Dispensadores para desinfectar las manos ya están disponibles en casi todos los hospitales, gracias a Didier Pittet. El suizo recibe el premio Robert Koch de Higiene Hospitalaria y Prevención de Infecciones 2017.
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"Manos limpias – vida asegurada": ese podría ser el lema de vida de Didier Pittet. Él ha fijado los estándares de higiene en los hospitales y salvado la vida de millones de pacientes. Entre otras cosas, introdujo el uso de dispensadores de desinfección de manos que ya no pueden faltar en ningún hospital. Pittet no se cansa de subrayar la importancia de lavarse las manos.
La higiene de las manos es lo más importante
En los hospitales y especialmente en las unidades de cuidados intensivos hay muchos microorganismos causantes de enfermedades. Son áreas de riesgo donde las infecciones severas ocurren a menudo. Los pacientes en la unidad de cuidado intensivo muchas veces tienen que superar operaciones severas y tienen un sistema inmunológico debilitado. Una situación ideal para los gérmenes. Solo en Alemania, unos 500.000 pacientes enferman cada año por causa de infecciones hospitalarias. "Imagínese que todos los días se estrellase un avión", explica Pittet para ilustrar la cifra.
Nuevos estándares
Pittet desarrolló nuevos estándares higiénicos con un método poco convencional. En una unidad de cuidados intensivos observó lo siguiente: si, por ejemplo, una enfermera se apegaba estrictamente a las reglas, pasaba el 50 por ciento de su tiempo laboral limpiándose las manos. Pittet encontró la solución: el líquido desinfectante. Este fue proporcionado al personal y a partir de ahí, la limpieza de manos ya solo tomó entre 10 y 30 segundos.
Los dispensadores se montaron en los hospitales y se colgaron carteles para mostrar la manera más eficaz de lavar y desinfectar las manos. Las infecciones por bacterias disminuyeron en más de un 50 por ciento.
Manos limpias para el mundo
"Gracias a su incansable compromiso y entusiasmo, el ganador del premio ha hecho una importante contribución a hacer de su modelo suizo de higiene un estándar mundial", dice Hubertus Erlen, presidente de la Fundación Robert Koch.
Pittet fue líder externo de la exitosa campaña de la Organización Mundial de la Salud (OMS) "Una atención limpia es una atención más segura", que salvó de seguro muchas vidas.
50 países participan en esta campaña. 177 países o regiones se han comprometido a adoptar directrices para la desinfección de las manos en los hospitales. "Nuestro objetivo es que cada hospital en el mundo se comprometa con nuestra campaña", dice Pittet.
Autora: Gudrun Heise (GG)
¿Nos damos la mano? ¡Mejor no!
Tradicionalmente, estrecharse la mano es una forma de saludo profesional o entre amigos. Pero también es una forma de propagar enfermedades.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Stew Milne
Una costumbre antigua
La práctica de estrecharse la mano tiene más de 2.000 años de historia. Tal y como puede observarse en este odre griego, la costumbre estaba documentada en la Antigüedad. Pero los antiguos griegos pensaban que las enfermedades se debían a desequilibrios en los fluidos corporales y a un castigo de los dioses, no a la práctica de darse la mano.
Imagen: picture alliance/Prisma Archiv
Gesto de paz
Se cree que la costumbre de estrecharse la mano pudo iniciarse cuando dos extraños se acercaban por primera vez con las palmas abiertas para demostrar que no se empuñaba arma alguna. Darse la mano produce una reacción química en el cerebro, que libera oxitocina, la hormona de la armonía y la amistad.
Imagen: Fotolia/Sergiy Serdyuk
Significados ocultos
Al darnos la mano, comunicamos un mensaje sin palabras, que varía según la cultura. Si se da con firmeza, implica determinación en la cultura occidental, mientras que en otras sociedades se prefiere un contacto más suave para evitar dar la sensación de que se quiere dominar al otro.
Imagen: imago/imagebroker
Un hábito poco saludable
Estrecharse la mano puede significar el contagio de virus como el del resfriado y el de la gripe, parásitos como el de la sarna y bacterias como el estafilococo (en la imagen). Una persona resfriada, con restos de mucosidad en los dedos, puede contagiar a otras personas al darles la mano.
Imagen: picture alliance/dpa/Centers for Disease Control and Prevention/MCT /Landov
Prevenir con una higiene adecuada
Lavarse regularmente las manos con agua y jabón es la mejor prevención. Pero mucha gente no lo hace. Un estudio reciente comprobó que solo dos tercios de los hombres que utilizan los aseos públicos se lavan las manos después.
Imagen: BilderBox
Fobia a estrecharse la mano
Famosos como Bill Gates y Donald Trump no dan la mano a sus semejantes por temor a los contagios. Alguien que tenga fobia a esta costumbre, suele llevar siempre consigo un desinfectante para usar con frecuencia. Pero esa persona corre el riesgo de parecer obsesiva. Sin embargo, hay alternativas para saludarse sin tener que estrecharse la mano...
Imagen: Fotolia/koszivu
Por pura precaución...
Se podría declarar los hospitales como "zonas libres de apretones de manos", por ejemplo. Cuanta más gente reciba el mensaje de que estrecharse la mano implica la propagación de enfermedades, más adeptos ganará la causa "antiapretón de manos".
Imagen: Fotolia/Andres Rodriguez
Chocar los puños
Un estudio ha demostrado que un sencillo choque de puños es capaz de disminuir el contagio de enfermedades infecciosas un 90 por ciento respecto al saludo con las manos. Con personas como Barack y Michelle Obama como embajadores, quizá la causa "antiapretón" de manos gane nuevos adeptos.