeraria
En julio, Moreno le entregó dos inmuebles en Quito en comodato por 100 años a la mayor organización de indígenas del país, la Conaie, la cual no disfrutaba de la simpatía de Correa, quien le había despojado del comodato en 2015. En su cuenta de Twitter, Correa lamentó la movida: "Otro innecesario desaire a mi Gobierno. Estrategia de 'diferenciarse' no sólo es desleal, es mediocre".
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Moreno acepta la batalla en las redes
Al día siguiente, Moreno se unió al desahogo digital de Correa y, aunque sin nombrarlo, atizó la disputa al publicar en su cuenta de Twitter una foto con el mensaje: "Sindrome de abstinencia: reacción provocada por la reducción o suspensión brusca de una sustancia de la que se tiene dependencia como el azúcar, el alcohol, las drogas...o el poder".
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"Cambios de estilo"
El 10 de julio, Correa parte a Bélgica para radicarse y aprovechó el momento para criticar a Moreno, aunque indirectamente: "Yo estoy seguro que el 2 de abril derrotamos a la oposición, no estoy muy seguro si venció la Revolución Ciudadana. Que no me digan que es cambio de estilo las claudicaciones y el entreguismo". Ese mismo día, Moreno había admitido "cambios de estilo" en su gestión.
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"La mesa no está servida"
Correa aseveró en enero que iba a dejar la "mesa servida" a su sucesor. Pero un día después de la partida de Correa a Bélgica, Moreno advirtió que Correa “podía haber sido más mesurado al dejar cuentas en mejores condiciones" y que “no hay tal mesa servida", porque "la condición económica de Ecuador es muy difícil”. Moreno se refería a la deuda del país de más de 40 mil millones de dólares
Imagen: Getty Images/AFP/R. Buendia
Vicepresidente despojado y destituido
En agosto, Moreno emitió un decreto con el que despojó al vicepresidente de la República, Jorge Glas, de todas sus funciones. La decisión de Moreno vino después de que se difundieran audios que supuestamente vinculaban a Glas en la trama de corrupción de Odebrecht. En octubre, la Contraloría General del Estado ordenó la destitución de Glas como vicepresidente por cargos de peculado.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/D. Ochoa
La fractura más evidente
El 1 de noviembre, la dirigencia de Alianza País (AP) destituyó a Moreno de la presidencia del partido por beneficiar a "opositores a la política de la Revolución Ciudadana". En Twitter, Correa escribió. "¡Basta que oportunistas hablen en nombre de las bases! (...) nuestra militancia lo que siente es profunda indignación, al ver cómo en 5 meses nos han regresado al pasado".
Imagen: Getty Images/AFP/R. Buendia
La reelección indefinida aprobada y desaprobada a través de la ley
Correa no participó en las elecciones de 2017 porque la Constitución le impedía gobernar por un tercer periodo. Sin embargo, la Asamblea Nacional aprobó enmiendas en diciembre de 2015 que, entre otras cosas, permiten la reelección indefinida del presidente a partir de 2021. El contrataque de Moreno: una consulta popular para revocar la reelección indefinida cuyas preguntas ya fueron presentadas.
Imagen: Reuters/M. Bazo
¿La vuelta de Correa?
Además de despedir a Moreno, la dirigencia de AP también invitó a Correa a "acompañar el proceso de fortalecimiento orgánico y la reestructuración del movimiento". En Twitter, Correa escribió: "Ahí estaremos, y veremos cuántos de los que han permitido tanta infamia, persecuciones, oscuros pactos con lo peor de la partidocracia, en nombre de la 'gobernabilidad', me pueden mirar a los ojos".