La ópera de Barcelona reabre con un concierto para plantas
23 de junio de 2020
Casi 2.300 plantas ocupaban las butacas del Gran Teatro Liceu de la capital catalana. La idea era invitar al ser humano a reflexionar sobre "la sostenibilidad" y "las relaciones con la naturaleza".
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Se encienden las luces, se levanta el telón y un cuarteto de cuerda empieza a tocar en el escenario. La normalidad parece haber vuelto al Gran Teatro Liceu de Barcelona si no fuera por sus butacas, ocupadas con 2.292 plantas. Una nueva normalidad provisional.
Después de meses en silencio, el emblemático teatro de ópera decidió retomar el lunes (22.06.2020) su actividad con una metáfora de los últimos meses de confinamiento en los que la naturaleza recuperó terreno al ser humano.
La platea, el anfiteatro y los tres pisos de palcos del emblemático teatro de la ópera de Barcelona fueron ocupados por ficus, palmas, monsteras y hasta 2.292 plantas verdes que contrastaban con el rojo de las butacas y el dorado de las columnas. En el escenario, vacío durante meses, un cuarteto de cuerda interpretaba con total profesionalidad la obra "Crisantemi" del italiano Giacomo Puccini.
Ideado por el artista conceptual Eugenio Ampudia, el espectáculo quiere invitar al ser humano a reflexionar sobre "la sostenibilidad" y "las relaciones con la naturaleza". La idea se le ocurrió durante el confinamiento, cuando escuchaba con más fuerza que nunca el cantar de los pájaros y veía cómo las plantas de cerca de su casa crecían con más brío.
"Pensé ¿por qué no entramos como malas hierbas dentro del Liceo y lo colonizamos y empieza a crecer por todas partes naturaleza y lo convertimos en algo vivo, incluso cuando no hay personas?", explicó Ampudia en una rueda de prensa.
Es "un poema visual que, a la vez, es una sutil metáfora que nos devuelve una sonrisa", indicó el director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar.
Pequeños balcones en lugar de grandes escenarios
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El concierto se emitió en directo por la web del teatro para que los interesados se lo pudieran reproducir a las plantas que tienen en casa.
"Es un concierto como cualquier otro y respetamos tanto al público como en cualquiera de las acciones que llevan a cabo en el Liceu", dijo Ampudia. "Creo que todas esas plantas en su interior, en sus células, en su fotosintesis, tendrán en cuenta desde ahora que han estado en este concierto", añadió.
Después del concierto, todas las plantas serán donadas a profesionales sanitarios que trabajaron durante los últimos meses para frenar la pandemia del nuevo coronavirus.
eal (elpais.com, afp)
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Coronavirus: cuando la emergencia nos vuelve creativos
La crisis desatada por el nuevo virus ha hecho que muchas personas extremen los recursos para enfrentar de la mejor manera el nuevo escenario en el que tendremos que acostumbrarnos a vivir.
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Quiero pasta a la boloñesa, pero con plexiglás
El plexiglás también es protagonista en este restaurante de Milán. El "Gaga Café" separó con paredes de plástico transparente a los comensales y a las mesas de los pasillos, para evitar posibles contagios. Pese a todas las medidas, la mascarilla igual es obligatoria, aunque hay que quitársela para beber o comer, eso es evidente.
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Disfrutando de la cena en el invernadero
En algunos lugares ya la gente puede salir a cenar en restaurantes, después de varias semanas de estar impedida de ello. En el centro cultural Mediamatic, de Ámsterdam, los clientes pueden comer, al menos momentáneamente, en los cinco pequeños invernaderos instalados para evitar al virus. El concepto ha sido bien recibido y todas las mesas están reservadas hasta fines de junio.
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El sueño del mar
Sentarse a orillas del mar y mirar las olas: muchos turistas piensan que esa es la mejor sensación de las vacaciones. En tiempos de coronavirus, la gente que antes se sentaba sobre la arena, ahora debe quedarse en casa. Por eso las ventas de muebles para balcones y jardines han aumentado, según los vendedores. El lema es: si no puedes sentarte en la playa, entonces siéntate en el jardín.
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Peluquerías llenas, aunque sin café
Después de una pausa forzada de seis semanas, este peluquero de Essen recibe a sus primeros clientes. Pero las cosas han cambiado: ahora las mascarillas son obligatorias, un panel de plástico transparente separa los lavaderos y se acabó el café para acompañar la espera. A los clientes parece darles igual: en muchas peluquerías las reservas están agotadas.
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Dar el "sí" ante 30 autos
¿Quién dijo que no podían celebrarse matrimonios en tiempos de coronavirus? En un autocine de Düsseldorf, en Alemania, esta joven pareja se atrevió a dar el sí ante decenas de invitados, que escucharon la ceremonia en la radio de sus automóviles. Tras la oficialización del matrimonio, hicieron sonar sus bocinas. Fue la primera boda de este tipo en el país, pero hay más en carpeta.
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Aplausos en silencio
También artistas como el comediante Bülent Ceylan han recurrido a los autocines, con bastante éxito. En Viernheim, Alemania, el Festival Car-Watch llenó el estacionamiento del Rhein-Neckar-Zentrum. No todos están contentos: los bocinazos de los automovilistas ya provocan malestar entre los residentes. Por ello, este espectador eligió una forma de expresión menos escandalosa.
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Islas negras en la oficina
Así podrían ser las oficinas del futuro: las marcas negras en el piso muestran la zona a la que ningún compañero de trabajo puede ingresar, para así mantener la distancia necesaria (2 metros) y evitar contagios. Tras los monitores, el plexiglás ofrece protección adicional. El problema es que, para lograr lo que logró esta empresa de Ámsterdam, se requiere mucho espacio.
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Esperar en fila y ordenados
No solo dentro de los edificios se debe mantener la distancia, al menos por los próximos meses. En una estación de metro de Niza, en Francia, está marcado en el piso dónde debe esperar cada pasajero. Medidas similares se han tomado en distintos lugares del mundo. Por desgracia, estas señales no evitan las aglomeraciones al abordar el tren.
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Pistas para peatones
También en las calles comerciales de Dinamarca las personas deben respetar ciertas normas. O deberían hacerlo. En Aalborg, por ejemplo, los peatones deben actuar como si fueran vehículos y siempre avanzar por la derecha. De esta forma se evita que haya encuentros demasiado cercanos. Está por verse si esto servirá para que la gente lo respete.
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