Astrid Prange, desde Río de Janeiro (ERS/EL)24 de agosto de 2016
¿Podrá Dilma Rousseff evitar aún su destitución? ¿O será la primera presidenta de Brasil también la primera en ser destituida? Una última votación habrá de decidir su suerte. Desde Río de Janeiro, informa Astrid Prange.
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“Es improbable que Dilma regrese al palacio de Gobierno”, opina Paulo Eduardo Gomes, un político de Niteroi, ciudad vecina a Río de Janeiro. “Ella es un chivo expiatorio, se la responsabiliza de las faltas cometidas por su partido, el Partido de los trabajadores (PT)”, dice Gomes a DW.
La etapa final del proceso de impeachment contra Dilma Rousseff se inicia este 25 de agosto y se prevé que se prolongue por seis días. Hasta ahora, 48 del total de 81 senadores han manifestado públicamente su propósito de votar contra Rousseff. Para su destitución definitiva se requieren 54 votos.
Brasil, dividido
En las primeras dos jornadas se escuchará a los testigos de la acusación y de la defensa. El 29 de agosto, Rousseff declarará personalmente ante el Senado e intentará convencer a los últimos indecisos. Se espera que la votación definitiva tenga lugar en la madrugada del 31 de agosto.
Rousseff es acusada de haber violado las leyes presupuestarias de Brasil. El 9 de agosto, 59 de los 81 senadores se pronunciaron a favor de que sea juzgada, sentando así las bases legales para una posible destitución de la presidenta.
El caso no solo divide a la sociedad brasileña sino también a sus representantes políticos. “¿Qué delito se supone que cometió Dilma? Aquellos que la acusan de corrupción son los mismos que están involucrados en ella”, afirma Gomes, miembro del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
Apoyo inesperado
Particularmente notable resulta la postura de la senadora Kátia Abreu, ex ministra de Agricultura. Su Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), conservador, promueve el impeachment, pero Abreu se opone. “Una presidenta elegida por la mayoría de la población no puede ser destituida sin pruebas”, escribió en un comentario publicado por el periódico Folha de Sao Paulo.
Kátia Abreu hace notar que ya el 27 de junio, el Senado determinó que Rousseff no había estado implicada en la controvertida decisión de desviar fondos públicos a la campaña electoral. Un mes más tarde, la Fiscalía brasileña pidió archivar la causa.
Pese a que los argumentos jurídicos para una destitución son débiles, el descontento político con Rousseff sigue siendo fuerte. “Ya no cabe duda: el impeachment es cosa resuelta”, opina el ex ministro de Energía Eduardo Braga, quien se propone votar contra Rousseff en el Senado. A su juicio, “Dilma no puede gobernar sin mayorías y debe reconocer su situación humildemente”.
El juego de Temer
En la lucha por el favor de la opinión pública, el presidente en funciones, Michel Temer, intenta sacar partido del éxito de los Juegos Olímpicos de Río. En un artículo de opinión publicado por el diario O Globo, prometió “mantener los grandes proyectos del Ministerio del Deporte y convertir a Brasil en una potencia olímpica”.
Temer se ve ya como sucesor de Rousseff y tras bambalinas prepara su investidura oficial. Y tiene apuro, porque quisiera viajar a la cumbre del G20 en China, del 3 al 5 de septiembre, en calidad de presidente y no de interino. Un retraso en la votación del Senado echaría por tierra esos planes.
Pero tendrá que tener aún algo de paciencia. El resultado solo se conocerá en la noche del 30 al 31 de agosto. Cuatro senadores todavía no han resuelto cómo votarán. Otros diez no han querido dar a conocer públicamente su decisión. Entre estos últimos se cuenta también el expresidente Fernando Collor de Mello, quien renunció a ese cargo el 29 de diciembre de 1992, adelantándose así, en el último minuto, a una votación del Senado sobre su destitución. ¿Seguirá Dilma su ejemplo?
Brasil, tierra de gracia
La inauguración de los Juegos Olímpicos en Brasil es inminente y el “gigante sudamericano” se apresta a recibir a una avalancha de turistas. Esta galería presenta algunos de los rincones más atractivos de ese país.
Una ciudad con dos playas legendarias: la de Copacabana y aquella inmortalizada en la canción “La chica de Ipanema”, de 1962. Ese tema todavía retrata fielmente la atmósfera que se respira en la segunda ciudad más grande del “gigante sudamericano” (6,32 millones de habitantes). Esas playas son los lugares ideales para ver y ser visto; son un imán para turistas extranjeros y cariocas por igual.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/D. J. Phillip
Bahía de Guanabara
Más de uno ha llorado al pasearse por Río de Janeiro y mirar el horizonte o contemplar la silueta de la ciudad mientras cae el Sol, embargado por la belleza con que se confunden el paisaje natural y el urbano. En la imagen, el gran emblema de esta urbe brasileña, el morro de Pan de Azúcar.
Imagen: picture-alliance/C. Wallberg
El morro de Pan de Azúcar
A esta ciudad le sobran las vistas espectaculares. Uno de los sitios preferidos por los turistas para llenarse los ojos de Río es el morro de Pan de Azúcar; sus visitantes han estado tomando el teleférico para llegar a su cima desde 1913. Subir a pie es una aventura reservada para los amantes de los deportes extremos...
Imagen: picture-alliance/ZB/D. Gammert
El Cristo Redentor
La colosal estatua del Cristo Redentor tiene 30 metros de altura y está situada a 710 metros sobre el nivel del mar, coronando el cerro del Corcovado. Desde su pedestal se obtiene una vista maravillosa de Río y de la bahía. De ahí que 4.000 personas suban a diario a ese lugar.
Imagen: picture-alliance/ZB/D. Gammert
Las distintas caras de Río
Las facetas de Río más conocidas son las que la industria turística promueve con más esmero. Pero esta es una urbe de muchas caras; una de las menos conocidas directamente por los extranjeros –y hasta por los brasileños– es la de sus favelas, donde vive un quinto de los cariocas. En algunos de estos barrios encumbrados en las faldas de las montañas hay visitas guiadas para turistas.
Imagen: picture-alliance/Photoshot
Las cataratas del Iguazú
Viajar a Brasil y no salir de Río es perder la oportunidad de conocer un país fascinante. En su frontera con Argentina se encuentran las cataratas de Iguazú, de las más grandes que hay en todo el mundo. Cabe comentar que la mejor vista de esta maravilla –catalogada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad– se obtiene desde el lado brasileño.
Imagen: picture-alliance/L. Avers
Amazonas, selva y cultura
El estado brasileño de Amazonas tiene una oferta cultural singular. Un festival de tres semanas tiene lugar cada año en su capital, Manaos, y atrae a aficionados de a la ópera de todas partes del mundo. Su sede, el Teatro Amazonas, fue construido en 1896, financiado por la industria local del caucho; es una reliquia de la época en que Manaos era conocida como “el París de los trópicos”.
Imagen: picture-alliance/dpa/W. Kumm
El legado africano en Salvador de Bahía
Salvador de Bahía fue la capital original de la colonia portuguesa y el centro del tráfico de esclavos de Brasil durante siglos. Hoy, esa ciudad es el corazón de la cultura afrobrasileña y su latido es el sonido del tambor. Esta localidad es conocida por su atmósfera sosegada y por la capoeira, una forma de expresión corporal que mezcla música, baile, acrobacias y artes marciales.
Imagen: picture-alliance/Bildagentur-online/AGF
Brasilia, una ciudad sin igual
A lo largo de su historia, Brasil ha tenido tres capitales: Salvador de Bahía, Río de Janeiro y , desde 1960, Brasilia. De las ciudades creadas completamente por urbanistas, esta es la más grande. Fue diseñada por el urbanista Lúcio Costa y el arquitecto Oscar Niemeyer. Esta urbe ha sido catalogada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. En la imagen, el Congreson Nacional de Brasil.