El ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, adelantó hace una semana que una incursión así se haría con el apoyo del gobierno iraquí.
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La Fuerza Aérea turca atacó nuevamente posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán en el norte de Irak, informaron este jueves (15.03.2018) fuentes militares. Un informe del Estado Mayor turco, citado por la agencia de noticias turca Anadolu, precisa que los ataques han destruido al menos "ocho objetivos del PKK". El ataque tuvo lugar en la región montañosa de Zap y cerca de la base militar turca de Hakurk, situada en el norte de Irak.
Ankara ya anunció que tras su ofensiva en Siria actuará junto con el Ejército iraquí contra el PKK en el norte de Irak, donde los kurdos tienen su cuartel general y varios campamentos. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó ayer con iniciar una ofensiva militar en el norte de Irak para alejar al PKK de los territorios cercanos a su frontera. "En ocasiones hemos atacado a los terroristas en el norte de Irak, pero pronto los destrozaremos con más fuerza", señaló. El ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, señaló hace una semana que la posible operación militar turca en el norte de Irak, se haría con el apoyo del gobierno iraquí.
Es habitual que la aviación turca realice incursiones de hasta cincuenta kilómetros en la frontera iraquí para bombardear posiciones del PKK. Más de 20 guerrilleros han muerto en el último mes por bombardeos del Ejército turco, asegura Anadolu. Turquía lleva atacando posiciones kurdas en la vecina Siria desde el 20 de enero, con una ofensiva contra las milicias YPG, a las que acusa de ser la rama siria del PKK. En la Operación Rama de Olivo las tropas turcas sitiaron la ciudad de Afrín, en el noroeste de Siria, que está en manos de las YPG (Unidades de Protección Popular).
LGC (dpa/EFE)
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Turquía: manos pequeñas, grandes beneficios
Trabajar duro en lugar de estudiar: cientos de miles de niños refugiados sirios en Turquía no van a la escuela. Muchos trabajan 12 horas al día, aunque el trabajo infantil está prohibido. Visitamos un taller de costura.
Imagen: DW/J. Hahn
El trabajo se acumula
Khalil tiene 13 años y es de Damasco. Trabaja cinco días a la semana en esta sastrería, en el sótano de un edificio residencial en el barrio obrero de Bağcılar, Estambul. Hay cuartos de costura como este en casi todas las calles de la zona. Y, casi siempre, niños como Khalil trabajan en ellos.
Imagen: DW/J. Hahn
Pequeño compañero de trabajo
Las máquinas de coser suenan casi sin parar. Cuatro de los aproximadamente 15 trabajadores de esta sastrería son niños, todos vienen de Siria. La industria textil turca es uno de los sectores en los que el trabajo ilegal es muy común y en el que trabajan muchos menores de edad como mano de obra barata, sin papeles y sin seguridad social.
Imagen: DW/J. Hahn
Anhelo por la escuela
"No pienso en el futuro", dice Khalil, mientras clasifica telas de algodón. Una mujer joven cose bragas con ellas. Clasificar, cortar, coser -los dos hacen un buen equipo. En casa, en Siria, Khalil llegó a hacer el tercer grado en la escuela. Luego vino la guerra, la huida. Desde entonces, no ha vuelto a pisar un aula.
Imagen: DW/J. Hahn
¿Explotación o ayuda?
El trabajo infantil está prohibido en Turquía. Quien emplee a niños menores de 15 años, enfrenta multas. El dueño de esta sastrería lo sabe y por eso quiere permanecer anónimo. "Les doy a los niños trabajo para que no tengan que mendigar. Sé que está prohibido, pero por otro lado también ayudo a las familias que de otra forma no llegarían a fin de mes", dice.
Imagen: DW/J. Hahn
"Espero poder irme a casa"
Musa también tiene 13 años. Como muchos en esta sastrería, viene de la provincia mayoritariamente kurda de Afrin, en el norte de Siria. ¿Qué hace cuando no trabaja? "Jugar fútbol", dice. "Espero que pronto haya paz en Siria y podamos regresar a casa. Luego, quiero estudiar allí y convertirme en médico".
Imagen: DW/J. Hahn
Lo importante es que sea barato
Miles de bragas de mujer se cosen y se empacan aquí todos los días, en diferentes colores, diseños y tamaños. Se venden en bazares por una par de liras turcas la pieza. El objetivo: ser más barato que la competencia de China. Los niños aquí tienen un salario por hora que ni siquiera llega a los 50 céntimos de euro. Los adultos ganan aproximadamente el doble.
Imagen: DW/J. Hahn
Doce horas de trabajo al día
Aras tiene 11 años y trabaja aquí desde hace cuatro meses. Su madre está embarazada, su padre tiene un trabajo en una fábrica textil. El día de Aras comienza a las 8 de la mañana y termina a menudo a las 8 de la noche. Ella puede hacer dos pausas. Aras gana 700 liras al mes, lo que equivale a alrededor de 153 euros.
Imagen: DW/J. Hahn
Aprender es un lujo
Aras no puede ir a una escuela pública porque trabaja de lunes a viernes. Para que por lo menos aprenda algo, va el fin de semana a clases en una organización de ayuda siria. El currículo incluye matemáticas, árabe, turco. Las mismas maestras huyeron de la guerra en Siria.
Imagen: DW/J. Hahn
Tiempo fuera del aula
Más de 70 niños entre 4 y 18 años vienen todos los días a la pequeña escuela siria. A veces, las maestras van a casa de las familias y convencen a los padres para que envíen a los niños a clase al menos algunos días para que tengan la oportunidad de un futuro y puedan ser lo que son: niños.