El matutino DIE WELT, de Hamburgo, editorializa: "El bloqueo del fomento de la Unión Europea a la investigación con células madre al que aspira la actual ministra alemana de Investigación, Annette Schavan, es el camino equivocado. El Estado no puede retirarse simplemente de este sector, pues de esa forma dejaría la controvertida investigación con células madre embrionarias en manos de empresas y consorcios privados, tal como sucede en EEUU, con lo cual perdería toda posibilidad de control. Por el contrario, el Estado debe garantizar transparencia y claridad, condicionando la concesión de fondos para investigación a estrictos preceptos. En lugar de frenar ahora los fondos de fomento de la UE, Schavan debería, por el contrario, facilitar la investigación con células madres embrionarias en Alemania. De esa forma se podría salir de esta situación de estancamiento."

Un compromiso blando

El periódico alemán SCHWÄBISCHE ZEITUNG opina por su parte: "El compromiso es blando como la cera, porque a largo plazo no podrá impedir que embriones humanos se transformen en mercadería para la investigación. Para los unos, la unión de célula huevo y esperma supone la existencia de vida humana con dignidad propia; para los otros, ello no es más que un montón de células. Entre ambas interpretaciones no puede existir otra cosa que un compromiso malhadado... que es el que ahora ha quedado sobre la mesa."

Un sorprendente club

El FRAKFURTER ALLGEMEINE ZEITUNG, de Fráncfort del Meno, escribe: "Un sorprendente club ha llevado adelante política de investigación en gran estilo en Bruselas. Alemania y Polonia hacen causa común para impedir que sus aportes a la Unión Europea fluyan hacia la investigación con células madre embrionarias. En el mismo papel han aparecido sobre el gran escenario de la biopolítica Malta, Luxemburgo, Eslovaquia, Eslovenia y Lituania, países cuya investigación nacional merece a lo sumo respeto. La lista de miembros del club hace visible cómo se han desplazado los pesos biopolíticos en Europa. Cuando comenzó el debate, a fines del milenio, se contaban entre los aliados de Alemania en su lucha a favor de una más decidida protección de los embriones España, Francia e Italia. Pedazo a pedazo se va desgranando la coalición de los no dispuestos. La ministra Schavan recibirá grandes loas por parte de quienes apoyan el compromiso alemán con respecto a la investigación con células madre embrionarias. Su club de los amigos de los embriones tuvo una sorprendentemente fuerte aparición en Bruselas. Pero si el proceso continúa como hasta ahora, podría haber sido la última."