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Juntos por Galápagos - Los jóvenes defienden su tesoro natural

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10 de septiembre de 2021

En las Islas Galápagos la pandemia detuvo el turismo durante meses. Una situación inédita, que benefició sobre todo a la fauna. Pero que retrajo la economía y el empleo entre los más jóvenes, quienes no se quedaron de brazos cruzados. A través de diversos emprendimientos, limpian las playas de basura oceánica o participan de un proyecto para crear el banco de datos genético del archipiélago.

La falta de visitantes durante la pandemia retrajo la economía de las Islas Galápagos y mermó el empleo entre los más jóvenes, quienes, sin embargo, no se quedaron de brazos cruzados. Los jóvenes surfistas de la Isla San Cristóbal, por ejemplo, dejan a menudo la tabla para recoger desechos de la arena. Y los guías de turismo naturalistas se entrenan para instruir a los visitantes en mantener limpio el patrimonio mundial de la Unesco. Y que la basura plástica oceánica es un enorme problema en el Archipiélago. Así como las corrientes marinas del Océano Pacífico han arrastrado durante millones de años una exuberante biodiversidad a las islas, hoy arrastran también basura desde lugares remotos, que se deposita en sus playas y pone en peligro el equilibrio ecológico de las islas. El 60 o 70% de la basura procede de países asiáticos. Entre 2020 y mayo del 2021 el Parque Nacional Galápagos coordinó junto con la sociedad civil operativos de recolección de basura oceánica, con los que lograron recoger unas 28 toneladas de plástico y otros materiales no biodegradables, gran parte de los cuales queda depositado en las islas esperando nuevas alternativas para su manejo. Esta es una problemática que el director del PNG, Danny Rueda, combate desde muchos frentes. Para la titánica tarea de limpiar las playas se necesitan voluntarios. Son jóvenes de la comunidad, diferentes grupos y asociaciones de niños y jóvenes surfistas que trabajan en las diferentes actividades de limpieza costera.  Galápagos aún conserva lugares prístinos e inimaginables, como el selvático y agreste paisaje de la finca privada Guadalupe, en la isla de San Cristóbal, que comparte el espacio para el cuidado ambiental, el turismo, la producción orgánica local y ahora también para la ciencia ciudadana.  Durante la pandemia, se instaló allí el proyecto BarCode, una iniciativa de jóvenes científicos que busca aliviar el impacto de la crisis económica entre más de 80 galapagueños afectados por el cierre del turismo y toda la cadena comercial, haciendo una contribución a las islas. BarCode abre una puerta a nuevos campos de trabajo como la investigación científica a través de la ciencia ciudadana. Aquí, se toman las primeras muestras que serán procesadas en laboratorio y proveerán de nueva información al catálogo de especies del nuevo banco genético de Galápagos. El Parque Nacional Galápagos tiene catalogadas más de 2900 especies, nativas y endémicas, entre flora, fauna y otros organismos que conviven junto al ser humano, apenas un eslabón más en el inmenso y majestuoso ecosistema de las islas. Un eslabón que pretende preservar el tesoro natural de la Humanidad.