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"La vieja élite quiere deshacerse de un intruso: el PT"

Carolina Chimoy desde Brasilia (LGC)31 de agosto de 2016

Dawid Danilo Bartelt dirige la oficina en Brasil de la Fundación Heinrich Böll y fue durante años portavoz de Amnistía Internacional Alemania. En entrevista con DW ofrece su visión sobre la situación política en el país.

Dawid Danilo Bartelt
Imagen: picture-alliance/dpa/Privat

¿Ha estado Brasil alguna vez tan polarizada como lo esta ahora?

La historia de Brasil es tan rica en conflictos internos, como pobre en guerras externas. Siempre ha habido polarización. Pero en la joven historia de este país este momento es algo especial. Esto se debe a que por primera vez en la historia un partido político logró romper las estrictas y tradicionales estructuras del sistema político. Estoy hablando del Partido de los Trabajadores que en el año 2002 logró llegar al poder, después de cuatro intentos, con Lula da Silva. Esto supuso una pequeña revolución. Y ahora la antigua clase política quiere deshacerse de este intruso, el PT. Es posible que en estos momentos existan buenas razones para favorecer un cambio de gobierno en el país, pero la forma en la que se esta llevando a cabo este cambio muestra que se trata de un conflicto con profundas raíces. Este cambio no tiene un concepto claro y se centra básicamente en la pregunta sobre cuales son los grupos que tienen el poder. El Partido de los Trabajadores (PT) ha provocado a la clase media y alta, porque le dio la posibilidad a otros sectores de la sociedad de mejorar su estatus, algo que no había sido posible durante mucho tiempo.

¿Es un golpe de estado como dice el Partido de Trabajadores?

Tengo mis dudas al respecto por razones históricas. Precisamente en Brasil tenemos una historia de dictadura militar que aún no ha sido procesada correctamente. Si bien ha habido una comisión de la verdad aún existe una amnistía amplia a diferencia de Argentina o Chile. Esos fueron golpes militares clásicos. Pero en el caso de Brasil sí se puede hablar de un golpe frío. Tenemos un sistema presidencial, es decir, una concentración de poder en el o la presidenta, por eso la destitución de este puesto sólo es posible con razones de mucho peso. El instrumento que se está utilizando en Brasil es correcto, formalmente hablando, pero no contiene la sustancia que debería tener el artículo de 'impeachment' en la Constitución. El proceso de destitución anclado en la constitución esta siendo malogrado para lograr un cambio de gobierno antes de tiempo. Esto se debe que en la constitución brasileña casi sólo existe la posibilidad de llamar a nuevas elecciones bajo condiciones muy especiales. Pero en realidad esta sería la forma correcta de tratar este momento político, porque el gobierno sí ha perdido el apoyo del pueblo brasileño y también la base parlamentaria. En otros sistemas políticos (como en Alemania) esta sería la situación indicada para llamar a nuevas elecciones. Esto no es posible bajo la constitución brasileña, por eso se ha recurrido a este instrumento del 'impeachment'.

¿Las acusaciones contra Dilma Rousseff son legítimas?

Las acusaciones contra Rousseff sí son por errores que ella ha cometido, pero si lo ponemos en contexto son situaciones que surgen continuamente, tanto en parlamentos regionales como también en los gobiernos anteriores. El hecho de que el presupuesto estatal sea corregido no es una particularidad de Brasil. Esto se da en muchos otros países. Pero tomando en cuenta la fuerte posición del cargo de presidente en este sistema, estas acusaciones no son, en mi opinión, suficientes. Hay que tener en cuenta que, en los debates que se han llevado a cabo, los políticos no mencionan en lo más mínimo los argumentos a favor del proceso de destitución de la presidenta. Se refieren cosas irrelevantes, desde Dios hasta sus mascotas, pero no hacen mención de argumentos relacionados con las acusaciones contra Dilma Rousseff.

En caso de nuevas elecciones presidenciales ¿existen alternativas?

En el gobierno de Temer en realidad no existe ningún tipo de renovación de la clase política. Es la misma élite que fue destituida por el Partido de los Trabajadores. Lo que realmente es necesario ahora es una reforma política. Pero aquella élite, la actual, no esta interesada en impulsar una reforma como esta porque se beneficia de este sistema. Para ellos es eficiente, pero para el resto de la población en Brasil es un sistema ineficiente y además muy costoso. En estos momentos no se me ocurre quienes estarían dispuestos a dar el impulso necesario para una reforma política. Este sistema no está hecho para personas que pretenden hacer política éticamente correcta. O participas del sistema o no puedes ser político acá. Es necesaria una reforma política y poner orden en este enredo de leyes.

¿Es este un punto de inflexión en la historia política de Brasil?

Tengo la impresión que con esto finaliza una fase de la República de Brasil. Desde el año 1985, es decir, desde el final de la dictadura militar y la redemocratización del país, hemos presenciado la consolidación de las instituciones democráticas. Una fase en la que Brasil ha tenido una constitución muy progresiva pero lamentablemente también muy utópica. Sin embargo no deja de ser una fase importante porque los procesos democráticos se normalizaron. Este es el segundo procesos de destitución, el primero fue contra el presidente Collor de Mello en el año 1992. Todos los otros presidentes finalizaron su gestión de gobierno en el marco de tiempo debido.

Pero dentro de toda esta fase es importante mencionar que si bien el sector político se encuentra en una crisis fundamental, el poder judicial ha resaltado por estar investigando, en diversos escándalos de corrupción, a políticos y empresarios de alto nivel sin considerar de manera especial nombres importantes en Brasil. Por eso el país se encuentra claramente en un punto de inflexión. El sistema político actual es cuestionable en su fundamento. Los escándalos ya no pasarán desapercibidos a partir de ahora gracias a la presión del poder judicial. Ahora, debido a la descreditización de la actual élite política, la base estaría preparada para una nueva fase de la República de Brasil con nuevas caras políticas. Pero aún esta por ver si esta oportunidad será aprovechada o no.

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