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“Karajan fue una figura muy compleja, además de un gran músico”

Jennifer Abramsohn/ lbm4 de abril de 2008

Coincidiendo con el centenario del nacimiento de uno de los directores de orquesta más famosos del mundo, Herbert von Karajan, DW-WORLD conversó con James Oestreich, editor de música y danza en “The New York Times”.

Herbert von Karajan: 100 años de su nacimiento.Imagen: AP

El cinco de abril de 1908 nació en Salzburgo, Austria, uno de los artistas más prolíficos que ha dado la música clásica: Herbert von Karajan. En 1955 fue nombrado director de la Orquesta Filarmónica de Berlín, cuyo sonido impregnó durante 35 años. También condujo la Orquesta Sinfónica de Viena y, durante 33 años, el Festival de Salzburgo. Karajan falleció el 16 de julio de 1989.

Sobre la obra de este maestro y su importancia como icono musical habló DW-WORLD con James Oestreich, de The New York Times.

Estos días, en los medios de comunicación alemanes resultan imposibles de evitar los documentales y reportajes sobre Herbert von Karajan, ¿por qué tanta omnipresencia?

James Oestreich: Estamos hablando de, probablemente, uno de los directores de música clásica que más discos ha grabado. Lo grababa todo. Constantemente. Y lo volvía a grabar. Grabó las sinfonías de Brahms creo que tres veces, y otras tres las de Beethoven. Por lo que estaba simplemente por todas partes.

Además, en muchos aspectos fue un director fantástico. Cometía errores, como todos. Pero lo que hacía lo hacía bien, extremadamente bien. Y contaba en su momento con una de las mejores orquestas del mundo, por no decir la mejor orquesta del mundo.

¿Pude citar un gran éxito de Karajan?

J. O.: Su grabación de 1960 de las sinfonías de Beethoven es un clásico. Dio a conocer para el gran público, junto con otros factores, estas piezas.

¿Qué efecto tiene un “director estrella” en la orquesta? ¿Es algo positivo, en el sentido de más publicidad y más beneficios, o se convierte la fama en perjudicial?

J. O.: Pueden pasar las dos cosas. En este caso, después de tantos años el director y su orquesta se identificaban estrechamente, y se trataba además de la confluencia de dos súperestrellas: Karajan y la Filarmónica de Berlín. Un director es más que un simple conductor musical. Es alguien que construye la orquesta al tiempo que la dirige. Karajan fue edificando esta orquesta a lo largo de mucho tiempo, e hizo de ella una máquina sensacional. Tocaban magníficamente frente a él.

Karajan y la Filarmónica de Berlín: una maquinaria perfectamente engrasada.Imagen: AP

Karajan tuvo una carrera muy internacional, pero fue siempre un director muy alemán y muy austriaco. Ahora es un inglés, Sir Simon Rattle, quien dirige la Filarmónica berlinesa. ¿Juega la hoy en día nacionalidad algún papel en las orquestas?

J. O.: Cada vez tiene menos relevancia. Por lo general, las orquestas de diferentes países suenan diferente: los rusos con sus penetrantes instrumentos de viento, los alemanes son tremendamente cálidos en los encadenamientos. Pero con directores que viajan por todo el mundo, y músicos que cambian de orquesta en orquesta y a veces de país en país, estas cuestiones han perdido intensidad en los últimos 30 o 40 años.

Uno de los aspectos más discutidos de la vida de Karajan es su ingreso en 1933 en el partido nazi. Algunos de sus biógrafos recientes dicen que la motivación fue más profesional que ideológica. Pero lo cierto es que dirigió para Hitler y otros altos políticos del nacionalsocialismo, que lo admiraban profundamente. ¿Qué importancia tiene esta parte de su historia?

J. O.: Bueno, es un dato muy importante. Y ni mucho menos es el único con este pasado. [El director alemán Wilhelm] Furtwaengler se encontró con muchas dificultades por esta misma cuestión… y Richard Strauss estuvo a la cabeza de la cámara musical nazi.

Es un aspecto desafortunado de la biografía de Karajan, pero en mi opinión no desvirtúa en absoluto la calidad de su música. En esa época sucedieron un sinfín de cosas terribles, y él fue parte de ellas.

Karajan en un esayo. 1966.Imagen: picture-alliance / IMAGNO/Franz Hubmann

Cuando se trata de Karajan es difícil encontrar opiniones neutrales. Los músicos que trabajaron con él lo adoran, muchos críticos califican su estilo de “frío” y “excesivamente técnico”. ¿Qué opina usted?

J. O.: Yo no creo que su música sea fría. Su música es, principalmente, muy rica, y eso puede volverse problemático. Su estilo era un estilo que no casa con todo tipo de música, pero con la música con la que concuerda, concuerda muy bien. Existe una grabación de los últimos años de su vida de la novena sinfonía de Mahler que es todo lo contrario a fría. Es uno de los mejores discos que se haya hecho jamás. No entiendo muy bien a qué se refiere la gente cuando define su música como fría.

A Karajan también se le relaciona con un determinado estilo de vida, con jets y coches de carreras. Se critica el precio excesivo de las entradas a sus conciertos. ¿Cómo afectan a su imagen estas cuestiones?

J. O.: Yo no creo que el precio de sus conciertos fuera exagerado. Karajan producía mucho dinero y exigía mucho dinero, pero no era el único. Los conciertos son muy caros, especialmente en Salzburgo. Yo Yo Ma, Itzhak Perlman: todos cobran mucho dinero. Y eso es lo que hace subir los precios.

¿Cómo cree usted que se recordará a Karajan?

J. O.: Creo que este año están circulando muchas generalizaciones, y las generalizaciones son siempre peligrosas. No quiero verlo desaparecer en la historia tachado de “frío” o “lujoso”. Karajan fue muchas cosas. Fue una figura muy compleja, además de un gran músico.

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