“El Muro de Berlín no era inevitable”
9 de agosto de 2011Publicidad
Los gobernantes de la República Democrática Alemana (RDA) lo describían como un “muro de protección antifacista” y los de la República Federal Alemana (RFA), como el “muro de la vergüenza”, pero, para el resto del mundo, la muralla que separó a las dos Alemanias hasta el 9 de noviembre de 1989 era conocida simplemente como el Muro de Berlín. Este 13 de agosto se cumplen cincuenta años de su construcción. Con motivo de este aniversario redondo, Friedbert Meurer entrevistó al alcalde de la capital germana, Klaus Wowereit.
La construcción del Muro de Berlín y el establecimiento de la frontera interalemana es uno de los hitos históricos más importantes en la Alemania de postguerra. Usted tendría entre siete y ocho años cuando se levantó el muro. ¿Cómo recuerda esa época?
Klaus Wowereit: Uno percibía el desasosiego de los adultos, pero, siendo niño, uno tiene un área de movimiento muy limitada. A mis hermanas mayores sí les afectó la construcción del muro porque ellas solían ir a nadar a Mahlow y eso no les fue posible después.
¿Llegaron a acostumbrarse a la presencia del muro?
Yo no diría que nos acostumbramos, pero uno no puede vivir lleno de miedo todos los días. Berlín siempre estuvo amenazada y siempre nos acompañó la sensación de estar encerrados, pero uno disfrutaba de una vida libre aún dentro de ese encierro. La cosa cambiaba cuando uno deseaba dejar la ciudad y se veía obligado a transitar por los corredores en los que la RDA abusaba de su poder y acosaba a los alemanes del oeste con inspecciones arbitrarias.
¿Quién es responsable de que el Muro de Berlín se haya erigido? ¿Las fuerzas globales durante la Guerra Fría o el Partido Socialista Unificado de Alemania?
Yo creo que su construcción se debe a las circunstancias de la época. Sin embargo, hoy día no hay razón alguna para describir ese suceso como algo inexorable. La gente abandonaba la RDA y por eso se construyó esa muralla enemiga del ser humano. Todo ese debate en torno a si el muro era inevitable pierde de vista lo esencial: que la RDA era una dictadura que se aisló y que mantuvo presa a su propio pueblo.
Sondeos recientes revelan que, para el 10 por ciento de los berlineses, la construcción del muro no sólo trajo cosas malas. Y en lo que antes era Berlín Oriental, sólo un 41 por ciento de los encuestados creen que su construcción fue un error. ¿A qué se debe que la gente piense de manera tan diferente en la parte oriental y la parte occidental de la capital alemana?
Bueno, la pregunta formulada era relativamente compleja como para realizar una encuesta y esperar que la gente respondiera simplemente con ‘sí’ o ‘no’. Yo no quiero justificar a nadie, pero es evidente que todavía hay gente que no aprende nada de la historia y piensa que todo era mejor en los tiempos de la RDA; ese es, por cierto, un número muy pequeño de personas. Hay mucho que hacer para que la gente, sobre todo las nuevas generaciones, sepan lo que implicó la dictadura en la RDA.
Los turistas vienen a la capital alemana en cantidades impresionantes y muchos de ellos quieren ver lo que queda del Muro de Berlín, pero el 99 por ciento de la construcción ha desaparecido. ¿Cree usted que el hecho de no haber conservado pedazos de esa construcción como monumento fue un error?
Yo creo que uno debería evitar analizar eso desde la perspectiva actual. Yo recuerdo muy bien que, cuando el muro fue derribado casi por completo, los alemanes estábamos muy contentos, satisfechos con el hecho de haberlo tumbado. Lo único que queríamos era conseguir que esa muralla artificial desapareciera. Si hubiera habido un concepto para la conservación histórica de algunos segmentos, se habría podido hacer. Lo que sí se hizo fue conservar algunos paneles del muro en la calle Bernauer, lugares históricos como la cárcel de Hohenschönhausen o la placa conmemorativa a orillas del río Spree.
Autor: Friedbert Meurer (erc)
Editor: Pablo Kummetz
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