Kyoto: un gran día para el planeta
16 de febrero de 2005
Sin Estados Unidos entró finalmente en vigor el protocolo de Kyoto, en el que se cifran las esperanzas de poner freno al cambio climático que la mayoría de los científicos atribuye a las emisiones de CO2 y otros gases. El ministro alemán del Medio Ambiente, Jürgen Trittin, habló de un "gran día", ya que por primera vez se cuenta con un compromiso vinculante desde el punto de vista del derecho internacional. Sin embargo, no hay que perder de vista que sólo se trata de un primer paso. Porque con las metas establecidas en Kyoto, de reducir hasta el año 2012 las emisiones de varios gases que provocan el efecto invernadero a niveles un 5,2% inferiores a las de 1990, no se resuelve definitivamente el problema.
Metas a largo plazo
"Si queremos evitar que la temperatura promedio global aumente en más de 2 grados a largo plazo, habrá que reducir las emisiones mundiales de CO2 a la mitad hasta el 2050. También el director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Klaus Töpfer, demandó nuevos objetivos. "Considero necesaria y posible una reducción de emisiones de entre un 50% y un 60% a nivel mundial hasta mediados de siglo", indicó, abogando por plantear nuevas ideas, al margen de los instrumentos ya conocidos como la posibilidad de hacer transacciones con los certificados de emisiones y el incremento de la utilización de energías renovables. Su propuesta consiste en forjar una cooperación internacional entre empresas, ciudades y regiones, para el intercambio de información sobre proyectos y medidas útiles para este fin.
Pero, de momento, lo principal es lograr al menos los objetivos trazados en Kyoto, cosa que tampoco está plenamente garantizada. Por una parte, la marginación de Estados Unidos ha inducido a países como Australia a seguir sus pasos, con el argumento de que no tiene sentido autoimponerse límites cuando no lo hace principal emisor de gases. Otros lamentan que se hayan contemplado excepciones para naciones en fuerte crecimiento, como China e India, que consumen grandes cantidades de energía. Además, no hay que olvidar que los 140 países signatarios del protocolo deberán hacer mucho todavía para cumplir su compromiso.
Balance oficial positivo en Alemania
También el ministro Trittin está consciente de la gran tarea que queda por delante. No obstante, rechazó categóricamente las críticas de defensores del medio ambiente en cuanto a que Alemania podría perder su calidad de precursor en política ecológica. En este contexto recordó los éxitos obtenidos, puntualizando que en los últimos 7 años ya se ha rebajado la emisión de CO2 en 200 millones de toneladas y el país está muy cerca de alcanzar con ello su propia meta de una disminución del 21% hasta el año 2012.
Especialmente orgulloso se muestra el gobierno alemán por el hecho de que los hogares particulares y los medios de transporte hayan logrado rebajar sus emisiones a menos del nivel de 1990. Con la industria el asunto no es tan fácil, considerando que continuamente se pone en la balanza el factor del desempleo para argumentar en favor de facilitarles la vida a las empresas. Con todo, Trittin se muestra satisfecho y asegura que sin los logros germanos el balance de la Unión Europea sería negativo y se habría registrado un aumento de emisiones en lugar de una reducción.