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La batalla contra el plástico, en la UE y en Latinoamérica

18 de septiembre de 2018

Según expertos, el problema de los desechos plásticos marinos puede convertirse en catástrofe global si no cambian los hábitos de producción y consumo. La UE y Latinoamérica abordan el problema desde diversos prismas.

Pacific Garbage Screening
Imagen: Pacific Garbage Screening

Europa: muchos residuos y poco reciclaje

La situación en Europa es acuciante. Si no se toman medidas, “en 2050 nuestros océanos albergarán más plásticos que peces”; así de contundente se ha mostrado el vicepresidente primero de la Comisión Europea, el neerlandés Frans Timmermans, que añade que "la única solución a largo plazo pasa por reducir los residuos plásticos incrementando su reciclaje y reutilización. Se trata de un reto al que los ciudadanos, la industria y los gobiernos deben hacer frente de manera conjunta”.

Cada año, los europeos generan 25 millones de toneladas de residuos de plástico, pero menos del 30 % se recoge para ser reciclado. Algo que se explica por la estrategia de externalización de residuos a países como China, que ya incluso ha prohibido cualquier importación de residuos plásticos de la UE. En todo el mundo, el plástico representa el 85 % de los residuos en las playas. Es más, según expertos europeos, este material llega a nuestros pulmones y nuestras mesas, en forma de microplásticos en el aire, el agua y los alimentos, con efectos desconocidos para nuestra salud. 

Imagen: picture-alliance/U. Baumgarten


UE: nueva estrategia, nuevas medidas

Por este motivo, la Unión Europea ha aprobado una estrategia  para reducir el consumo de plásticos y prohibir para 2020 las micropartículas (fragmentos de menos de 5 mm) de este material. Los microplásticos que, en ocasiones se añaden de manera intencionada a productos cosméticos y de limpieza, se generan también de manera natural por la desintegración en el agua de piezas de mayor tamaño.

Según esta estrategia europea, todos los envases plásticos del mercado europeo deberán ser reciclables o reutilizables en 2030. El nuevo texto está inspirado en el éxito de la anterior directiva, diseñada en 2015 en dos fases para retirar progresivamente las bolsas de plásticos de los comercios, pero que no incluyó las bolsas ligeras para verduras y frutas. 

Con esta estrategia, la UE se ocupa ahora de los diez productos de plástico de un solo uso que, junto con los aparejos de pesca, representan el 70 % de la basura marina en Europa. Por ejemplo, se prohibirán ciertos productos plásticos como pajitas para beber, palos para sujetar globos, bastoncillos para limpiarse los oídos o cubiertos desechables. Estos artículos tendrán que fabricarse con materiales sostenibles para sortear el veto. El Consejo y el Parlamento europeos tienen que negociar el borrador de la directiva; y una vez aprobada, los Estados miembros tendrán dos años para que entre en vigor.

Otra medida obliga a los productores a cubrir los costes de la gestión y la limpieza de residuos, así como los de sensibilización sobre recipientes alimentarios, envases y envoltorios, por ejemplo, las toallitas húmedas y las bolsas de plástico ligeras. También se fijan objetivos de recogida que obligan a los Estados miembros a recolectar el 90 % de las botellas de bebidas de plástico de un solo uso de aquí a 2025 mediante, por ejemplo, sistemas de consigna o depósito.

En el caso de los aparejos de pesca, que suponen el 27 % de toda la basura que se encuentra en las playas europeas, la Comisión propone responsabilizar a los fabricantes de estos artículos plásticos para que asuman los costes de la recogida, transporte y tratamiento de residuos en las instalaciones portuarias receptoras.

Aparejos de pesca abandonados en una playaImagen: picture-alliance/dpa/P. Pleul

Economía circular como solución

Frente a este problema, urge innovar e invertir en la autogestión de residuos. La nueva estrategia de la UE recurre a una economía circular que pretende minimizar el impacto de los desechos y gestionarlos de manera más eficiente, apostando por materiales biodegradables.

Esta consiste en gestionar los residuos para que, aplicando nuevas tecnologías en materia de recogida, reutilización y reciclaje, los desechos dejen prácticamente de generarse. Esto crearía nuevos puestos de trabajo, según el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, responsable de empleo, crecimiento, inversión y competitividad, que ha manifestado: “Con nuestra estrategia sobre los plásticos, estamos sentando las bases de una nueva economía circular del plástico. Esto nos ayudará a reducir los residuos de este material en tierra, mar y aire y ofrecerá nuevas oportunidades para la innovación, la competitividad y el empleo. Se trata de una gran oportunidad para que la industria europea desarrolle su papel de líder mundial en nuevas tecnologías y materiales. Es una situación de la que todos podemos obtener beneficios”.  

Imagen: Getty Images/AFP/C. Reyes

América Latina, dividida aún

La tónica general en Latinoamérica también es la de reducir los residuos plásticos. Algunos países optan por la drástica prohibición, caldeando los ánimos de la industria del plástico. En Chile, por ejemplo, según el periódico SoyChile, el sector del plástico ha llegado hasta el Tribunal Constitucional para quejarse de la prohibición que aprobó el Senado de entregar bolsas en los supermercados, alegando que la iniciativa es un "impedimento insoslayable” para el ejercicio de su actividad económica. El gobierno, por su parte, afirmó no sorprenderse de la reacción de la industria.

En Perú se apuesta por cobrar las bolsas en lugar de prohibir su entrega, medida que apoyó la Asociación Peruana de la Industria Plástica (Apiplast). Su presidente, Eduardo Farah, afirmó al periódico local Gestión: "En vez de ir hacía una prohibición, que está en contra de la Constitución, debemos ir hacia una regulación que permita desarrollar una cultura del reciclaje en el país.”

Según el Centro de Capacitación Eléctrica y Energías Alternas de México (CCEEA), no existe una ley federal que establezca la prohibición nacional del uso de bolsas plásticas no biodegradables en ese país, pero sí hay disposiciones estatales: en el Distrito Federal de la Ciudad de México se prohibieron las bolsas plásticas mediante la modificación, en el año 2010, de la Ley de Residuos Sólidos de 2003.

Argentina está dividida en esta cuestión, ya que, un año después de la prohibición generalizada de bolsas plásticas en comercios, esta solo sigue en vigor en las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut y Buenos Aires. Según el periódico argentino El Cronista, en ese país se consumen 1.800 toneladas anuales de plástico, de las que solo se recicla el 24%. La industria reclama campañas de educación para los consumidores.

Si bien aún hoy hay grandes diferencias entre la Unión Europea y América Latina en cuanto a hallar la solución al problema del plástico, parecería que, más tarde o más temprano, de manera más drástica o más progresiva, responsabilizando más a los consumidores o a la industria, se van encontrando poco a poco soluciones a un dilema que incumbe a todos.

Autora: Patricia Jiménez Angulo (CP)

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